Este Oviedo ya mete miedo. Causa tembleque. Lo que podría ser el típico mal inicio de Liga, que después se transforma en trampolín a los cielos, es ahora una pesadilla. Porque los hechos son sagrados: el equipo azul se plantó ayer en Andorra con el objetivo de lograr una victoria que fuese un punto de inflexión y se fue trasquilado, con otra derrota (1-0), una imagen pésima ante un equipo flojo y una crisis que ya es oficial a todos los niveles.
Queda un mundo, tiempo de sobra para todo, pero este Oviedo está en descenso y suma tres puntos de 18. Ni el más pesimista lo esperaba. El momento para espabilar era ayer y el equipo se la pegó con sus problemas de siempre: negados arriba y romos atrás. Un penalti tonto provocó la caída. La derrota duele también por las formas y señala esta vez a Cervera, tantas veces vencedor con planteamientos que se demostraron acertados desde su llegada a Oviedo.
Tras una presentación aceptable, los suyos no fueron capaces de dar un paso hacia adelante ni con un hombre más durante quince minutos. Un dato: los primeros cambios del entrenador fueron al final, con el equipo por detrás y buscando ya la desesperada. Es decir: con uno más y tiempo para intentar otro plan, el Oviedo siguió con lo mismo. Y con lo mismo naufragó ante un rival también flojo, pero que al menos, y en contados momentos, propuso algo más. El partido, eso sí, es para olvidar para cualquiera de los dos bandos.
El equipo azul, justo es reconocerlo, salió al menos bien plantado. Seguro en las segundas jugadas y rápido al corte, pero era incapaz de trenzar dos pases y plantarse en el área contraria. Quizá el ejercicio perfecto para saber cómo respira este equipo es fijarse en Seoane, jugador de buen toque, incapaz de encontrar su sitio en este Oviedo: ha jugado dos ratos y lleva una expulsión y un penalti, el de ayer, que costó una derrota.
Andorra
Dani Martín (1);
Miguel Leal (1), Alende (1), Diego (1), Pampín (1);
Molina (1) Samper (1), Iván Gil (2);
Iker Benito (1), Shabani (1) y Scheidler (1)
Cambios: Álex Calvo (1) por Shabani, min. 63. Lobete (1) por Iván Gil, min. 71. Nieto (1) por Iker Benito, min. 71. Arroyo (s. c.) por Alende, min. 87. Orellana (s. c.) por Samper, min. 88.
Real Oviedo
Leo Román (1);
Viti (0), Luengo (0), Costas (1), Calvo (1), Bretones (1);
Luismi (0), Colombatto (1), Seoane (0);
Moyano (0) y Bastón (0).
Cambios: Jimmy (s. c.) por Calvo, min. 86. Masca (s. c.) por Seoane, min. 86. Paulino (s. c.) por Moyano, min. 86. Cardero (s.c.) por Viti, min. 95. Sesé (s.c.) por Colombatto, min. 95.
Árbitro: De la Fuente Ramos (castellano-leonés). Expulsó al local Scheidler (min. 65) y al visitante Luismi (min. 79). Amonestó al local Calvo y a los visitantes Moyano y Luismi.
Estadio Nacional de Andorra: 1.820 espectadores
El plan, sea coma sea, estaba claro desde el principio. El Oviedo cedía el balón al Andorra, un equipo con mucho ruido y pocas nueces, e intentaba centrar sus llegadas por la izquierda, en la banda de Bretones. El lateral izquierdo, tímido en este inicio de Liga, puso en esta ocasión varios centros con peligro al área que no encontraron a Borja Bastón, un islote en el área.
La igualdad en la incapacidad seguía siendo máxima entre dos equipos con necesidades. El Andorra buscaba a Iker Benito y el Oviedo seguía erre que erre con Bretones. Entonces, a cuenta gotas, el Oviedo se fue animando poco a poco y, justo es reconocerlo, creó más peligro que su rival a base de centros. Seguía faltando, eso sí, la clarividencia necesaria en los últimos metros que diferencia a un equipo vulgar de un aspirante a algo. Con esos centros, el Oviedo reclamó además penalti por un agarrón a Bastón de Diego González mientras el «9» azul intentaba rematar. El agarrón fue claro. La prueba, el estirón de la zamarra del delantero, pero ni el árbitro apreció penalti ni el VAR intervino. Poco después de esa jugada, Colombatto hizo esforzase al asturiano Dani Martín tras un buen zurdazo de espaldas. Y acto seguido,el Oviedo protagonizó su mejor jugada, con una gran combinación entre Seoane, Colombatto y Moyano, que el extremo no resolvió bien.
La segunda parte, sobre el papel, no trajo grandes cambios en ninguno de los dos equipos, aunque el Andorra adelantó unos pocos metros las líneas. Dani Calvo se jugó un penalti absurdo por un empujón y el Oviedo se centraba, sin éxito, en balones largos. El Andorra, poco a poco, empezó a encerrar al Oviedo, cada vez más pequeño y timorato. El balón en largo era una quimera y los envíos cortos, inviables. Resultado: un dolor de muelas.
Pero a falta de más de media hora el encuentro entró en otra dimensión. Scheidler fajó con Costas, le dejó el brazo en la cara y el árbitro sorprendió: roja directa. El equipo azul afrontaba de esta manera el tramo final del encuentro con un hombre más y con la necesidad imperiosa de ganar. Sin embargo, el paso adelante no llegaba. Los cambios, tampoco. El Oviedo, en superioridad numérica, seguía con cinco atrás y un solo punta, con Masca esperando en la banda. Fueron quince minutos que los azules no aprovecharon. En el 78, el partido volvió a igualarse: Luismi vio la segunda amarilla, muy rigurosa, tras ir al suelo a por un balón.
Y acto seguido, desgracia azul: Seoane, vaya inicio el suyo con el Oviedo, hizo un penalti tonto a Lobete tras un resbalón en una jugada evitable. El propio Lobete transformó la pena máxima y los azules entraron en depresión, con más diez minutos por delante y sin ideas. Cervera hizo cambios, entonces sí, y sacó a Masca, Paulino y Jimmy para intentar una reacción que no acabó de llegar. El Oviedo vuelve a estar, otra vez y ya es costumbre, en serios problemas.