De los consejos de Xavi para el banquillo a las curvas finales con Colombatto: la intrahistoria del mercado del Real Oviedo

El club navegó con soltura por el periodo de fichajes hasta poner en manos de Calleja "la mejor plantilla de Segunda"

EN IMÁGENES: Presentación de Javi Calleja como entrenador del Real Oviedo

EN IMÁGENES: Presentación de Javi Calleja como entrenador del Real Oviedo / Luisma Murias / LNE

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Oviedo

El cierre del mercado encontró al Oviedo con el mal sabor del 1-3 ante el Racing y trabajando contrarreloj para confirmar la última operación, la salida de Borja al Burgos. Fue el colofón a un periodo de fichajes en el que el Oviedo, de la mano de Pachuca, cerró una plantilla ambiciosa, "la mejor de Segunda", según Calleja, que ahora tiene la obligación de sacarle jugo. Pero también fue un mercado con miga y mucho trabajo en la sombra.

La pelea con el tope salarial. Formar parte de la estructura del Grupo Pachuca supone para el Oviedo algunas ventajas en el voraz mercado de fichajes. El apoyo azteca con las cesiones de Alemão, Colombatto, Seoane o Viñas es el ejemplo más claro. Pero no es todo tan sencillo como parece.

Las normas de elaboración de presupuestos de LaLiga controlan al máximo este tipo de operaciones. Por ejemplo, cada futbolista a préstamo entre dos clubes de la misma propiedad incide de una manera más costosa en el tope salarial (techo máximo de gasto). Es decir, cuantos más cedidos vengan del Grupo, más resta del tope.

El club se encontró, además, con que la renovación de las cesiones de Alemão, Colombatto y Seoane computaba en el tope por mucha más cantidad que la temporada pasada, algo que obligó a rehacer los cálculos.

El tope en un cálculo "vivo", que va variando con los ingresos que se puedan certificar, como los numerosos acuerdos de patrocinio que el Oviedo ha ido incorporando en los últimos meses (alguno, valorado a la baja por LaLiga) y que han estirado el límite hasta situarlo por encima de los 10 millones de euros. La campaña de abonados de récord también ha ayudado y, por supuesto, la venta de Abel Bretones por 2,8 millones de euros a Osasuna. Todo ello ha ayudado.

Primeras opciones. El Oviedo se movió en el mercado a contracorriente con lo que se ha observado. Muchos agentes calificaron el periodo de fichajes como uno de los más lentos de los últimos años. El Oviedo ejecutó con celeridad, cerrando las renovaciones básicas y empezando pronto a fichar. Sibo fue el primero, firmado incluso antes de que acabara la temporada.

Logró casi todas las primeras opciones planteadas -otro aspecto a contracorriente en la categoría- pero algún jugador interesante se le escapó. Uno con el que se habló durante semanas pero se acabó escapando fue Gabri Martínez, extremo del Girona que destacó el año pasado en el Mirandés. Había conversaciones abiertas pero la entrada en escena del Braga portugués, que incluyó al extremo en el traspaso de Abel Ruiz, dejó al Oviedo sin una de las operaciones más ambiciosas. Su espacio fue ocupado después por Hassan y Chaira, dos contrataciones potentes a la vista de los pretendientes.

El asunto "Colombatto". Siempre hay un quebradero de cabeza en todos los mercados. No falla. En esta ocasión fue la oferta de São Paulo al Club León por Colombatto. Hubo una propuesta, pero lejos de lo que pedía Pachuca. El conjunto brasileño ofrecía una cesión del pivote y el pago de 3 millones de euros si este jugaba un número determinado de minutos. Jesús Martínez se remitió a la cláusula (10 millones, reducida a 6 para equipos europeos) y São Paulo se retiró de la puja.

Pachuca nunca dio por perdido a Colombatto, pero activó la búsqueda de un sustituto de garantías por si se enquistaba el asunto. Y aunque Brugman apareció en el radar dispuesto a bajarse el sueldo, la opción con Los Ángeles era imposible. Por eso se apuntó al mercado europeo para tener activado un plan B que no llegó a ejecutarse ya que Colombatto aseguró su continuidad.

El escaparate y el trabajo en la sombra. El curso pasado acabó de forma amarga para el Oviedo, tras el varapalo de Cornellá, pero sus efectos han ayudado a fichar futbolistas. El hecho de que Leo Román, Viti y Bretones acabaran en Primera, más la revalorización de otros jugadores, han servido como cebo. Por eso, Chaira dijo que si tenía que jugar en Segunda se iría al Oviedo. Por eso Dotor apenas lo dudó. Por eso Diego Bri andaba como loco por dejar el filial del atlético y vestirse la azul.

Y, junto a ese dulce, el trabajo de la dirección deportiva desde España, tratando de llegar antes que nadie a jugadores que tenían a media Segunda detrás. Solo así se explica, el gran número de primeras opciones cerradas.

El consejo no ejecutado de Xavi Hernández. Antes de que el Oviedo se zambullera a mejorar su plantilla se cocinó una decisión de calado: la de elegir entrenador. Carrión dio la espantada y hubo que encontrar un sustituto de garantías, alguien que mantuviera viva su idea de fútbol. Hubo muchas voces consultadas en aquel largo y sorprendente proceso de selección, una muy conocida: la de Xavi Hernández. El exentrenador del Barça le dijo a los dirigentes oviedistas que si querían un entrenador del perfil Carrión, alguien que siguiera el concepto de "tercer hombre" (en el argot, la propuesta que busca superioridades con el balón) había dos nombres que encajaban: Luis García, cuyo contrato en Qatar no le permitió salir, y Antonio Hidalgo, que al tener contrato en el Huesca ni se llegó a valorar como opción. Acabó firmando Calleja tras dos semanas de debate.

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