Un atajo hacia la cumbre: el balón parado devuelve al Oviedo a la zona de play-off (0-1)

Alemão le da los tres puntos a los azules en un partido gris pero en el que tiraron de oficio y apenas concedieron ocasiones

Resumen, goles y highlights del Cartagena 0-1 Oviedo de la jornada 23 de LaLiga Hypermotion

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Del subidón emocional del derbi pasó el Oviedo al escenario menos motivador que existe, de viernes, bajo lluvia, ante un estadio gélido y medio vacío. Piensen en el chute emotivo del derbi seguido del choque más insípido posible. A esa montaña rusa de emociones se enfrentó el Oviedo como principal rival de una noche que sacó adelante con dosis de profesionalidad y el recurso -no siempre ponderado en su justa medida- del balón parado. Ganó el Oviedo el partido que, simplemente, había que ganar. Con debates futbolísticos al margen, el equipo cumplió su objetivo de forma profesional: 0-1.

Cartagena
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0 1
Real Oviedo
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0-1, min. 27: Alemão.

Alineación Cartagena

Campos (1);
Delmás (1), Alcalá (1), Olivas (1), Jairo (1);
Guerrero (1), Andy (1);
Escriche (1), Clemente (1), Cedric (1);
Ortuño (1).

CAMBIOS

Valles (2) por Ortuño y Ríos Reina (1) por Cedric, min. 64.
Román (1) por Escriche y Aguirregabiria (1) por Delmás, min, 72.
Hugo Glez (s. c.) por Jairo, min. 85.

Alineación Real Oviedo

Aarón (2);
Luengo (1), Costas (1), Calvo (1), Pomares (2);
Sibo (2);
Hassan (1), Portillo (2), Colombatto (2), Chaira (1);
Alemão (2).

CAMBIOS

Paulino (1) por Hassan y Lucas (1) por Luengo, min. 54.
Cardero (1) por Portillo, min. 75.
De la Hoz (1) por Sibo y Moyano (1) por Chaira, min. 83.


Huerta de Aza (comité tinerfeño). Amonestó a los locales Escriche, Alcalá y a los visitantes Sibo y Cardero.

Cartagonova: 3.690 espectadores, con unos 100 oviedistas en la grada.

Y eso que le costó, decía, porque nunca pareció el equipo de Calleja encontrar su ritmo. Llegó un par de veces Hassan por su flanco pero no concretó. Mandó a calentar a Paulino el entrenador tras un par de gestos de desesperación y luego reculó y le mandó sentarse. Asustó -solo un poco- el Cartagena aprovechando desajustes azules. Cerca de la media hora, no se veía al Oviedo cómodo. O al menos, todo lo cómodo que se le presupone a un candidato al ascenso en campo del penúltimo.

Durante la primera media hora se vio al Calleja más agitado. Gesticulante, brazos al aire, insistente con los suyos, pareció más un guardia de tráfico que un entrenador al uso. Pidió calma a Luengo tras un par de acciones en solitario de Hassan, “¡calma, calma!”, vociferó a los centrales advirtiéndoles -eso parecía en la distancia- de los peligros del Cartagena en las contras y hasta la tuvo con el cuarto árbitro por una cuestión territorial, ese pie un metro aquí u otro allá. Era como si algo no cuadrara, como si hubiera algo que le inquietaba.

En ese clima tan poco confortable, encontró el Oviedo un atajo y el entrenador un motivo para estar más clamado en una jugada de pizarra. Un balón parado con forma de mandala. Una falta cerca de la medular se convirtió en una acción decisiva gracias a tres detalles ganadores: el centro de Colombatto, con la comba exacta, el cabezazo poderoso de Luengo y el olfato de Alemão, que empujó a la red para hacer el 0-1. Calleja lo celebró convocando una reunión de urgencia con Colombatto y Portillo. Ahí ya sí que se quedó más en paz.

No sufrió el Oviedo apenas de ahí al descanso, y eso que quedaba más de un cuarto de hora. En parte porque los ajustes sobre la marcha del entrenador y en parte porque el Cartagena parecía más que tocado, con gritos constantes de su gente contra el dueño como banda sonora y un estadio más preocupado de resguardarse de la lluvia que de empujar a los suyos.

Así que el Oviedo se limitó a contener las carreras del Cartagena y a buscar alguna por los flancos, donde estaba llamado a dañar. Al minuto de marcar, Alemão sacó escaso fruto de un error en la salida local. Más clara fue la del minuto 35. Tras una gran acción colectiva, Hassan centró con la derecha -esta vez bien- y Chaira cabeceó cruzado. Campos, el mejor futbolista de este Cartagena de largo, lució reflejos para evitar una sentencia por adelantado.

En todo caso, el paso por vestuarios dejaba la sensación de que si el Oviedo pisaba el acelerador y no se dejaba contagiar por el ambiente, se iría de Cartagonova con el botín deseado. De no hacerlo, podía sufrir.

Esa pareció la intención, al menos de primeras, de los de Calleja, que en vez de replegar temerosos de las contras locales, dieron un paso al frente para hacerse con la pelota. Tenía el balón el Oviedo pero no rechazaba matar a la contra, a la vista de que el Cartagena se vio obligado a atacar. Nadie mejor que Portillo entendió lo que demandaba el encuentro, colándose el media punta por cada rendija, indetectable para pivotes y centrales rivales porque se movía en esa zona que no es responsabilidad directa ni de unos ni de otros.

Chaira pudo sentenciar tras un par de recortes, pero no acertó en el zurdazo. Calleja dio entrada pronto al oxígeno, con Paulino y Lucas. Siguió dominando el Oviedo. Otra vez Chaira probó a Campos. La más clara estuvo en la cabeza de Alemão, que centró su remate a servicio genial de Paulino cuando Cartagonova ya se llevaba las manos a la cabeza.

En estas, una del Cartagena. Algo inusual viendo la deriva del choque pero lógico si se tiene en cuenta de que el marcador estaba abierto. Fue a balón parado, cómo no, en un lanzamiento con muy mala baba de Valles que sorteó a la barrera y se dirigía a la escuadra. Hacia allí se lanzó Aarón para repelar con los guantes.

Ahí entendió el Oviedo que no podía relajarse lo más mínimo. Culpa suya llegar al final con el choque abierto, pero también mérito cómo afrontó el desenlace, sin apenas conceder llegadas, ya con Moyano y con el debutante De la Hoz sobre el césped. Son tres puntos para guardar y pensar en otra cosa. Sin brillantez, difícil en un día así, pero tan valiosos como otros cualquiera. Y un importante empujón clasificatorio que acerca al Oviedo a la cumbre de Segudna.

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