El Oviedo más práctico sonríe (y Calleja tiene mucho que ver): balón parado y puerta a cero

Consciente de la dificultad emocional del choque, Calleja estuvo muy encima de los suyos

El balón parado y dejar la puerta a cero, logros celebrados por el vestuario y facetas para explotar en la segunda vuelta

Chaira busca el gol de cabeza en un córner, con Sibo cerca de la jugada. | ÁREA 11

Chaira busca el gol de cabeza en un córner, con Sibo cerca de la jugada. | ÁREA 11

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Durante la semana del derbi, dicen en el Oviedo que Javi Calleja era el más animado de todos, el más positivo, incluso eufórico. Trataba el técnico de contagiar a los suyos de un espíritu optimista y guerrero en un choque especial, de esos que, en ocasiones, se juega con el corazón más que con las piernas. Solo salió a medias, pero el elemento emocional siguió el guion ideado. En Cartagena, Calleja volvió a estar muy encima de los suyos, en la semana de trabajo y en los noventa y pico minutos de juego, pero esta vez por una razón muy diferente: temía una desaparición de su equipo.

Es algo que le suele pasar a todos los conjuntos: después de un choque de alta carga emocional, hay una amenaza de desconexión. Más aún ante el escenario de un Cartagonova que reunió apenas 3.000 espectadores bajo el intenso aguacero. Y un viernes, el día menos futbolero del calendario. Por eso se le vio al entrenador tan insistente durante la semana con la salida de atrás con los tres centrales (Luengo como uno más) y Sibo. Por eso insistió en la necesidad de romper líneas con los pases, con no ser previsibles. Por eso arengó tanto desde el banquillo desde el primer latido.

Versión práctica

Dejando a un lado el debate meramente futbolístico, el Oviedo sí cumplió con su misión en Cartagena. Resumiendo mucho las cosas, había que ganar en una plaza en la que los tres puntos se dan por seguros. Algo que no siempre sucede, como se ha visto tantísimas veces en la tramposa Segunda División. Que se lo digan al Sporting, al Huesca (ambos derrotados en Cartagonova) o al Elche (empate allí). O incluso al Racing de Santander, que cayó con los albinegros en El Sardinero cuando era líder indiscutible. Tendrá difícil la salvación el Cartagena, la desventaja es enorme, pero por el camino irá coleccionando nombres de víctimas ilustres. Eso, escapar de su lista de trofeos, fue lo que logró el Oviedo en uno de los ejercicios más prácticos.

Armas que explotar

Porque la actuación estuvo lejos de la brillantez, nadie lo esconde. Pero el 0-1 también deja algunos asuntos destacables.

El balón parado es uno de ellos. Los córners, faltas y saques de banda son siempre un atajo en los partidos más cerrados, que son básicamente el 90% de los que se disputan en Segunda. Calleja emplea buena parte de cada última sesión semanal en cincelar las jugadas. No siempre sale, pero hay un trabajo detrás. Y hay acciones, como la del viernes, que parecen fruto del talento individual. De 3 futbolistas en este caso: Colombatto en el envío, Luengo en la disputa y Alemão en llegar a su cita con el gol. Un zarpazo y el triunfo, ante un rival tan tocado en lo anímico, se puso al alcance de la mano.

Ahí surge la segunda gran virtud del Oviedo en Cartagena, la de la solidez defensiva. Algo que se ha echado de menos no pocas veces este curso. El viernes sí se vio la versión más seria de los centrales. Un ojo a Costas, que sigue creciendo… Los laterales cerraron con eficacia y la medular echó un cable.

Cuando todo lo anterior quedó superado, solo en una ocasión que, como en el tanto azul, nació del guion independiente del balón parado, emergió la figura de Aarón para reivindicarse, otra vez, como uno de los futbolistas claves de la temporada. Su mano cerca de la escuadra en un partido en el que no había intervenido tiene el valor de un tanto. Es un portero que, con sus días buenos y malos, va sumando puntos.

La exigencia

Así que el Oviedo más práctico volvió de Cartagena con la labor –muy profesional– completada con éxito. Tres puntos para la maleta y poco más, porque un revisionado del partido no le hará ningún bien a nadie. Con varias conclusiones satisfactorias, por supuesto, con Alemão alcanzando la decena de festejos, con Portillo más cómodo, con la defensa recuperada bajo el mando de Aarón y con De la Hoz debutando. El regalo añadido es meterse de nuevo en la zona de play-off. Ahora, toca crecer desde la victoria. Exigir en las semanas de bonanza también es parte de cualquier éxito.

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