La reacción de Riki al ser recibido con gaitas y caretas a su llegada a Oviedo: "Es tímido y lo pasa mal, pero en el fondo lo agradece"

El medio del Albacete y ex del conjunto carbayón llega al hotel de concentración entre risas y mucho cariño: "A él no le habíamos dicho nada, pero creemos que se lo imaginaba", dice su madre

Así fue el emotivo (y sorprendente) recibimiento del futbolista ovetense Riki a las puertas del hotel en el que se aloja con el Albacete

Joaquín Alonso

Joaquín Alonso

Joaquín Alonso

Oviedo

18.30 horas. En la calle San Francisco de Oviedo, algo más de una veintena de personas con caretas de Riki, jugador del Albacete y ex del Oviedo, esperando la llegada de la expedición albaceteña. La gente que pasaba por el lugar no daba crédito: "¿Esto qué es? ¿Una despedida de soltero? ¿Una manifestación?", dijo una curiosa que se acercó a mirar.

Y es que familiares y amigos del joven futbolista quisieron recibir a Riki entre risas, gaitas y caretas. Ya lo hicieron el año pasado, la cosa fue bien, y decidieron repetir. "Él lo pasa muy mal porque es un chico muy tímido, pero yo sé que en el fondo, agradece todo el cariño que le damos", dice riendo Ana Gil-Carcedo, la madre del centrocampista que salió de El Requexón. Antes de que llegase el autocar del equipo que se enfrentará mañana al Oviedo (21 horas, Tartiere), el sonido de la gaita ya inundaba toda la calle. El grupo, todos con caretas de su querido familiar y amigo, esperaba impaciente la llegada del jugador. "Nos hace ilusión hacerle esto porque están todo el día viajando y llegan solos a los hoteles, por lo menos aquí viene a recibirles alguien y sabemos que a él, en el fondo, le presta", asegura la orgullosa madre, que organiza un pasillo perfecto para que todo el Albacete al completo tenga que pasar por el medio. Una vez el bus emboca la estrecha calle de San Francisco y los jugadores bajan, se ve a Riki llevarse las manos a la cabeza. "Teníamos un topo dentro del autocar que nos iba diciendo si llegaban a tiempo. A él no le habíamos dicho nada, pero creemos que se lo imaginaba", dice Gil-Carcedo.

Los jugadores alucinaron. Se rieron y acto seguido se unieron al pasillo formado a las puertas del hotel NH Principado para que su compañero tuviese que pasar todavía un poco más de vergüenza. Riki fue pasando mientras Álex Sánchez, el gaitero, interpretaba el himno de Asturias. El medio del conjunto albaceteño no daba crédito mientras veía a todos sus familiares y amigos con su careta. Se abrazó a todos ellos mientras sus compañeros se ponían también las caretas y coreaban el nombre de uno de sus jugadores más veteranos. "Gracias a todos por venir", dijo el medio, tímido, pero sonriente y agradecido.

Poco a poco, todos se fueron metiendo dentro del hotel de concentración para descansar del viaje y preparar el partido contra los azules. Un encuentro que Gil-Carcedo, a pesar de ser "muy oviedista", quiere que gane el Albacete. "Es normal, cualquier madre te diría lo mismo". Sin embargo, su padre y hermano no piensan igual. "Que gane el Oviedo y que sea un 4-3 con los tres goles visitantes de Riki", bromearon.

Riki entró al hotel todavía con la cara roja, entre la vergüenza y la emoción. Detrás de él quedaban las gaitas, las risas y las caretas, pero también el eco de un cariño sincero, de esos que no entienden de colores ni de escudos. Al menos hasta que el árbitro señale el inicio del partido.

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