Nacho Vidal viste al Oviedo de candidato a todo: victoria 1-0 ante el Albacete

Un cabezazo de Nacho Vidal que pareció más un acto de fe que un intento real de remate sirvió para espantar todos los fantasmas y lanzar al Oviedo, que ahora más que nunca, empieza a mirar a los ojos del ascenso directo. Ni VAR, ni atascos en el Tartiere, ni dudas en cuanto al juego. Estuvo bien el Oviedo, rozando el notable ante un animado Albacete, pero tuvo que ser el cabezazo de Vidal, el chico nuevo en la oficina, el que espantara cualquier atisbo de duda que pudiera quedar de la agria visita del Eldense y todo lo que rodeó aquella cita. El 1-0 viste el Oviedo de candidato a todo.

Real Oviedo

1 0

Albacete

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1-0, min. 43: Nacho Vidal.

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Alineación Real Oviedo

Aarón (1);
Vidal (3), Costas (2), Calvo (2), Pomares (1);
Seoane (1), De la Hoz (1), Colombatto (1);
Cardero (1), Alemao (1), Chaira (2).

CAMBIOS

Portillo (2) por Seoane y Sibo (2) por Cardero, min. 56.
Hassan (3) por Colombatto y Rahim (1) por Pomares, min. 78.
Moyano (s.c.) por Chaira, min. 89.

Alineación Albacete

Lizoain (1);
Medina (1), Jon Gcía (1), Lalo (1), Juan María (1);
Pablo Sáenz (1), Riki (2), Pacheco (1), Morcillo (1);
Lazo (1), Higinio (1).

CAMBIOS

Juanma (1) por Lazo, min. 46.
Álvaro (1) por Pacheco y Martón (1) por Higinio, min. 70.
Nabil (1) por Morcillo y Kofane (1) por Saenz, min. 81.

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Ávalos Barrera (comité catalán). Amonestó al local Nacho Vidal.

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16.888 espectadores, según datos oficiales.

El partido se pareció bien poco al del Eldense, por si alguien se había acercado al estadio rememorando los fantasmas de Vietnam. Y eso hay que agradecérselo a un Albacete que presentó una propuesta mucho más valiente que los de Oltra hace una semana. Se puede entrar en el debate de qué es mejor para los intereses de alguien que quiere sacar algo positivo del Tartiere, sí, pero propuestas como la del Albacete siempre más a sumar más adeptos y la del Eldense más bostezos.

Así que el Albacete salió un par de pasos más adelante que el conjunto de Elda y el Oviedo, que conocía sus intenciones, respiró aliviado. Otro campo de minas hubiera supuesto un nuevo examen a la paciencia del equipo y del Tartiere, algo maltrecha tras la anterior experiencia en casa,

El Oviedo salió a mandar, con Seoane -grata sorpresa verle ya en el once- tratando de encontrar ese pequeño espacio entre pivotes rivales y centrales. Con Cardero en la derecha, pero con tendencia al medio. Y con Chaira de vuelta. Con Chaira y esa capacidad de retar continuamente a su par. Como si jugara un partido paralelo con el lateral de turno.

Así fue, en imágenes, el encuentro entre el Oviedo y el Albacete

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Por Chaira empezaron los argumentos de un Oviedo que a los dos minutos ya había pisado área manchega. Fue un centro del marroquí sin socio en el área. Resistió esa primera embestida el Alba, que no lograba conectar un par de pases para salir de la agresiva presión local, aunque tampoco sufría en exceso. A los 20 advirtió Vidal en un spoiler de lo que sucedería justo antes del descanso.

Hasta esa segunda acción de Vidal, mucho dominio azul, en parte gracias a la atención en la vigilancia de los defensas, excelentes en este arte Costas y Calvo. Dos cabezazos de Alemão probaron -fácil- a Lizoain. Y del Alba solo se supo en un derechazo a las nubes muy lejano. No debía de gustarle lo que veía a Alberto González, técnico visitante, porque tenía hombres calentando en la banda desde mediado el primer acto.

Y menos le gustaría lo que observó antes del descanso. Otra vez Chaira con imán para recibir, divisar y poner; esta vez fue Vidal el que tiró de contundencia y factor sorpresa para tocar con la frente y superar al portero rival por arriba. El gol solo fue el broche al mejor jugador de los azules en la primera parte. Al mejor desde su llegada, si me apuran.

Así que el paso por los vestuarios fue dulce, con ese sabor del testarazo abre latas. Pero lo que se vio tras el receso estuvo lejos de ser el escenario deseado. Porque el Albacete se dejó los complejos en la caseta y salió a por todas. Mordiendo más arriba, y además esta vez robando y jugando con fluidez. Costas apagó el primer amago de incendio en el área carbayona y tras otras dos invasiones manchegas Calleja movió sus fichas: dentro Portillo y Sibo. Trabajo, sobre todo. De la Hoz emergió milagrosamente en otra llegada por la banda zurda del Albacete para confirmar que el Alba no lo pondría fácil.

Pareció temblarle algo las piernas al Oviedo en esos minutos de incertidumbre, pues el equipo acumuló más pérdidas e imprecisiones que de costumbre. Uno de esos momentos en los que uno echa (más) en falta a Santi Cazorla.

Los cambios parecieron sentarle bien al Oviedo, con un plus de energía. Chaira pudo facilitar la noche en un contra que cerró con recorte y zurdazo. Pero Lizoain, bien abajo, le negó la celebración.

Mejoró el Oviedo con el refresco desde el banquillo, como se ha dicho, y no solo por limitar las opciones visitantes, también porque estuvo mejor plantado, con más balón, y al Alba no le quedó más remedio que perseguir zamarras azules.

Se acercaban los azules pero sin concretar el segundo, y quizás por eso Calleja tiró de Hassan para buscar una vía más directa: la del regate y la velocidad. La primera que tocó, desbordó y centró, pero Portillo erró el golpeo ya en el área.

La segunda que le llegó, más de lo mismo, pero en solitario: recibió, encaró, se fue de dos y golpeó al larguero. Se acercaba la sentencia pero el partido, a diez del final seguía muy vivo.

Cedió metros el Oviedo por el empuje final del Albacete pero no se metió atrás del todo, mérito de la labor defensiva. Pudo sentenciar, quizás eso quede en el debe de este partido, porque el Alba dejó metros y Hassan, imposible hacer más en menos tiempo, se subió una y otra vez en la moto, pero nio era una noche tan plácida como para no sufrir, solo un poco, hasta el silbato final. El 1-0, el que tiene a Vidal como protagonista, suelta al Oviedo.