Cazorla y Aarón dan un respiro: buena, e insuficiente, reacción del Oviedo ante el Elche
Los azules, que respondieron con brío al gol en contra, se salvaron de la sentencia gracias a su portero y tuvieron el triunfo en la bota de Alemão
Dos sueños cumplió Santi Cazorla casi de un plumazo. Uno le hace un poco más eterno, ya tiene el palco de honor a su nombre. El otro tiene un valor incalculable en el presente más inmediato: él dirigió la reacción azul ante un Elche con aspecto de candidato serio serio. El jugador más eterno del Oviedo fue el principal argumento al que agarrarse ante un rival peligrosísimo en un choque que tuvo de todo, porque lo tuvo perdido el Oviedo, lo igualó con buen juego y personalidad y estuvo cerca de ganarlo en la bota derecha de Alemão. Un empate (1-1) que permite romper la dinámica de derrotas y enseña de nuevo a un Oviedo con argumentos dirá el optimista. Un paso en corto contestará el de la botella medio vacía.
Quedaba la duda en la previa de qué aspecto asumiría este Oviedo de Calleja, un conjunto que aunque suele apostar por la pelota tiene más registros, aunque no todos igual de efectivos. De lo que no había ninguna duda era de cómo saldría el Elche, equipo de autor, que solo respira en contacto con la pelota. Una idea hasta sus últimas consecuencias.
Lo cierto es que el Elche fue reconocible de primeras mientras que al Oviedo le costó posicionarse en el debate. Parecía que quería morder arriba, con dos depredadorews –Viñas y Alemão- iniciando la presión. Pero le faltó coordinación a los azules, o quizás más fe, y la consecuencia es los de Sarabia se presentaron en el Tatrtiere a través de gigantescos rondos.
Asustaron Alemao y Viñas a los 5 minutos en una doble oportunidad que brindó el balón parado, pero las siguientes fueron franjiverdes. Costas y Calvo ya habían achicado agua en un par de centros laterales, incluso Viñas tiuvo que aplicarse en una tercera llegada, y el Oviedo no encontraba desahogo en la pelota, que era de su rival.

Así fue (en imágenes) el encuentro entre el Real Oviedo y el Elche / Luisma Murias
La situación se volvió más gris a los 22 minutos. Y, curiosamente, no fue un premio a uno de esos ataques eternos de los de Sarabia, sino que respondió a un robo y aceleración. Bigas libró a los suyos de una llegada peligrosa y de la misma acción nació una invitación a la contra. Josan retó a Calvo con metros y metros para correr, una condena para cualquier defensa. Le llevó a donde le interesaba, recortó y pegó un zarpazo de zurda que se coló en el rincón de la meta de Aarón. Un golazo contradictorio con el estilo de Sarabia. Igualmente efectivo.
Lo cierto es que el Oviedo reaccionó con entereza al golpe recibido. Ningún síntoma de desánimo, más bien al contrario. Como si al principio hubiera tenido dudas entre morder y replegar, aunque hubo más de los segundo, y tras el gol visitante ya solo existiera una opción sobre la mesa: había que ir a por el partido.
Respondió el Oviedo con juego, directo, y con llegadas, apoyado en las doble referencia arriba. Dos córners seguidos tras un par de buenas llegadas por banda abrieron los minutos de más lucimiento azul. Esta vez sí hubo además oportunidades.
Una, de saque de banda: Viñas en posición de pivot dejó a Chaira y este definió forzado con la zurda. A un robo le siguió otra oportunidad con idéntica fórmula, dejada de Viñas y definición de Chaira: la pelota, tras tocar en un defensa, se fue alta. Del siguiente córner emergió la coronilla de Calvo, forzado, sin poder precisar. Siguió el monólogo azul: Bigas casi firma un autogol en una dejada forzada y Calvo no engatilló un servicio dañino de Vidal ya en el área. A esta última oportunidad le siguió una clara para el Elche en una contra con los azules mal parados. Josan se citó con Aarón pero este detuvo en modo estatua.
El Oviedo robaba, muchas veces muy alto, y el Elche se tuvo que refugiar en los balones en largo de su portero, Dituro. Magnífico pateador, por cierto. La reacción al trompazo recibido debía marcar el camino de cara a la segunda parte.
Empezó con fuerza el equipo azul. Centró Cazorla una falta, ganó Viñas y Alemão llegó forzado para definir cuando la grada entonaba la celebración. El Elche se reservaba el derecho a las contras. A los 50, Josan aprovechó su carrera para romper a Costas y definir ante Aarón, que volvió a salvar a los suyos con una ágil intervención.
La siguiente sería aún mejor, pues el meta azul dejó unas de las intervenciones del campeonato al salvar sobre la línea un remate en el área pequeña de Valera con una agilidad “casillística”.
Aarón mantuvo al Oviedo con constantes vitales y la siguiente jugada revuelta en el área ilicitana sí sonrío a los de Calleja: mano en un balón que llovía peligroso. Hacia los once metros se fue Cazorla para definir con clase, como si tal cosa, y levantar al Tartiere como pocas veces se ha visto esta temporada. Un gol con eco de partido grande.
A partir de ahí se volcó el Oviedo, espoleado por su gente, ayudado por los cambios (preciso Sibo) y dirigido por Cazorla.
Vidal, de cabeza, se quedó cerca del poste, pero la más clara, clarísima, fue de Alemão, tras una fenomenal galopada de Hassan. Su definición, solo en el área, se fue al poste. Ahí, en ese golpeo franco, estuvo el triunfo azul en un gesto que hubiera sido un premio a la pura supervivencia, al escapar ileso de un choque inminente (el de Valera a punto de celebrar el 0-2). Porque lo intentó hasta el final el conjunto de Calleja pero Sarabia supo ponerle cloroformo con cambios y posesión. Bote menor para el Oviedo pero que permite al menos recuperar algunas señas de identidad y devolver al equipo a la senda de los puntos.
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