El balón y el Oviedo como lenguaje universal: así es el día a día de una futbolista carbayona en Hong Kong

Laura Díaz, futbolista en China, cuenta cómo gracias al fútbol las personas pueden llegar a entenderse sin hablar el mismo idioma: "Desde el primer día fui plantando la semillita azul poco a poco"

Arriba, Laura Díaz (con el  número catorce) junto su equipo en Hong Kong. En el detalle, la oviedista siguiendo un partido del Oviedo. | LNE

Arriba, Laura Díaz (con el número catorce) junto su equipo en Hong Kong. En el detalle, la oviedista siguiendo un partido del Oviedo. | LNE

Laura Díaz González

Laura Díaz González

Hong Kong (China)

Que el fútbol traspasa fronteras no es nada nuevo, pero que iba a tener a veinte hongkonesas coreando "sólo sólo sólo sé…" (o intentándolo, al menos), eso jamás lp hubiera imaginado.

El balón y el Oviedo como lenguaje universal

El balón y el Oviedo como lenguaje universal

Cuando aterricé en Hong Kong, todo me sonaba a chino, nunca mejor dicho. El idioma ha sido una de las barreras más grandes que me he encontrado aquí, pero cuál fue mi sorpresa cuándo al llegar al primer entrenamiento con la camiseta de Santi Cazorla, una de las jugadoras se me queda mirando y dice: "Oviedo, Cazorla". Con razón, ella era Ng Yi Nam (Yoanna), la 8 del equipo, y gran fan del Arsenal. "Le he visto jugar al fútbol desde que tengo 9 años", me decía: "Me marcaron tanto sus habilidades con el balón, especialmente cuando saca los córners con las dos piernas, que en mi primer año en la academia de fútbol escogí el 19 que llevaba en el Arsenal". Después de charlar con ella me di cuenta de que llevaba las de perder si quería hacerme esta temporada con el dorsal número 8, pero me terminó de ganar cuando sin ni siquiera conocerme me dijo: "Espero que el Oviedo ascienda a LaLiga". Ya estaba liada.

Desde ese día fui plantando la semillita del Oviedo poco a poco, un "hala Oviedo" por aquí, un "mágico Oviedo alé" por allá… que ha tenido como resultado tener a medio equipo pendiente de la clasificación jornada tras jornada, y a algunas valientes animándose incluso a poner el despertador a las 3:50 de la madrugada. Una de ellas fue Calysta Angesti Pratana, una estudiante indonesia de ingeniería energética, precisamente contra el Granada, rival de la próxima semana: "Quería saber el porqué de tanta afición, siempre que te proponemos un plan el fin de semana nos dices que no puedes, que tienes que madrugar para ver al Oviedo", me dice entre risas. "Después del partido lo entendí, la haka al final es impresionante", añade.

Calysta es junto conmigo y Gwen, otra indonesia, la única internacional del equipo universitario, y con Tang Hei Yuet (Alice), una estudiante local rebautizada como "la traductora oficial", somos "las cuatro fantásticas", como dice nuestra team manager, porque no nos despegamos de ella ni para comer (por la cuenta que nos trae si queremos enterarnos de algo…). Pero Alice es más que eso, es mi confidente dentro del equipo, la que mejor me conoce, hasta el punto de que sabe cómo ha quedado el Oviedo el fin de semana tan solo con verme llegar al entrenamiento de primera hora del lunes: "Si tienes ojeras, pero vienes cantando con la música alta es que habéis ganado, cuando estás callada es que no ha ido bien la cosa…" Además de traducirnos del cantonés al inglés está aprendiendo español, así que me da más juego, y ella lo sabe. "Recuerdo el training camp para preparar la fase final del campeonato en China, te empeñaste todo el camino en enseñarnos a decir orgullo, valor y garra, nos costó unos cuantos intentos, pero al final pronunciamos la r bien", comenta orgullosa.

Y es que lo bonito del fútbol es que se habla sin necesidad de palabras, y en cuanto echa el balón a rodar nos entendemos a la perfección.

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