"Lo importante es que los niños interioricen que un partido del femenino también es un partido del Real Oviedo"
"Han sido muchas mujeres las que han peleado para que muchas niñas ahora puedan jugar con el escudo del Oviedo en el pecho"

J.A.

Hay victorias que se gritan en la grada y otras que se conquistan con años de lucha y entrega. María Suárez, al frente del Oviedo femenino y con voz propia en la Real Federación Española de Fútbol, representa esa doble victoria: la de quienes abrieron camino y la de quienes lo están ensanchando. Desde San Claudio hasta los despachos de Madrid, habla del fútbol como herramienta de transformación, del orgullo de ver una camiseta con nombre de mujer, y de un futuro en el que soñar con llenar el Tartiere no es una utopía, sino una meta posible. Porque tal y como dice, "han sido muchas mujeres las que han peleado para que muchas niñas ahora puedan jugar con el escudo del Oviedo en el pecho".
¿Sentó bien la revancha en el derbi?
Es la sensación del trabajo bien hecho, pero también una liberación. Era una deuda que teníamos pendiente con nosotras mismas y con la afición. Se dieron todos los componentes para que ese partido fuese uno de los más importantes de todo el año. Al final, perder nunca te gusta. Perder ante el Sporting, todavía menos. Y hacerlo en las circunstancias en las que lo hicimos, era lo que peor llevábamos. Fue un punto de inflexión para nosotras. Queríamos quitarnos esa espinita antes de que acabase el año y lo pudimos hacer.
¿Es el ascenso del femenino una apuesta clara del Grupo Pachuca?
Sí, esta temporada lo estamos viendo de una forma más concreta. Es clara desde el primer momento. Ese primer año fue para asentar el proyecto. Estuvimos muy cerca de pelear en el tramo final por los puestos de play-off. Ahora tenemos plantilla, cuerpo técnico y proyecto para pelear por el ascenso. Es el primer paso para seguir creciendo. Su confianza no depende del ascenso, pero sí necesitamos crecer desde la base y dejar sitio a las niñas de la cantera. Todo pasa por profesionalizar el primer equipo y subir a Primera Federación.
¿Ha mejorado la representación del fútbol asturiano desde tu llegada a la Federación?
Yo creo que no todo el mundo cuenta con el fútbol asturiano ni con el fútbol femenino. Así que imagínese lo que supone que una mujer, que trabaja en fútbol femenino y representa al Real Oviedo, esté en un organismo como la Real Federación Española de Fútbol. Para mí ha sido una sorpresa, un orgullo y una responsabilidad añadida. Dar el salto al Oviedo ya lo era, y ahora se amplifica. Estoy en una posición desde la que puedo ayudar al crecimiento del fútbol femenino, que está teniendo un desarrollo exponencial.
El fútbol es un producto, y como tal, hay que trabajarlo. El femenino debe venderse mejor, debemos creer en lo que tenemos entre manos.
¿Qué necesita con más urgencia el fútbol femenino en España?
Estoy cansada de escuchar que el fútbol femenino no vende. Es un cliché. Y casi nada se vende solo. Vivimos en un entorno que no es objetivo. El fútbol es un producto, y como tal, hay que trabajarlo. El femenino debe venderse mejor, debemos creer en lo que tenemos entre manos. No porque sea una cuestión social o de ganar espacios. Es que la mujer ya es deportista, ya se ha ganado esos espacios. Solo falta profesionalizarlos. No todos los clubes del fútbol español —ni masculino ni femenino— son rentables. Muy pocos terminan la temporada con beneficios. Por eso, no es justo decir que solo el femenino tiene ese problema. Hay que alimentar la base, crecer en número de licencias en categorías como alevín, infantil o cadete. Hay que crear espacios donde las niñas puedan desarrollarse como futbolistas y como personas. Y desde arriba, quitarse el complejo de inferioridad. Es un producto potente, como ha demostrado la selección española. Hay que demandar los espacios y los reconocimientos que pueden ser nuestros. Si se trabaja bien, el fútbol femenino interesará. Y venderá. Vaya que sí.
¿Qué ha aprendido al pasar del periodismo a la gestión deportiva y a la Federación?
Todas las lecciones posibles. Son ámbitos muy distintos, pero al final todo es fútbol. Estar en todos los frentes te enseña mucho. No te convierte en experta en nada, pero sí te da una visión global del deporte al que dedicas tu vida. Desde el periodismo entiendes cómo funciona un club y cómo se relaciona la gente. Desde dentro del club descubres qué hace falta para que la maquinaria funcione. Paso el día apagando incendios, como cualquiera que gestiona personas y toma decisiones.
¿Qué diferencias encuentra?
El ritmo. Un club exige mucho más. Lo comentaba con Reyes Bellver, directora general de fútbol femenino en la Federación. Cada vez que coincidimos le cuento cómo es el día a día en el Oviedo: lo que pasa, lo que nos exige, cómo se relacionan las áreas. Y siempre me dice que vivirlo desde dentro de un club es mucho más difícil. Porque cada semana entra o no entra la pelota. Y eso condiciona todo: el ambiente de trabajo, las opciones sociales, comerciales y deportivas. Cuando un equipo va bien, puedes construir. Cuando no, todo son altibajos que hay que gestionar sobre la marcha. En la Federación también hay problemas cada día, pero los tiempos son distintos. Es complementario. Lo que hago en el Oviedo me desarrolla mucho, y estar en la Federación me da perspectiva. Me ayuda a volver con calma y a tomar decisiones de otra manera.
Se puede leer en las redes de todo: desde pedir su destitución, a que usted es la mejor gestora posible.
Después del derbi en el Tartiere estuve dos o tres semanas sin tener redes en el móvil. Parece que el mundo sí. Tienes que asumirlo, entenderlo y normalizar que para mucha gente eso sea el fin del mundo. Pero tú, por la responsabilidad que tienes y por la gente que te acompaña, tienes que mantenerte firme. Yo tuve gente cerca que me enseñó eso. Gente acostumbrada a capear temporales. Y para mí fue una lección enorme. He tenido semanas de estar abrazando a las mías antes de un partido en San Claudio, y a los pocos días, tras perder en Wembley, haciendo lo propio con Aitana Bonmati o Irene Paredes. Sé que no son lo mismo para cualquiera que lea esto, pero para mí si, para mi son igual de importantes. Y más lo van a ser las que vienen detras. Es un sentimiento de pertenencia -el de creer y pelear por lo mismo- que da gusto compartir.
¿Hay más expectación en torno al fútbol femenino de la que parece?
Sí. Una de las conversaciones que tuvimos después del partido fue esa: la exposición trae cosas buenas y malas. Es lo que dicen las abuelas, que hablen de ti aunque sea mal. No es agradable, pero si queremos que el fútbol femenino tenga su espacio —y nosotras lo queremos— tenemos que asumir que eso implica exposición. Lo aceptamos porque sabemos que forma parte de las redes sociales. Pero aceptar y normalizarlo no significa justificarlo. Una cosa es criticar a un cuerpo técnico o una directiva, y otra son los comentarios machistas, racistas o de otro tipo que se vierten en redes. Intentamos protegernos unas a otras. Esa sororidad existe dentro del Oviedo Femenino. Pero da rabia que la crítica se convierta en insulto.
Últimamente, el insulto está de moda.
Tenemos que reflexionar como sociedad. Si dejamos que alguien insulte a otra persona a nuestro lado en la grada, también estamos siendo parte —aunque sea pasiva— de ese problema. Dicho esto, me mantengo optimista. Creo que estamos cambiando las cosas, casi sin darnos cuenta. Ahora los comentarios ofensivos son más aislados y vienen de sectores muy concretos. Es verdad que hacen más ruido, pero confío en las nuevas generaciones y en cómo estamos trabajando con ellas. Creo que todo ese esfuerzo servirá para que nos manden a la cocina cada vez menos.
Lo que pasa es que muchas veces, cuando una mujer reclama su espacio, su atención o un trato digno, se percibe como una molestia.
¿Existe un exceso de protección hacia el fútbol femenino? Se me viene el ejemplo de Mapi León a la cabeza.
El principal problema es que el fútbol femenino ha evolucionado mucho, pero no siempre ha estado gestionado por personas que creen en él. Hay que entender cómo funciona, cuáles son sus necesidades y de dónde viene. Muchas veces se demandan cosas porque hay carencias previas que quienes no han estado en ese camino no conocen. Se habla, por ejemplo, del nivel de las porteras. Pero hay muchos factores que influyen en su desarrollo. Ni siquiera todas las comunidades autónomas han trabajado el fútbol femenino en igualdad de condiciones. Cada una lleva su ritmo. Por eso creo que no hay que comparar todo el tiempo. Como decía Athenea el otro día, no hay que entrar constantemente en comparaciones. No se pide sobreprotección. Se pide que se tenga en cuenta su contexto, sus particularidades y que lo gestione gente que crea de verdad en ello. Muchas veces se dice que no vende, que no interesa. Incluso he oído que las jugadoras de la selección “caen mal”. Bueno, pues entonces cerramos el chiringuito. Lo que pasa es que muchas veces, cuando una mujer reclama su espacio, su atención o un trato digno, se percibe como una molestia. Y eso no es justo. No puedes comparar el fútbol masculino, con cien años de historia, con uno femenino que lleva desarrollándose cinco o diez años. No se pide lo mismo. Se piden las mismas herramientas para crecer.
¿Cómo beneficia al Oviedo su cargo en la Federación?
Mi cargo no está orientado a beneficiar directamente al Oviedo. Pero voy a las reuniones con una pulsera del Real Oviedo en la muñeca. Entro en la Federación y uno de los primeros comentarios suele ser sobre cómo ha ido la jornada para el masculino. Muchos compañeros están pendientes del Oviedo simplemente porque yo estoy allí. No es que represente al club oficialmente, pero María Suárez es el Real Oviedo. Ya lo era como periodista, y ahora mucho más como directiva. Es inevitable. Estoy en mesas donde se toman decisiones importantes para el desarrollo del fútbol. Solo con estar allí, ya es bueno para el Oviedo. Después de muchos años fuera de esos espacios de decisión, el club vuelve a estar representado. Sin embargo, la gente piensa unas cosas...
Le piden que regañe a los árbitros...
Claro, no quiere decir que me siente con Medina Cantalejo y le diga a quién tiene que designar como árbitro. Hay conversaciones personales, sí, pero el cargo no es para eso. Lo importante es estar donde se toman decisiones: en la Federación y en la Liga. Y si algún día dejo de estar en el Oviedo, una de las cosas de las que estaré más orgullosa será haber llevado el nombre del club hasta allí. No se fijaron solo en mí; se fijaron en mí porque se está valorando el trabajo del Real Oviedo.
Parece algo de otra época, pero todavía hay equipos en categorías muy altas que no cuentan con todo esto
¿Qué convierte a un proyecto femenino en algo realmente profesional?
Que las jugadoras no tengan que pagarse pruebas médicas o tratamientos si se lesionan. Que estén dadas de alta, que haya un fisio en los entrenamientos, que tengan seguimiento para sus readaptaciones. Que haya material médico para poder vendarse. Parece algo de otra época, pero todavía hay equipos en categorías muy altas que no cuentan con todo esto. Y eso sin hablar de condiciones económicas. Muchas veces no es una cuestión de salario, como se tiende a pensar. Es que los equipos deben tener una base real sobre la que crecer. Que tengan recursos, servicios, condiciones. Que no haya que improvisar lo básico. Eso es lo que define si un proyecto es profesional o solo simbólico.
¿Qué mensaje da a las niñas que les ven como referentes? Hace no mucho, lo suyo era el baile.
Estoy orgullosa de que tengan apoyos en casa para que hoy en día no sea un debate —y si lo es, cada vez menos— el decidir qué les gusta o no. Y no hablo solo de fútbol, sino de cualquier cosa que quieran ser o hacer. Además, estoy muy orgullosa de los referentes que tienen. No soy objetiva, quizás, porque son las mías. Pero estoy muy contenta con la calidad y el compromiso de esta plantilla. Cada dos fines de semana, cuando organizamos una iniciativa, ellas son las primeras en implicarse, más allá de ser jugadoras: son mujeres comprometidas. Lo dan todo en el campo, ganen o no, pero también fuera son el tipo de deportistas que yo quiero que las niñas tengan como ejemplo. Estoy tan orgullosa de eso como de lo que logren en el campo. Queremos estar cerca de ellas, marcar la pauta y extenderlo también a los niños, que deben acompañarlas. Este año, en San Claudio, cada vez hay más niños viendo al Oviedo Femenino. Y eso lo presumo siempre que voy a Madrid. Hay más de mil personas viendo al equipo y muchas tienen entre cinco y diez años. Y muchos son niños. Creo que es síntoma de que lo estamos haciendo bien.

María Suárez, directora general del femenino del Real Oviedo / Luisma Murias
¿Qué significa para usted ver a una niña con la camiseta de Laurina y no con la de Colombatto?
Siento que estamos en el camino. No es algo que vayamos a lograr de inmediato, pero lo que verdaderamente debe pasar de aquí a unos años es que esa niña esté tan orgullosa de ver a Colombatto en la grada viendo a las jugadoras, que para ella sea algo habitual. Igual que lo es llevar la camiseta de Laurina porque quiere ser como ella de mayor. Hablamos mucho de resultados, presupuestos, clubes... pero lo que dejamos a la sociedad es eso. Y si un niño o una niña aprende ese tipo de lección en el fútbol, lo podrá aplicar en todos los ámbitos de su vida. Estoy muy feliz por las jugadoras, porque para ellas ir al campo, a los colegios, incluso salir a la calle y ver que las reconocen, que dicen su nombre o que llevan sus camisetas... ¿qué voy a contar? Son futbolistas que, no ahora en el Oviedo, pero hasta hace muy poco, han tenido que pelear simplemente por el derecho a jugar en condiciones mínimas.
¿Qué importancia tiene la construcción de la nueva ciudad deportiva para el desarrollo del femenino?
Al final, el equipo que está en una liga profesional es el masculino, y eso marca la pauta del crecimiento del club. Pero incluso antes de que el femenino se integrase en la estructura, quien más necesitaba ese avance en infraestructuras era la cantera. Lo que se hace desde el club es un esfuerzo muy grande. Tiene mucho mérito que sigan saliendo jugadores y jugadoras de ese nivel sin tener instalaciones propias. No hay que irse muy lejos para ver que todos los clubes comparables al Real Oviedo sí tienen esas infraestructuras. Es un salto cualitativo clave. En el caso del femenino, en San Claudio no estamos en casa. Lo sentimos como tal por la gente que va, nos apoya y hace que lo sea, pero estamos de prestado. Tener una infraestructura propia es uno de los objetivos de Grupo Pachuca. No condicionan la inversión a resultados, sino a una idea de fútbol muy clara: que tanto jugadores como jugadoras crezcan en igualdad de condiciones. El salto cualitativo que nos dará tener esa ciudad deportiva será diferencial.
Lo importante es que los niños interioricen que un partido del femenino también es un partido del Real Oviedo
¿Cree que su equipo podrá jugar algún día en un Tartiere lleno?
Los saltos no se dan de un día para otro, pero el camino ya se está abriendo. Lo hemos visto en San Claudio. Al principio éramos 200 o 300 personas. Ahora no cabemos. Es un camino que debemos recorrer juntas. Si el Vetusta está abriendo espacios, nosotras también tenemos que tener la oportunidad de sembrar. No vamos a llenar el Tartiere de la noche a la mañana. Pero el Real Oviedo está más que capacitado para lograrlo. Lo importante es que los niños interioricen que un partido del femenino también es un partido del Real Oviedo. Si lo normalizan, lo siguiente será verlo en el Tartiere. Invito a la gente a que se acerque. Hay buen fútbol, buena técnica, y aunque no hayan tenido siempre los recursos, las jugadoras son profesionales. Hay que reconocer las diferencias, naturalizarlo, y seguir creciendo. Si la gente se acerca, se va a enganchar.
¿Cómo le gustaría que fuese recordado el femenino azul en unos años?
Es algo muy personal, pero quiero que el Oviedo femenino trascienda al fútbol. Han sido muchas mujeres las que han peleado para que muchas niñas ahora puedan jugar con el escudo del Oviedo en el pecho. Muchos tuvieron que pedir permiso y perdón por hacer lo que les gustaba. Quiero que vean a futbolistas, a personas.
Suerte con las tres finales que quedan.
Este domingo llega el Zaragoza. No me gusta hablar de finales. Hablo del Zaragoza. Allí tuvimos un mal día y es otro debe que tenemos. Estamos concentradas. Vamos a por ese y ay iremos viendo.
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