Premio corto para el Oviedo más guerrero: empate en Santander (1-1)
Dani Calvo adelantó a los azules en un córner y Mario empató en al segunda parte con un tanto de fortuna
Los de Paunovic se dejan dos puntos en la carrera por el ascenso directo, pero confirman que están preparados para todo

Prometió Paunovic un equipo de guerreros, como los 300 espartanos, y cumplió. Vaticinó José Alberto un choque de pierna fuerte, y acertó. Lo que en el diccionario entrenador-aficionado es algo así como anunciar un partido de balón largo y poco fútbol. Así salió un Racing- Oviedo que neutralizó a ambos más que explotar sus virtudes y que les castiga con un empate, justo seguramente, pero que se lee como dos puntos perdidos antes que en uno sumado. Cuando un ascenso directo está en juego, así se ven las cosas. El 1-1 mostró al Oviedo más guerrero, nada que achacar a la actitud, en la línea de lo visto desde la llegada de Paunovic, pero el punto sabe a poco porque este Oviedo navega en una ola de ambición.
Los que están día a día en El Requexón comentaban estos días que pocas semanas se habían visto en la ciudad deportiva con tantos ejercicios a balón parado. Por ejemplo, el viernes, Paunovic empleó cerca de hora y media en córners, faltas y todo tipo de acciones de estrategia. Como obsesionado con algo, quizás con los 21 goles del Racing en estas lides, 12 de córner, el que más, le quitaban horas de sueño y optó el serbio por un tratamiento de shock. Casualidad o no, para quien crea en el trabajo lo segundo, así se definió el choque de El Sardinero. Pero, antes, vayamos a los inicios.
El Racing entró mejor en el partido, con mando sobre la pelota, con ese estilo directo que suele emplear, aunque, y en esto hay que premiar el planteamiento azul, sin encontrar espacios para correr. Cortada esa vía, al Racing todo le cuesta más.
El choque de disputa, interrupciones y nervios, trajo más colisiones que acciones de mérito. Pero, hay que reconocerlo, el Racing propuso más que los de Paunovic. Ya Calvo tuvo que despejar a los 2 minutos un envío peligroso, y a los 7 tapar un remate de Andrés en un comienzo con fuerza de los locales. Calvo, otra vez, trabó a Arana en el único sprint que pudo hacer el nueve en el primer acto antes de que el partido se tranquilizara. Buena noticia para el Oviedo.

Así fue el partido entre el Real Oviedo y el Racing de Santander / Miki López
Fue entonces cuando empezó a destacar sobre el campo, el 8 del Oviedo. El equipo encontró a Cazorla poco a poco y todo pareció más sencillo. Porque Santi ofrecía soluciones más allá del balón largo y la pelea. A riesgo de resumir las cosas, se puede decir que la primera parte consistió en un pelotón de 21 guerreros armados para la disputa y uno que proponía hablar las cosas con calma.
De las botas de Cazorla surgieron algunas opciones ventajosas que Hassan se encargaba de acelerar en la mayoría de los casos. A un córner del Racing le siguió una contra visitante a través de Hassan que Alemão definió demasiado centrado. Era el minuto 24 cuando el Oviedo dio signos de vida en el área rival. Le debió de coger gusto porque, otra vez Alemão, repitió visita con un zurdazo elevado. El paso adelante del Oviedo también conllevó más riesgos, y Andrés Martín exploró una fuga para citarse con Aarón, pero su vaselina se fue muy imprecisa.
El partido estaba en los detalles y el Oviedo se acogió al que mejor los cuida. Un córner fue la invitación para que Cazorla sacara el guante. La puso con la varita el Mago y Calvo puso la coronilla en el segundo palo para llevar el balón a la red. La estrategia como salvavidas. El gol dio más razones al Oviedo para hacerse fuerte con su guion y lo que quedó de primer acto mostró a un Racing aturdido y a los azules mejor plantados. Calvo, por si acaso, volvió a aparecer cerca del descanso para tapar un intento a la carrera de Íñigo Vicente.
Tras el descanso apretó el Racing. No lo quedaba otra. No es que fuera un asedio de los de José Alberto, pero se percibieron algunos detalles inquietantes. Las tres amarillas vistas por especialistas defensivos azules -Sibo, Rahim y Vidal-, por ejemplo. O que a los de Paunovic les costaba hacerse con la pelota y, también amagar a la contra.
La más clara para los locales, cómo no, a balón parado. Lanzó directamente Michelin sobre la meta de Aarón, que tocó lo justo para desviar al larguero a los 58 minutos. Al retumbar del poste le siguieron los minutos de más sufrimiento del Oviedo, incapaz de conectar dos pases para salir de la asfixiante presión cántabra. Salieron como pudieron los de Paunovic del embrollo, con mucho rigor defensivo y achicando agua, y el serbio trató de darle nuevos bríos a los suyos con Seoane y Viñas. Se quedó, sorprendentemente, en el campo Alemão, que se ubicó como teórico extremo zurdo.
Justo ahí, cuando trataba de rearmarse el Oviedo llegó el mazazo local. Un rechace de un córner, cómo no, le cayó a Mario, que probó desde la larga distancia parecía con más fe que con ideas. La pelota fue recta, pero a Aarón le tapó la nube de futbolistas y un ligero resbalón para conceder el tanto que dio paso a un nuevo partido. Uno más abierto. Más atractivo, también.
Mandó al verde Paunovic a Cardero y Paulino, viendo que se iban a generar espacios. Arón intervino de forma decisiva en un remate a bocajarro y Colombatto puso la réplica desde la frontal. Ninguno parecía satisfecho con el empate, lógico cuando hay un ascenso como premio.
Y pudo caer del lado carbayón a los 84. Fue un balón largo que porfió, y ganó, Fede Viñas. Y que mandó a la red de zurdazo tras colocársela para el cañón zurdo. Pero estaba en posición adelantada.
Ahí en esos centímetros tuvo el Oviedo el bocado con el que soñaba, el que le metía aún más directo en la pelea por todo. Sigue en ella, pero ya no depende de sí mismo. Resultado al margen, queda por ensalzar el equipo robusto y que no se achica que ha logrado elaborar Paunovic en pocas semanas. Algo que da tranquilidad de cara a un hipotético play-off. Pero aún quedan 3 semanas para pelear por todo. Sea el camino largo o el corto, el Oviedo parece preparado.
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