Ellas muestran el camino para el ascenso del Oviedo: muchos consejos y alguna que otra celebración
El Femenino del Oviedo, recién ascendido a Primera Federación, muestra su apoyo a "los chicos" en su camino a la élite: "La clave pasa por la unidad del vestuario"

Por la izquierda, Laura Aguado, Anina, con la camiseta de su primo Pelayo Novo; Saray y Marina Crespo, ayer, en los jardines de la facultad de Ciencias de Oviedo. | JER OSPINA

Llegan de celebración. Se lo pasaron bien. Cantaron, rieron, bailaron. Cuentan anécdotas de todos estos días (y noches). Se nota que son una gran familia. Y no una cualquiera. Una de Primera Federación. Las jugadoras del femenino azul acaban de cantar el alirón tras un año luchando por el ansiado ascenso de categoría. Una temporada cuasi perfecta, sin salir de la nobleza clasificatoria y que muestra el camino, junto a la de los chicos del Vetusta (que también ascendieron), de lo que se pretende que haga el primer equipo carbayón para que sea un año perfecto para el Real Oviedo: "La clave está en la unidad del grupo", dicen.

Saray, con la camiseta del ascenso. | JER OSPINA
Laura Aguado, Saray, Anina y Marina Crespo se reúnen con LA NUEVA ESPAÑA para charlar sobre una temporada de matrícula de honor apenas unas horas después de todas las celebraciones. "Algunas están peor que otras, pero da igual quién fuese de las que se portaron peor en la fiesta", dicen entre bromas mientras se miran unas a otras. Al final, todas se ponen de acuerdo en señalar a alguien. "El cuerpo técnico y el equipo de prensa, esos fueron los que mejor se lo pasaron", ríen.
La celebración comenzó apenas un rato después de que Marina Crespo anotase el penalti con el que el femenino azul ascendió a Primera Federación ante el Tenerife B. Se pasaron por el Tartiere a ver el partido de los chicos, donde fueron ovacionadas. Siguieron el choque ante el Zaragoza, vieron fallos y bondades y se atreven a dar un pronóstico: "Confiamos en el ascenso directo, serían tres en lo que va de año para el Oviedo, algo increíble", dice Anina, una de las jugadoras ovetenses del equipo, para la que sería un sueño que los azules ascendiesen. Laura Aguado y Saray, por su parte, vienen de fuera. Una es de "un equipo muy ganador" (el Atleti), la otra, del Madrid. Pero ya son dos hinchas azules más. Como para no tras uno de los mejores años de su carrera. "Desde que llegamos hemos visto a una ciudad volcada con su equipo, algo que es complicado de ver. Nos sentimos dos carbayonas más", dicen ambas.
Con mucha complicidad, y ya más relajadas tras un final de Liga trepidante, las jugadoras comparten recuerdos sobre la temporada. "Nos pasamos casi toda la temporada primeras. Empatar contra el Racing nos mandó al play-off, pero eso le dio más emoción. Subir así mola más. Luchamos tres equipos por dos puestos y mereció la pena. La clave es la unidad del grupo, la complicidad que tenemos entre todas. Hay un vestuario muy sano y todas aportamos lo mejor de cada una. Cuando no estás bien, el resto te apoya para que puedas rendir al máximo, y eso es la clave para lograr el ascenso", creen las jugadoras, un credo que seguro que ayudará a los jugadores del Oviedo de cara al final de Liga.
Además, las campeonas rememoran la final ante el Tenerife B, reñida hasta la tanda de penaltis, a los que no tuvieron miedo. Pero cómo tenerlo, si la que lanzó el penalti del ascenso, Marina Crespo, no se había dado cuenta de que su disparo podría certificar la promoción de las suyas. "La verdad que estaba muy tranquila. Llegué al punto de penalti pensando que todavía faltaban más lanzamientos. Tiré y me giré celebrando, pero esperando a que chutase alguien del Tenerife. De repente vi a todas mis compañeras correr hacia mí. Ahí fue cuando me di cuenta de que habíamos ganado", cuenta mientras sus compañeras se ríen recordando el momento.
Y fue precisamente en ese abrazo cuando Anina, prima del canterano azul fallecido Pelayo Novo, aprovechó para cumplir una promesa que llevaba años atragantada. Sacó la bandera con la que el "eterno capitán" celebró el ascenso del Córdoba a Primera, anudada por él mismo (y que todavía sigue con el mismo nudo), y su camiseta, con el dorsal 26. "El año que pasó lo de Pela fue el mismo en el que descendimos con el Oviedo Moderno. Desde entonces me dije que si algún día podía dedicarle un ascenso con el club de nuestra vida, lo haría. Para mí es un orgullo muy grande y por eso saqué la camiseta. Fui llorando a abrazar a mi padre y a mi hermana", recuerda emocionada. Eso sí, no la llevó a la celebración porque "eso hay que tenerlo bien guardado".
Ellas marcan el camino de lo que podría ser un año histórico para el Oviedo. Tres posibles ascensos, dos de ellos ya completados. "Se nota el profesionalismo del Grupo Pachuca desde su llegada a Oviedo", creen las jugadoras. Se nota, claro. Pero de momento hay que esperar a ver que hacen "los chicos". Ellas dejan sus recomendaciones, que de ascensos, saben un rato.
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