Racing y Mirandés empatan en una ida loca de la otra semifinal de la promoción de ascenso (3-3)

El Mirandés volvió a demostrar que le tiene cogida la medida al Racing, aunque el conjunto cántabro reaccionó a tiempo para evitar una derrota y firmó un empate (3-3) en el último suspiro que deja la eliminatoria abierta para que el jueves se decida en Anduva qué equipo pasa a la final de la promoción de ascenso a Primera. El ganador se medirá al que se imponga entre el Oviedo y el Almería.

En los primeros compases apenas pasó nada más allá de un remate de cabeza de Mantilla que se estrelló en el larguero. Con el paso de los minutos, el Mirandés pareció ir cogiendo más confianza. A la media hora, Panichelli aprovechó un pase para colarse entre la defensa y cedió el balón a Izeta, que marcó a placer. No se había recuperado del zarpazo el Racing cuando, tres minutos después, Rincón se internó por la derecha hasta el interior del área rival y conectó un misil para hacer el segundo.

El Racing estaba tocado, pero no hundido, y, a pesar de atravesar su peor momento, un robo en campo contrario permitió que su tridente ofensivo pudiera hilvanar una jugada en la que Íñigo Vicente apareció y recortó distancias. El paso por vestuarios le sentó mejor al Mirandés. Panichelli recibió un centro desde la izquierda, cedió el balón de cabeza y Reina llegó desde atrás para el 1-3.

Al Racing no le quedaba otra opción que lanzarse al ataque para tratar de recortar diferencias. Con la entrada en el campo de Karrikaburu y Maguette los locales consiguieron el oxígeno que necesitaban y un disparo de este último fue desviado en boca de gol por Andrés Martín para ajustar el marcador.

El Racing apretó en busca del empate, dispuso de oportunidades, incluido un gol anulado por fuera de juego, pero el Mirandés aguantó con oficio hasta que en el último suspiro, en la última jugada del encuentro, en una acción rocambolesca dentro del área del Mirandés, con varios remates y palos consecutivos, finalmente el balón acabó en el interior de mallas para delirio de El Sardinero.