Para esto volviste, Santi: Cazorla levanta al Oviedo y lo mete en la final por el ascenso

Un magistral lanzamiento de falta del internacional despierta a los de Paunovic ante un gran Almería que estrelló dos balones en los postes

Resumen, goles y highlights del Oviedo 1-1 Almería de la semifinal de playoffs de LaLiga Hypermotion

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Hay quien jura que, en pleno tembleque, en ese momento en el que la situación engulle a los jugadores, él salió al campo silbando, con las manos en los bolsillos. Con tranquilidad, despachando cada cosa por rutina. De primeras, un servicio lejano al pie del compañero. De inmediato, control en la frontal. Después de ser sujetado, zurdazo a la red. Lo de siempre. Como de guaje en El Requexón. Como en el Recre. Como en el Villarreal. Como en el Arsenal. Como en la selección. Lo de toda la vida. 

El Oviedo está en la final por el ascenso (1-1) y le debe todo y más a Santi Cazorla, el genio de la lámpara. Lleva un 8 a la espalda pero es un fallo de la impresión, es en realidad un infinito. Como su fútbol. Anotó el gol que dio el paso, pero fue mucho más. Fue la voz de la experiencia cosida a una bota, el que elige las palabras adecuadas para que todos se tranquilicen.

Real Oviedo
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1 1
Almería
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0-1, min. 24: Melero (penalti). 1-1, min. 49: Santi Cazorla.

Alineación Real Oviedo

Aarón (2);
Nacho Vidal (2), Costas (2), Calvo (2), Rahim (2);
Sibo (2), Colombatto (2);
Hassan (3), Seoane (0), Chaira (1);
Alemão (1).

CAMBIOS

Cazorla (3) por Seoane, min. 46.
Viñas (2) por Alemão, min. 61.
Luengo (1) por Chaira y De la Hoz (1) `por Hassan, min. 84.
Portillo (s.c.) por Colombatto, min. 90.

Alineación Almería

Fernando (1);
Arnau (1), Chumi (1), Edgar (1), Bruno Langa (1);
Kaiky (1), Lopy (2);
Arribas (2), Melero (1), Melamed (2);
Lázaro (2).

CAMBIOS

Pozo (1) por Arnau y Centelles (1) por Langa, min. 71.
Baptistao (1) por Melamed y Marezi (1) por Kaiky, min. 77.
Rachad (s.c.) por Edgar, min. 90.


González Esteban (comité vasco). Amonestó a los locales Calvo, Rahim y a los visitantes Lázaro.

Carlos Tartiere: 25.921 espectadores.

Fue la noche de Cazorla, porque para noches como esta ha vuelto a Oviedo. Y junto al papel del Mago, el de un majestuoso Hassan, el de una defensa granítica y un esfuerzo titánico de un equipo que jugando regular o peor siempre da la cara. No puede cerrarse el capítulo de créditos sin honrar el papel del Almería, dignísimo rival que estrelló dos balones en los postes. Pero era la fiesta de Cazorla.

Arranque fulgurante del Almería

El partido empezó muy diferente a lo descrito hasta ahora. A pesar de que el Tartiere se puso en modo caldera desde el inicio, el equipo entró algo destemplado, mérito claro del Almería que ganó desde el silbido inicial la discusión por la pelota. El inicio con furia que no hubo en la ida sí lució en el Tartiere.

Se hizo con el mando el Almería y el Oviedo replegó, esperando que se rebajara ese impulso. Lopy tiró a las nubes y Melamed a los guantes de Aarón como carte de presentación, no muy dañina, pero con la sensación de que los de Paunovic estaban incómodos.

Mejoró la cosa a partir de los 10 minutos, tras un chut desviado de Chaira. Lograron los azules iniciar con claridad, evitando la hasta entonces presión visitante. Fue más reconocible ahí el Oviedo que incluso pasó a dominar.

Estaba mejor encaminada la cosa cuando llegó un accidente de estos que alteran el guion de un play-off. Un ataque veloz del Almería fue interrumpido por el brazo de Seoane, ya en el área, y en posición demasiado alejada del cuerpo. Un error de los que siempre están prevenidos los futbolistas. Melero se citó con Aarón, al que batió, minuto 24, raso y ajustado. La eliminatoria quedaba igualada, aunque con asterisco: el empate tras 120 minutos seguía beneficiando al Oviedo.

Pero fue un golpe anímico. Uno muy grande. Paunovic nunca había ido por detrás en el marcador y el equipo tembló por primera vez desde su llegada. No aparecía nadie entre líneas, no había manos levantadas pidiendo el balón. Incluso los balones divididos eran visitantes. El Almería se estaba comiendo al Oviedo en su campo.

Y pudo ser peor. Porque Lopy aprovechó una pérdida de Hassan para probar a Aarón y porque, sobre todo, Melamed ejecutó con malicia una falta lateral que la bota de Calvo expulsó en el último momento.

Si el fútbol es normalmente un estado de ánimo, en los play-off la cosa se descontrola. Las teorías previas son arrojadas a la papelera en un par de jugadas y lo que durante el curso parecía blanco ahora es negro. En las eliminatorias pesan tanto las emociones como las piernas. Y en ese aspecto, el Oviedo parecía mucho más alterado que un rival cerebral, frío, dispuesto a ejecutar su plan como una máquina sin sentimientos.

Mejoría del Oviedo antes del descanso

Sí se notó antes del descanso una mejoría azul, que aprovechó que al Almería el primer acto se le estaba haciendo largo y encontró mejor los costados. La más clara de los azules aceleró por la izquierda y sirvió para citar a Rahim, de los tipos más calmados en el choque, con Fernando. Tiró con la derecha y el meta repelió con los puños. Otro susto de Lopy tras un balón errado de Aarón en la salida dio paso al descanso con sensaciones angustiosas para los de Paunovic, aunque algo atenuadas por un final de periodo en el que se intuían un camino a seguir. El serbio no se había equivocado en la previa con su lenguaje bélico. Aquello no sería ningún paseo.

Como la situación exigía de callo, Paunovic tiró de su soldado con más tiros dados: Santiago Cazorla. Su efecto fue inmediato.

El primer balón fue un pase en largo de quaterback que dejó a Chaira en el área. El segundo, un control en la frontal para citarse con Fernando que fue interrumpió Lázaro con un agarrón que le valió la amarilla y una falta jugosísíma en la frontal. Santi, que nació diestro, se orientó para el otro lado, para la zurda. La otra buena. Disparó abajo, al rincón, imposible para Fernando.

La presencia de Santi y el gol, mírese en el orden que se quiera, serenaron por fin al Oviedo, mucho más reconocible. Con momentos de aguantar el chaparrón, porque el Almería tiene mucho talento. Pero se parecía más al guion de partido que uno podía esperar a priori.

Apareció, por ejemplo, Hassan en todo su esplendor. Había amagado hasta entonces, pero empezó a derribar defensas con recortes y cambios de ritmo. Hasta tres servicios de gol puso que nadie supo oler.

Calvo asustó de cabeza en un córner centrado con mimo por Cazorla. Melero puso la réplica de zurda. El partido estaba agitadísimo. Melamed, con un trallazo al larguero, siguió moviendo la coctelera. Y como una cuestión de centímetros negó a Viñas el segundo, había que seguir sufriendo.

A eso sí que está más que acostumbrado el Oviedo desde la llegada de Paunovic. También un Tartiere a los máximos decibelios que se puede poner. Solo un mínimo silencio para ver a cámara lenta el remate de Marezi que se fue al poste. También con algún centro de las peores intenciones. Tragar saliva y vuelta a rugir.

Resistió el Oviedo sujetado en el tramo final por los tres centrales, otra vez. Con un trabajo gregario y soportando cada centro desde los costados. Con algo de agonía, como manda todo play-off. Pero vale una final. Una a la que invita Santi Cazorla, dispuesto a ponerle el broche de oro a una carrera inolvidable.

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