Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

El Oviedo juega "en casa" a 360 kilómetros: locura azul para recibir al equipo antes de la final por el ascenso en Miranda de Ebro

"Este es el año, no hay duda", creen la hinchada carbayona, que se trasladó junta y en corteo hasta Anduva entre humo, bengalas y cánticos

VÍDEO: La afición del Real Oviedo se prepara para la final contra el Mirandés

Joaquín Alonso / Irma Collín / Nacho Azparren / Jimena Aller

Joaquín Alonso

Joaquín Alonso

Miranda de Ebro (Burgos)

La gente comió, bebió y disfrutó de una buena previa de fútbol durante las horas muertas hasta que comenzase el duelo en el que el Oviedo podría avanzar sus opciones de ascenso a Primera División. “Este es el año, no hay duda. Hoy firmamos un empate y ascenderemos en el Tartiere”, decía María Gutiérrez mientras brindaba con una cerveza en el parque de Miranda de Ebro (Burgos) convertido en bastión azul. La diversión se alargó hasta que desde la Asociación de Peñas Azules del Real Oviedo se indicó un punto de encuentro para recibir al equipo antes del partido de ida de la final del play off de ascenso a Primera contra el Mirandés.

Y ahí se rompió todo. Cientos de oviedistas se desplazaron hasta la rotonda marcada, donde el autobús del equipo haría su entrada triunfal. Fue entonces cuando estalló la locura. Los cánticos se intensificaron, las pancartas aparecieron en lo alto y los bombos no pararon de sonar. Los ultras se posicionaron al frente del recibimiento, marcando el ritmo de una hinchada entregada que se dejó la voz animando a los suyos.

Cuando el bus apareció, los jugadores del Oviedo observaron en silencio, muchos de pie, pegados a las ventanas traseras, viendo cómo cientos de almas carbayonas convertían una simple rotonda en un templo de fe azul a muchos kilómetros de distancia del Carlos Tartiere, donde el próximo sábado se vivirá la vuelta de una eliminatoria que será histórica si los azules logran regresar a Primera 24 años después. “Vamos, vamos Oviedo”, se escuchaba a pleno pulmón mientras las manos alzadas formaban una ola que acompañaba al vehículo en su recorrido hacia el estadio.

Finalizado el recibimiento, el corteo azul se puso en marcha. Caminaron todos juntos hacia Anduva entre cánticos, bengalas y banderas al viento. La procesión era ya una victoria en sí misma: el equipo, pase lo que pase, no está solo. Dentro del estadio, la fiesta no se detuvo en los prolegómenos del partido.

Y Miranda se tiñó de azul

Cerca de 1.000 hinchas azules desembarcaron esta mañana en Miranda de Ebro para vivir la última previa de la temporada lejos del Tartiere. Y quién sabe si también la última en Segunda. La afición carbayona convirtió el parque Antonio Machado en una fiesta azul a partir de las 12 horas. El ambiente era espectacular, potenciado por varios grupos locales que, tambor en mano, animaban la zona con batucadas. Muchos oviedistas se unieron al ritmo y bailaron junto a los aficionados jabatos, en una escena que mezclaba alegría, nervios y comunión entre aficiones.

Entre los asistentes, una figura muy querida, el histórico portero del Oviedo Esteban, acompañado de su hijo Mario. “Hay que salir vivos de Anduva”, decía el joven mientras cruzaban el puente que divide la ciudad, un mensaje que resume el sentir de toda una hinchada.

El Oviedo está citado con la historia, y la afición tiene claro que va a echar el resto para lograr el objetivo tan largamente ansiado: retornar a la categoría de oro del fútbol español.

Tracking Pixel Contents