Un "Willy Fog" oviedista viaja por los Balcanes con la camiseta azul y esto es lo que le sucedió: "¿Real Oviedo? ¡Of course!"

El carbayón Fernando del Campo descubre en un viaje a los Balcanes el seguimiento al equipo en la cuna de Jerkan, Jokanovic y Paunovic: "Todos dicen que vamos a subir""

"¿Real Oviedo? Of course"

"¿Real Oviedo? Of course"

Joaquín Alonso

Joaquín Alonso

Oviedo

Cuando se piensa en el Oviedo, se piensa en tribu, en un vecindario, en familia. Pero se piensa a nivel local. El conjunto carbayón no es (actualmente) como el Madrid o el Barça. Fuera de las fronteras asturianas, es complicado encontrar gente que siga al club. Ya ni hablar fuera de España. Sin embargo, de vez en cuando surgen historias en los lugares más recónditos. Historias que se escriben en la barra de un bar de Mostar, en un control de carretera en Bosnia, o mientras se espera a cruzar la frontera en un autobús cualquiera de Croacia a Montenegro. Son historias que surgen lejos, pero que huelen a Gascona y suenan a Tartiere. La de Fernando del Campo es una de esas.

Por la izquierda, Fernando del Campo, junto a un joven de Sicilia que hizo el Erasmus en Oviedo y tiene un tatuaje con las siglas de la capital. En el centro, el carbayón, en el puente de Mostar. A la derecha, Del Campo, junto a un macedonio, en el aeropuerto de Skopje. | LNE

Por la izquierda, Fernando del Campo, junto a un joven de Sicilia que hizo el Erasmus en Oviedo y tiene un tatuaje con las siglas de la capital. En el centro, el carbayón, en el puente de Mostar. A la derecha, Del Campo, junto a un macedonio, en el aeropuerto de Skopje. | LNE

Oviedista de cuna y mochilero por convicción, hace dos semanas que salió de viaje por los Balcanes. Va solo, con su mochila, su camiseta azul y unas ganas de ascenso que no entienden de fronteras. "Cogí el vuelo para Venecia justo cuando llegaban los jugadores de Tenerife", cuenta. Y desde allí, Eslovenia, Croacia, Bosnia, Macedonia del Norte, Montenegro... y un sinfín de lugares en los que el Oviedo le acompaña en cada paso. Todavía queda gente que se acuerda de Jerkan, de Paunovic, de Jokanovic…

"¿Real Oviedo? Of course"

"¿Real Oviedo? Of course"

En Split, el primer destello. Un camarero, de unos cincuenta, se asombró al ver que Del Campo llevaba puesta una camiseta del Oviedo. "¿Do you know Real Oviedo? (¿Conoces el Real Oviedo?)", preguntó el asturiano. "Of course (Por supuesto). Vais a subir a Primera, ¿no?", respondió el hombre, que asegura seguir los partidos. "Me decía que veía los choques del Oviedo. Igual conocía a Jerkan, que es de Split", recuerda Fernando.

De allí a Mostar, donde hubo más sorpresas. "Nada más llegar, me voy a un bar cerca del puente y el camarero me dice. ‘El Oviedo, ¿no?’", relata. Otro cliente, en otro local, repite la escena. "Otra vez lo mismo, me ve la camiseta y me pregunta, y yo, claro, sorprendido, le digo: ‘Pero ¿por qué?’. Y me responde: ‘Porque vemos los partidos del Oviedo, nos gusta verlos’". En Sarajevo, le sorprende el cariño. "Nos quieren mogollón a los españoles, y bastante gente habla nuestro idioma", dice.

En Skopje, Macedonia del Norte, se topa con un canal de televisión local que emite los partidos en directo. "Me dio por mirar la guía de la televisión de aquí y ponen en directo el partido del Oviedo por Arena Sport", afirma con asombro. Pero la historia más loca le ocurre en un bar bosnio con unos jóvenes. "Uno estaba cuchicheando y mirando para mí con los amigos. Le saludo con la cabeza y me dice: ‘¿Qué eres, de Oviedo?’, en un perfecto español". El chaval había estado de Erasmus y había vivido al lado de Gascona. "Fui a ver el partido contra el Espanyol en el Tartiere. Tengo un recuerdo genial de Oviedo", le confesó. Y le muestra un tatuaje. Un paraguas y las letras O-V-D. "Dijo que sigue al Oviedo, que es fan porque estuvo de Erasmus. Increíble", dice Del Campo. Y no se acaba ahí. En Dubrovnik, más de lo mismo. "Estaba viendo el partido por el móvil y baja una pareja que había llegado al apartamento. El hombre me habla en castellano y me dice: ‘¿Qué partido estás viendo?’. Le contesto que el Oviedo. Y me responde: ‘Ah, sí, van 1-1’. Sabía el resultado", asegura. El tipo era directivo del Puebla y amigo de Carlos Muñoz. "Me dijo: ‘A Carlos lo queremos muchísimo allí’, y que los mexicanos son ahora parte del Oviedo", relata.

De allí se fue a la República de Srpska, una región de Bornia. En un control policial, otro momento surrealista. "Me para la policía, me pide los papeles, y todo bien. Empezamos a hablar de Djokovic, que jugaba semifinales contra Sinner. Hablamos de tenis, y al final me dice. ‘Bonita camiseta’. Le digo que es del Oviedo y me responde que ‘por supuesto que lo conozco. Sé que estáis en promoción para subir’. Y se despide con un ‘Good luck’ (buena suerte)", cuenta sorprendido Del Campo.

Y si por si fuera poco, pasando la frontera en autobús de Croacia a Montenegro, un guardia civil aborda a Del Campo. "Yo iba con la camiseta de España y me pregunta: ‘¿De dónde eres?’. Le digo que de Oviedo y me contesta que ‘yo soy de Avilés’. Menuda coincidencia. Era experto en coches robados y colaboraba con la policía croata. Y sabía que habíamos ganado el día anterior", relata.

Incluso en Pristina, Kosovo, el efecto Oviedo se deja notar. "Un chaval me vio la camiseta y me dijo: ‘Real Oviedo’. Le pregunto si lo conoce y me dice que claro, que sabe que estamos en promoción. ‘Good luck in First Division’ (buena suerte en Primera División), me suelta", explica Del Campo, todavía impresionado con un viaje tan azul.

"Es muy loco que vayas por Europa y mogollón de gente conozca al Oviedo, especialmente gente joven que nunca ha visto al equipo en Primera", reflexiona el carbayón. "Es más normal que los mayores lo conozcan por la cantidad de yugoslavos que hubo en el Oviedo. Pero aquí ven mucho fútbol, son como los argentinos. Los medios de comunicación de por aquí cubren crónicas del Oviedo por Paunovic, que es serbio", indica.

Quizá sea la figura de Paunovic, técnico azul, lo que ha reactivado la fiebre azul en los Balcanes. O tal vez sea el romanticismo de un club que lleva 24 años fuera de Primera pero que no se rinde. Que genera afecto, que se cuela en las guías de televisión extranjeras y en la piel de un Erasmus. Como Fernando, que sigue viajando, pero nunca está solo. En cada frontera, en cada ciudad, en cada mirada, alguien le recuerda que el Oviedo es mucho más que un equipo. Es una forma de estar en el mundo. El oviedismo espera ahora que, a partir del sábado, mucha más gente conozca al equipo, porque podría estar, tras tantos años, de nuevo en Primera División.

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