Entrevista | Juan Carlos Unzué Exportero del Oviedo

El luchador Juan Carlos Unzué transmite su energía al Oviedo: "Lo de 2001 fue desagradable, pero tenía claro que pelearían por subir"

El exportero azul atiende a LA NUEVA ESPAÑA para apoyar al que un día fue su equipo y analiza la situación actual sobre la ELA, enfermedad que padece: "Unas cuantas personas, queriendo vivir, se han visto obligadas a morir, en algunos casos por no arruinar a sus familias"

Juan Carlos Unzué, en el Tartiere en 2022

Juan Carlos Unzué, en el Tartiere en 2022 / Irma Collín

Joaquín Alonso

Joaquín Alonso

Oviedo

Oviedo vuelve a acariciar un sueño que lleva demasiado tiempo aplazado. Esta vez, a un solo partido de poder devolver a la ciudad lo que un día le arrebataron. Juan Carlos Unzué lo vivió en 2001, cuando el equipo se hundió en Mallorca y cayó a Segunda. Hoy, desde otro partido mucho más complejo, su pelea contra la ELA, observa con ilusión el momento. "Lo van a conseguir", afirma a LA NUEVA ESPAÑA. Sus palabras, muy emocionantes, encierran el sentir de toda una generación que, por fin, vuelve a soñar, y dejan claro que rendirse nunca es una opción.

El Oviedo se juega el ascenso a Primera. Usted vivió aquel descenso en 2001. ¿Qué siente al ver al equipo ahora tan cerca de volver?

Ilusión y esperanza de que lo consigan.

¿Qué recuerdos guarda de aquella temporada 2000-2001?

Tuvimos momentos buenos y al final nos pudo la presión de jugarnos la permanencia. De todo se aprende y, en el momento, aquella fue una experiencia muy desagradable. Pero yo, por desgracia, ya había tenido otras parecidas. Sientes como la gente sufre por un equipo que no le ha dado para mantenerse y eso no es fácil de sobrellevar.

¿De quién se acuerda más de aquella plantilla?

Recuerdo mucho al mister (Antic) y momentos complicados que vivimos dentro del vestuario. Me sentí muy querido en El Requexón a pesar de no jugar, ya que suplía a Esteban. Había muchos chicos jóvenes y por suerte sigo teniendo contacto con Esteban, Jaime, Dani, Amieva, Oli…

Desde entonces, el Oviedo ha pasado por el infierno, ha estado al borde de la desaparición... ¿Tenía claro que volvería a verlo pelear por subir a Primera?

Sí. Oviedo es una ciudad muy futbolera que tiene una gran afición detrás y eso es básico para conseguir el ascenso.

¿Qué importancia cree que tiene para una ciudad como Oviedo y para su afición volver a Primera División?

Para la ciudad es importante y también para la afición, pero el sentimiento de pertenencia ya está instaurado. Me ha llamado la atención ver tanta gente joven en el estadio durante estos partidos animando al equipo. Percibo que hay una gran ilusión por conseguir el objetivo.

Si lo sigue, ¿qué destacaría del trabajo de Paunovic, excompañero suyo?

Siendo sincero, no conozco a fondo el proyecto. Los he visto jugar algunos partidos, pero no como para poder opinar. Creo que sería fantástico que Paunovic consiguiese ascender al equipo porque estoy seguro que sentirá lo mismo que sentiremos todos los jugadores que estuvimos aquel año.

Acaba de recibir el Banquillo de Platino de la Federación Española de Fútbol, un reconocimiento a toda su trayectoria. ¿Qué significa para usted este premio?

Me hace mucha ilusión que reconozcan mi trayectoria, pero sobre todo sé que lo hacen por mi actitud en estos últimos años con la enfermedad.

Ahora es un referente nacional por su lucha contra la ELA. ¿Qué sensaciones tiene cuando ve la implicación que empieza a haber en el deporte con esta enfermedad?

Estoy feliz porque hemos generado una sociedad que ya no cree que lo que no es visible no existe. Mi objetivo desde que me diagnosticaron la enfermedad fue dar visibilidad a la ELA y contar la cruda realidad de la mayoría de las personas afectadas.

La ley ELA fue aprobada, pero usted mismo ha alzado la voz denunciando la falta de financiación por parte del Gobierno. Ha sido muy duro: "Dejen de mentirnos; pónganse las pilas y reporten ya el dinero". ¿Qué está fallando realmente?

El Gobierno está dentro de los tiempos que están en estipulados en la ley, pero entendíamos que iban a ser más rápidos en su ejecución. Pedimos un plan de choque para poder atender a las personas con la enfermedad avanzada y, sobre todo, para que ninguna persona más que quiera vivir se sintiese obligada a morir por la falta de las ayudas que conlleva la propia ley. Hace unos días han dicho que nos darán diez millones para empezar a funcionar, pero con eso nos llega para atender un porcentaje muy pequeño de afectados y eso no es justo. Necesitamos que tengan un poco de voluntad, y, sobre todo, de humanidad.

Ha dicho algo tremendo: "Unas cuantas personas, queriendo vivir, se han visto obligadas a morir, en algunos casos por no arruinar a sus familias". ¿Cómo convive uno con la impotencia de ver que después de tanta lucha, la ayuda no termina de llegar?

Es desalentador y muy complicado de entender, pero si algo tenemos los enfermos de ELA es la perseverancia y que no vamos a parar hasta conseguir esas ayudas.

Acaba de fallecer Sabou, exjugador del Sporting, que también padecía ELA. Creo que estuvo en Gijón visitándolo.

Sí, lo conocí personalmente y hemos estado en contacto a través del teléfono. Es muy duro y complicado ver cómo mueren personas cercanas sin recibir esas ayudas.

¿Qué le diría a los futbolistas del Oviedo que este sábado salgan al Tartiere con todo el peso de la historia a sus espaldas?

Les diría que ellos se han ganado la posibilidad de jugar este partido y conseguir el ascenso. Que lo sigan dando todo hasta el último minuto y, sobre todo, que, si hay momentos de dificultad en el partido, se ayuden unos a otros todo lo posible. Lo van a conseguir.

Después de todo lo que le ha tocado vivir, ¿cómo se prepara uno emocionalmente para seguir transmitiendo esa energía y optimismo que usted emana?

Aceptando aquello que no podemos ni controlar ni cambiar. Me sigo sintiendo útil y eso es básico para seguir adelante. Sigo haciendo todo lo que quiero hacer en mi día a día sin rendirme, aunque sea con limitaciones.

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