Se acabó la noche que duró veinticuatro años: "No había visto Oviedo tan lleno en mi vida"

Miles de personas abarrotan las calles de la capital asturiana para celebrar el regreso a la máxima categoría

Los fuegos artificiales en el cielo de la noche del ascenso carbayón. | MARIO CANTELI

Los fuegos artificiales en el cielo de la noche del ascenso carbayón. | MARIO CANTELI

Joaquín Alonso

Joaquín Alonso

Oviedo

La ciudad estalló en azul. Desde que el árbitro pitó el final y se certificó el ascenso a Primera, Oviedo se convirtió en un hervidero imposible de atravesar. No cabía un alfiler en las calles de la capital asturiana. No importaba si eras oviedista de toda la vida, de adopción o simplemente pasabas por allí. La celebración del ascenso a Primera arrastró a una ciudad entera..

Miles de oviedistas, en la celebración en la plaza de América.

Miles de oviedistas, en la celebración en la plaza de América.

"No he visto Oviedo tan lleno en mi vida", decía María Díaz, visiblemente sorprendida mientras esquivaba a grupos de aficionados con bengalas, cánticos y bufandas al viento. "Estoy alucinando con lo que puede llegar a mover el fútbol. A mí no me gusta mucho, pero me he sumado a la fiesta porque es algo histórico y está bien vivirlo. No creo que llegue a casa antes de las 8 de la mañana", avisaba entre risas.

A su lado, Cristian Rodríguez, cerveza en mano, con los ojos brillantes por la emoción, parecía en shock. "Todavía no me creo que seamos un equipo de Primera División. Hasta que el año que viene no juguemos el primer partido, no lo creeré. Pero esta noche vamos a celebrarlo a tope. ¡Hala Oviedo!", gritó.

La hinchada azul invade las calles de la capital asturiana.

La hinchada azul invade las calles de la capital asturiana.

La fiesta no entendía de horarios. Las plazas llenas, las sidrerías desbordadas, los cánticos por toda la ciudad... El azul lo teñía todo, incluso a los que no tenían previsto mancharse. Muchos médicos MIR, llegados desde distintos puntos de España para comenzar su residencia, acabaron metidos de lleno en la marea carbayona sin tener muy claro cómo. "Acabamos prácticamente de llegar a la ciudad y ha coincidido con esto", contaba Carmen Gómez, todavía con la maleta casi sin deshacer. "Yo soy del Madrid, pero me gusta ver que una ciudad en la que voy a tener que pasar bastantes meses tenga un equipo en Primera División, porque así podré ver a mi equipo en este campo", señaló antes de perderse entre la multitud.

Y así, entre cánticos, abrazos y alguna que otra lágrima, la noche histórica fue estirándose hasta casi fundirse con el amanecer. Oviedo, por fin, volvió a Primera. Y la ciudad entera quiso celebrarlo como lo que es, un ascenso que llevaba demasiado tiempo aguardando.

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