Opinión

Oviedo

Esa fiesta es solo un comienzo: sobre el futuro del Oviedo en Primera y el apoyo de los más jóvenes

Oviedo se echa a la calle para alentar a los ídolos del ascenso y Pachuca prepara mejoras en el proyecto para que la estancia en la máxima categoría sea larga y exitosa

Aburrido con las historias del Oviedo noventero de Primera, mi hijo Nico, 7 años, me puso un día en su sitio: "Pero papá, ¿cuántos "balones de Oro" ganó Prosi?". Vale, quizás aquel Oviedo no fue tan mítico como pensamos los que lo vivimos. Puede que exageremos. Jugamos una eliminatoria e Europa y lo llamamos el "Euro Oviedo", así que sí, se acepta la crítica. Hinchamos cada historia como un globo porque al final nos agarrábamos a esos recuerdos mientras avanzábamos entre el barro. La diferencia ahora, desde la noche del pasado sábado, es que ya no hace falta irse atrás para contar hazañas. Que ahora los Nicos oviedistas pueden vivirlas cada 7 días. Empieza un nuevo capítulo.

Lo del sábado no es un ascenso más. Eso habrá quedado claro a estas alturas. Si alguien tenía alguna duda, se le habrán ido paseando por la Plaza de América (antiguo naming de la zona…) en la alborotada noche del sábado. O al que haya accedido ayer al Ayuntamiento también habrá llegado a la misma conclusión. Como si fuera el San Mateo más multitudinario nunca visto. Ni Michael Jackson en el 92…

El que, además, haya echado un vistazo con detenimiento habrá observado, sucede cada 15 días en el Tartiere, la llamativa cantidad de jóvenes vistiendo colores azules. No es ninguna novedad. Hace un par de años, el club manejaba unos datos que les situaba con el apoyo más joven de la categoría. Más mérito aún: generaciones que no han visto al Oviedo en Primera prometen lealtad a unos colores. Aunque no sea la apuesta a priori ganadora.

Por eso es importante llegar, vaya si lo es, pero aún más el mantenerse. El ascenso no puede ser flor de un día. En ello trabaja Pachuca que ha repetido hasta la saciedad que cuando el equipo ascendiera debería estar preparado para competir en la élite. De ahí la insistencia, a pesar de las zancadillas, en una nueva ciudad deportiva.

Ahí está el primer gran reto en Primera. Porque el Oviedo piensa desde ya en la nueva categoría. Somos de Primera, se repiten sus sufridores seguidores, como si no acabaran de creérselo. Había ganas de celebrar. Muchas. Pero más aún de permanecer. La fiesta de todas las fiestas, la que colapsó Oviedo y será recordada de generación en generación, no debe ser el destino, sino el comienzo de una bonita historia. Como la de los 90. Como la habitual en un club histórico del fútbol español.

Con esa idea es con la que llega el Oviedo a su viejo sitio. Empujado por Pachuca que ha demostrado tener las cosas más que claras. En las intenciones, en cada intervención pública, humildad. Lo marca el patrón. Pero de puertas hacia dentro, ambición. De ahí que las primeras palabras tras el ascenso ya hablen de que el objetivo es la permanencia. Lógico. Pero que en conversaciones privadas se hable de algo más. De que no sea una experiencia efímera.

Del "Volveremos" al "Volvimos": miles de aficionados del Real Oviedo entonan junto a Santi Cazorla el himno de Melendi

F. Vallina / Real Oviedo

Lo mejor del sábado es que ahora muchos oviedistas tendrán la oportunidad de vivirlo en primera persona aquello que les contaban, exagerando o no, sus padres y madres, abuelos y abuelas. Puede pasar cada domingo. Que Courtois puede ponerse nervioso ante un centro de Santi Cazorla. Por qué no. Que Rahim puede ganarle una carrera a Lamine. Que su Oviedo puede ganarle a los grandes.

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