El secreto de la eterna juventud: "Por el Oviedo haces lo que sea"

Tres veteranas seguidoras y grandes amigas, Margarita Catalán, Encarnación Vázquez y Concepción Gómez, aseguran que la afición se la inculcaron sus abuelos

Por la izquierda, Margarita Catalán, Encarnación Vázquez y Concepción Gómez, ayer.

Por la izquierda, Margarita Catalán, Encarnación Vázquez y Concepción Gómez, ayer.

Oviedo

Una avalancha de aficionados. Una marea azul interminable. Y en el medio tres mujeres. Tres amigas inseparables que no se sueltan del brazo mientras intentan esquivar a la multitud que amenaza con arrastrarlas. Margarita Catalán, Encarnación Vázquez y Concepción Gómez son "del Oviedo a muerte, desde que nos lo inculcaron nuestros abuelos". Podrían estar hablando de hace diez años, pero en realidad estas tres ovetenses tienen entre 79 y 89 años, y un espíritu envidiable. "Estuvimos esperando para ver al autobús una hora, que para nosotras que estamos destrozadas es como si fueran cuatro", bromearon. Pero, "mira qué bien nos conservamos. El secreto es seguir al Oviedo: sufres, te ríes, vives alegrías como esta...".

Por el Oviedo, "haces lo que sea. Así somos los ovetenses". "Estamos hablando de una capital pequeña que tiene una afición impresionante. Eso no se ve en todos lados", destacaron las aficionadas antes de afirmar tajantes: "En el cielo hay un agujero por el que se ve Oviedo". Si bien estas tres mujeres de armas tomar llevan ligadas al fútbol y al Real Oviedo toda su vida, en sus familias hay quien hasta ahora todavía no ha podido disfrutar del placer que supone ver a su equipo en Primera. "Mi nieto debe estar todavía bañándose en la fuente", comentó con guasa Catalán. Su historia es la de otras muchas familias. Porque si algo quedó claro en el desfile de ayer es que el Real Oviedo mueve multitudes y generaciones enteras. Ejemplo de ello era el médico Ignacio Arnott, que esperaba expectante con su nieto, Pelayo Braña, para ver pasar al autobús azul. El pequeño acudió a la cita con la bufanda en la cabeza y con una enorme bandera que ondeó sin descanso en cuanto el vehículo enfiló la calle y las voces de Santi Cazorla, encargado de animar la celebración, empezaron a dejarse oír ligeramente, acalladas por la enorme cantidad de gente que tomó las principales calles de la ciudad para festejar con el equipo un hecho histórico. También Gonzalo Rodríguez y el pequeño Samuel Rodríguez, abuelo y nieto, acudieron ayer al paso del desfile. "Me hizo venir media hora antes para coger sitio. Está nerviosísimo", reconocía Gonzalo mientras el pequeño de 7 años esperaba ansioso a la vera de la avenida de Galicia. "Yo soy del Oviedo de toda la vida y se lo transmití a mi hijo y también a él. Va a ser impresionante poder volver a verlos de nuevo en Primera", sentenció.

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