El lapsus premonitorio de Lisci, una ayuda desde Córdoba, la fe de Paunovic... Así fue la semana en la que se cocinó el ascenso
Del 1-0 de Anduva al 3-1 del Tariere: repaso al día a día de Veljko y sus hombres para obrar la remomtada

EN IMÁGENES: Así se vivió en el Carlos Tartiere la noche del ascenso del Oviedo a Primera División 24 años después /
Es ya la semana que precedió a la mayor fiesta nunca celebrada por el oviedismo. 7 días de nervios, impaciencia y trabajo, mucho trabajo, pero sobre todo de confianza. Veljko Paunovic guio el rebaño de fieles con un mensaje claro desde que el equipo cayera en Anduva: "Lo conseguiremos". La mezcla de convicción, estudio del rival y buenas decisiones dio como resultado el triunfo más gritado.
Un lapsus premonitorio
Acaba el partido en Anduva y Paunovic aún mastica la decepción por la oportunidad perdida, ¡maldito penalti! Pero hay algo que le cambia de forma repentina el humor. Es un detalle, un chispazo, fruto seguramente de un desliz pasajero. Pero que le hace al técnico recobrar la moral.

Marcos León
Paunovic se acerca al banquillo de Lisci, técnico del Mirandés, para estrecharle la mano y el italiano recibe el gesto de Veljko con un "felicidades". ¿Un lapsus? ¿El subconsciente? Sea como fuere la anécdota refrenda la idea del serbio de que decidiría el Tartiere y que todo lo que sea salir vivos de Anfduva ya era acercarse al triunfo. Pauno acude al fondo y es el más efusivo en su celebración. También en la sala de prensa. La mecha está prendida.
El entrenador, que había hablado en el play-off que cada partido necesitaba un héroe, señala en el vestuario a Aarón como el de ese partido. La mano a Izeta que evita el 2-0 será clave, considera. No iba mal encaminado.
Tranquilidad y fe
Los que se acercaron esa semana por el El Requexón percibieron, sobre todo, mucha calma. La que precedía a la tempestad. Se parecía, comentaban los supervivientes del último ascenso, el de 2015, al que flotaba antes de aquel choque en el Carranza.
En el entrenamiento del lunes, apenas unas horas después de Anduva, Paunovic entró al campo número 5 a paso ligero. Se detuvo ante periodistas y aficionados y les saludó con un "quedan cuatro días para volver a Primera". No era una frase de cara a la galería. Dentro, en los pasillos de la ciudad deportiva, había repetido la misma frase ante cada trabajador con el que se había cruzado.

Locura azul en las calles de Oviedo para celebrar el ascenso del equipo a Primera División / Marcos León / LNE
El martes el equipo descansó. Desconexión. Incluso algunos futbolistas disfrutaron de una jornada de playa en La Ñora. El miércoles se aceleró el trabajo. El jueves se mudó al Tartiere. Cazorla participa con una venda, pero está. Más tranquilidad. Ahí ya, en la parte de la sesión a puerta cerrada, empieza a plasmar el once para el sábado. Hay diez fijos y Alemão y Viñas turnándose como nueve en el equipo titular. El viernes ya solo está Viñas en el conjunto de peto. No hay dudas con el equipo.
La llegada de Jesús Martínez, aunque en plano más discreto que en su anterior visita, da nuevos ánimos a los futbolistas. Todos creen.
Control de los detalles
En esa última sesión, la del viernes, también en el Carlos Tartiere, Paunovic se centra durante una gran parte del mismo en la estrategia. Faltas, córners, saques de banda… Todo. Son acciones que pueden dar un ascenso. Con una novedad: el entrenador emplea cerca de 15 minutos en entrenar el saque de centro. Colombatto saca junto a Viñas y el balón va hacia Cazorla que envía de forma directa al área.

A. Domínguez / M. Rendueles
La jugada parece estudiada para el caso en el que el Oviedo inicie el choque, algo que no sucede: lo hace el Mirandés. En el inicio del segundo acto no se ejecuta. Parece una estrategia ideada para meter el miedo en el cuerpo al rival desde los primeros segundos de juego.
Un cable desde Córdoba
El Mirandés fue un rival duro. Durísimo. Un club humilde y repleto de jugadores cedidos pero que a muchos de ellos les espera un futuro prometedor en las categorías más altas. Y en el camino hacia el éxito, cualquier ayuda es bienvenida. Como la que ofreció Iván Ania desde Córdoba.
El técnico, canterano oviedista y símbolo de la última etapa de oro en Primera, tiene un conocimiento exhaustivo de la Segunda División. Una base con la que no contaba Paunovic a su llegada, tras algunos años en el fútbol mexicano. Iván y Veljko coincidieron en el Oviedo de la 2000/01, la triste campaña del descenso, y desde el paso de ambos a los banquillos han mantenido el contacto.

F. Vallina / Real Oviedo
La llamada surgió de Córdoba, a iniciativa de Iván Ania, que nunca ha evitado proclamar su oviedismo. El técnico del conjunto andaluz advirtió al serbio de una variante táctica empleada por el Mirandés contra los suyos. El habitual sistema de 5-3-2 pasaba a un 5-4-1 que se le atragantó al Córdoba. Los de Lisci se impusieron en los dos partidos de Liga, 1-0 en Anduva y 1-2 en El Arcángel, con un agónico tanto de Tomeo en el añadido. Pero Ania tomó nota de aquellas experiencias.
Paunovic agradeció el gesto y enriqueció sus informes sobre el Mirandés. La variante explicada por el técnico del Córdoba no fue usada de primeras por el conjunto jabato, pero sí en determinados momentos de la eliminatoria.
El día D
La tensión contenida salta el sábado. El partido a las 21.00 horas no ayuda a llevarlo lo mejor posible. A la concentración de los azules llegan todo tipo de imágenes de cómo está Oviedo. No es ninguna novedad pero crecen las ganas de saltar al campo.
Sobre el verde, el Mirandés responde rápido. El 0-1 es un mazazo y por la cabeza del entrenador solo pasa una idea: empatar antes del descanso. Irte al receso con una desventaja de dos goles habría sido difícil de digerir. Pero llega el penalti y Cazorla no falla.

EN IMÁGENES | Así se celebró el ascenso del Oviedo a Primera: la afición estalla en una noche histórica /
A Paunovic no le tiembla el pulso con los cambios. Quita a Cazorla. Luego a Hassan. Mete tres centrales. A muchos les extraña. Pero le sale bien. Cuando los nuevos se integran, el Oviedo mejora. Iguala y supera al Mirandés. Al cuerpo técnico azul le sorprende el inmovilismo de Lisci, que no hace el primer cambio hasta el 90. Los nuevos en el Mirandés salen fríos cuando los azules -Portillo, De la Hoz, Alemão, Luengo y Lucas- llevan unos minutos mandando.
El tanto de Portillo cierra la discusión. El Oviedo es de Primera. Lo ha logrado. Pero nada es fruto de la casualidad, sino de un trabajo minucioso, de una labor de concienciación profunda y de una fe, la que propaga Paunovic, que ha terminado contagiar a todos. La tierra prometida, la Primera División, se ha alcanzado.
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