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Opinión | R. O. Confidencial

Marianín Román

Orgullo, valor y pájara: Si le pasó a Indurain, como no le va a suceder a Garra...

Garra, tras el desplome

Garra, tras el desplome / LNE

Siempre les pasa a los grandes. Que se lo pregunten a Miguelón Indurain Larraya en Tineo: el titán navarro se derritió como un helado en agosto. Si al extraterrestre le golpeó una pájara monumental en su día, cómo no iba a pasarle algo parecido a alguien de carne y hueso (y poliéster), como nuestro entrañable "Garra". Sí, también el héroe peludo tiene su kryptonita.

Fue en la carrera del centenario, un éxito rotundo para todos… menos para el bueno de "Garra", al que el recorrido se convirtió en un Angliru. No ayudó que saliera sin desayunar (¡hay que meter hidratos, amigo!) ni el calor dentro de ese peluche XXL. Según mis fuentes, "Garra" tiró de orgullo, valor y él mismo para llegar a la meta, pero ya lo advertía Perico Delgado: cuando aparece el tío del mazo, solo puedes llamar al coche de equipo, con luces y sirena en este caso.

Eso sí, que nadie vea en su pájara un reflejo del Oviedín. Que no cunda el pánico: el equipo, pese al tropiezo ante el Levante, sigue con salud de hierro. Además, para su tranquilidad decirle que "Garra" está bien, se ha recuperado y quiere revancha. No descarta su presencia en la próxima media maratón de Oviedo. Esta vez, desayunando, eso sí.

No le hablo mucho de fútbol porque no he superado el mal trago del Levante, amigo lector. Eso sí, al menos alguna alegría nos deja los últimos días, como la renovación de Aarón Escandell Banacloche, nuestro sistema antirrobos. Llámese "acuerdo entre las partes" o "renovación por partidos" lo importante es que siga aquí por lo menos otro año. ¡Y que aguante muchos más!

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