Seguridad "low cost" para Bueño: propuestas para un problema histórico de Ribera de Arriba

Expertos en ingeniería sostienen que si se recreciera en 80 centímetros la escollera del Nalón, se alargasen las canalizaciones de El Llosalín y se conectara la red de saneamiento con Las Caldas la localidad se blindaría frente a las inundaciones sin falta de acometer un proyecto de playa fluvial que ven "caro y de dudosa efectividad"

Vist a del Nalón, a su paso por Ribera de Arriba, desde el puente de Palomar. | L. B.

Vist a del Nalón, a su paso por Ribera de Arriba, desde el puente de Palomar. | L. B.

Bueño (Ribera de Arriba)

La solución para blindar a Bueño frente a las grandes riadas pasa por tres pequeños proyectos que podrían calificarse de "low cost" (bajo costo). Los vecinos consideran que si se recreciera en 80 centímetros la escollera de protección frente al Nalón, se alargasen las canalizaciones bajo El Llosalín y se acometiera una conexión de saneamiento con Las Caldas ya no sería necesario acometer la gran inversión con la que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico pretende, entre otras medidas, acondicionar una playa fluvial que sirva de zona de escape para el río en caso de crecida. "Es una medida más cara y de dudosa efectividad", defienden habitantes de la localidad como Belarmino Fernández del Valle.

Aunque el despacho de ingenieros Noega, al que la Confederación encargó en agosto la redacción de un plan frente a las inundaciones con un plazo de entrega de ocho meses, todavía está lejos de tener las propuestas definitivas, los habitantes de Bueño ya se temen lo peor. Atendiendo a las prescripciones técnicas del contrato, dan por hecho que el organismo estatal se decantará por aumentar la llanura de inundación mediante la recuperación hidromorfológica del río Nalón y la renaturalización de su entorno, como estrategia principal para gestionar las avenidas.

Consideran que este enfoque plantea serias dudas sobre cómo se abordará la protección efectiva de Bueño en caso de avenidas de gran magnitud. También advierten que, si bien las prescripciones contemplan la creación de defensas rígidas para proteger la localidad, existe el riesgo de que, en avenidas extremas, "estas no sean suficientes si las áreas de laminación no cumplen adecuadamente su función".

Los lugareños se preguntan por qué la Confederación está barajando acometer una inversión tan grande si las tres propuestas que ellos hacen (elevar la escollera y reforzar los sistemas de evacuación en El Llosalín y hacia Las Caldas) serían mucho más económicas y efectivas frente a la problemática existente.

Los vecinos puntualizan que, independientemente de las medidas que finalmente se implementen, el riesgo de sufrir unas inundaciones siempre estará presente si las soluciones no van acompañadas de un mantenimiento constante de la limpieza del cauce y su entorno.

Alertan de que, en caso de optar por la creación de una playa fluvial como zona de escape para el río, la efectividad de la misma precisará de que no se altere la morfología de la cuenca inundable. Según explican, esto condicionaría la actividad agrícola y ganadera, y obligaría a la continua retirada de las acumulaciones de sedimentos o acarreos. "Optar por barreras físicas da más garantías", concluyen los expertos.

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