Bueño rinde homenaje a su "capataz": "Se entregó de forma desinteresada para hacer más habitable y moderno el pueblo"

Los vecinos se reúnen para "darle las gracias" a Vicente Álvarez, de 90 años, que, entre otras cosas, dirigió las sextaferias para construir los caminos de la localidad

Por la izquierda, Ana María Álvarez, Anita Fernández, Vicente Álvarez y Mari Nieves Álvarez, ayer, durante el homenaje. | FERNANDO RODRÍGUEZ

Por la izquierda, Ana María Álvarez, Anita Fernández, Vicente Álvarez y Mari Nieves Álvarez, ayer, durante el homenaje. | FERNANDO RODRÍGUEZ

El Caleyo (Ribera de Arriba)

Los de Bueño son muy de Bueño. Eso viene a decir, a grandes rasgos, que para ellos su pueblo está por encima de muchas otras cosas y que nunca olvidan a quienes han contribuido a su desarrollo. Los vecinos de esta localidad de Ribera de Arriba volvieron a demostrarlo ayer durante el acto organizado en honor de Vicente Álvarez Fernández, un hombre "que se entregó de forma desinteresada" para hacer más "habitable y moderno" el lugar que lo vio nacer. Con 90 años a sus espaldas y una vitalidad envidiable, rodeado de toda su familia, el "capataz" de Bueño disfrutó del cariño de los suyos, que acudieron en bloque a la comida celebrada en un restaurante de El Caleyo para devolverle al menos una pequeña parte de todo lo que él les entregó primero.

En realidad, Vicente Álvarez Fernández no era capataz, "pero como si lo fuese", aseguran quienes lo conocen. De hecho, muchos de los que asistieron ayer al homenaje aún tienen en su retina la imagen de este albañil, oficial de primera, capitaneando a un equipo de vecinos entregados durante las sextaferias que se organizaban en los años ochenta y noventa del siglo pasado.

El Ayuntamiento ponía los materiales y los de Bueño la mano de obra y el corazón. Entre otras muchas cosas, Vicente Álvarez Fernández dirigió las obras de hormigonado de los caminos del pueblo, unos trabajos fundamentales para transformarlo por completo que se prolongaron durante bastante tiempo. "Como todo el mundo sabe, Bueño es un pueblo muy llano y conseguir llevar la lluvia a los desagües no es nada fácil. Él lo hizo todo a la perfección; de hecho, hoy en día, los caminos nunca se inundan cuando llueve", explica Belarmino Fernández, el presidente de la Asociación Cultural de Bueño, uno de los promotores del homenaje. "Era capaz de leer y desarrollar los planos de los arquitectos al milímetro", añade.

Los asistentes a la comida en El Caleyo.  | FERNANDO RODRÍGUEZ

Los asistentes a la comida en El Caleyo. | FERNANDO RODRÍGUEZ

Dicen los que conocen a Vicente Álvarez Fernández que "siempre fue muy altruista, que es una persona muy humilde y que no le gusta ser protagonista", aunque ayer no le quedó otro remedio. "Estoy muy contento y es un orgullo que todos mis vecinos se hayan acordado de mí", señala el homenajeado, que estaba acompañado de sus hijas, Ana María y Mari Nieves, y de su mujer, Anita Fernández del Valle. "Trabajé mucho en mi vida porque empecé a los 14 años, pero siempre intenté colaborar con mi pueblo porque es mi pueblo y porque pensaba que podía hacer algo por los demás", añade el protagonista de la cita.

Después de la comida y de una larga sobremesa entre amigos, José Tuñón y Andrés Núñez glosaron la figura del homenajeado y se proyectó un vídeo dedicado a Vicente Álvarez Fernández. A continuación, el homenajeado recibió una placa de plata grabada para el recuerdo y varios regalos, como un reloj inteligente, un libro sobre Bueño de César Peña y un vale para una "comida romántica" con su mujer en un restaurante de Bueño.

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