Un viaje en el tiempo para ver el dolmen de La Cobertoria con los ojos de sus creadores

"La reconstrucción visual es el resultado de la información científica recabada en las campañas de excavaciones realizadas entre 2016 y 2020", señala el arqueólogo Rodríguez del Cueto

Ver el dolmen de La Cobertoria tal cual fue concebido por sus creadores, en el año 4.000 antes de Cristo. Es un sueño hecho realidad gracias a la tecnología 3D, que ha logrado recrear las diferentes fases constructivas de este tesoro escondido en la sierra de San Juan, en Salas. Este lugar de culto, la primera arquitectura monumental de la historia asturiana, es objeto desde hace años de una profunda investigación que está más cerca de lograr su objetivo final: su musealización y apertura al público.

La reconstrucción visual del yacimiento ha sido un trabajo lento, de nueve meses de cocción. Al frente de esta labor, financiada con fondos de la Fundación Valdés-Salas, ha estado el arqueólogo Fernando Rodríguez del Cueto, que subraya la singularidad de este dolmen, uno de los dos de corredor que se conocen en el Principado.

Esta reconstrucción visual es el resultado de la información científica recabada en la campaña de excavaciones desarrollada entre 2016 y 2020. En este momento se están haciendo muchas publicaciones con toda la información que tenemos y, en paralelo, se ha hecho la recreación”, precisa Rodríguez del Cueto, que alaba el buen hacer de la firma madrileña 3D Stoa Patrimonio y Tecnología.

La recreación no solo permite ver el dolmen con los ojos del pueblo que lo concibió, sino conocer las diferentes etapas constructivas por las que pasó a lo largo de quinientos años. La primera fase consistió en la creación de un túmulo de piedras de unos seis metros de diámetro y ahora es posible no solo imaginarlo, sino verlo gracias a la recreación, que incluye también personas a escala para facilitar la comprensión.

En la segunda fase, en torno al 3.800 antes de Cristo, se creó un anillo de arcillas y barro sobre las piedras en el que se dispusieron hogueras y, finalmente, en torno al año 3.500 antes de Cristo, se construyó el espectacular dolmen de corredor. “Además de esas tres fases prehistóricas, citamos una cuarta fase que se sitúa en torno a los siglos XVIII y XX, cuando se vivió una etapa de mucho interés por estos monumentos, y se realizaron accesos para conocer su interior. Hay que entender el yacimiento como un casco antiguo en el que se van construyendo nuevas fases y algunas alteran las anteriores como ha ocurrido aquí”, cuenta Rodríguez del Cueto, que se ocupó de coordinar el proyecto. Da cuenta de la importancia del dolmen como un hito territorial para los pobladores de la época que “seguramente no vivían en ese lugar, pero subían allí a pastorear y son terrenos que tuvieron una importancia crucial a lo largo de la historia”.

Sobre la recreación, Rodríguez del Cueto deja claro que es “absolutamente precisa en cuanto al lugar, dimensiones o entorno”, ya que se partió de la planimetría original y las imágenes de dron recabadas en el trabajo de campo. Sobre este asunto incide el encargado de reconstrucción virtual en 3D Stoa, Pablo Aparicio: “Partimos del gemelo digital de la excavación que había realizado el equipo de investigación y lo reprocesamos para tenerlo a más calidad y usarlo de base. Está todo controlado al detalle y nada se deja al azar”. En este sentido, Aparicio, también arqueólogo, explica que hasta los colores usados parten de los de la tierra hallada en la excavación. “Controlamos desde la posición de la piedra más pequeña hasta el diseño de los personajes, a escala para que se entienda el tamaño”, añade.

Aparicio considera que la reconstrucción de La Cobertoria ha sido “compleja”, precisamente por las muchas fases arqueológicas diferenciadas que tenía el yacimiento. Sin embargo, está satisfecho con el resultado porque “permite ver por primera vez cómo fueron esos tres dólmenes en su momento de uso” y eso permitirá que alguien sin conocimientos arqueológicos pueda comprender mejor esta joya arqueológica asturiana.

El arqueólogo Fernando Rodríguez del Cueto confía ahora en que en el futuro cercano estas imágenes puedan servir para ilustrar los paneles que musealicen el yacimiento y que también, con códigos QR, se pueda dar también acceso a todo este trabajo virtual. “No es una realidad pero es el interés de todas las partes, tanto la Fundación Valdés-Salas, como del Ayuntamiento y de Cultura”, precisa este profesional ligado al Área de Prehistoria de la Universidad de Oviedo. 

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