De la “primicia señorial” del campanu a colarse en los códices religiosos: así es el lado más espiritual de la cultura ribereña del salmón

Unir los datos y las cifras con los aspectos más espirituales es, en manos del profesor José Antonio Suárez García, un arte. Especialmente, en lo que respecta a los salmónidos y la religión, la fe, los espacios monásticos y el origen del Camino de Santiago, “aspectos todos ellos con una relación directa”, asegura el experto. En el marco de la conmemoración del milenario del Monasterio de San Salvador de Cornellana, ofreció una ponencia en el segundo piso del cenobio. “Que, por cierto, altimétricamente, la cota es prácticamente la misma a la que está el altar de Santianes de Pravia. Y coinciden algunas otras claves conceptuales entre ambos templos”, apunta. 

Experto y docente en Ingeniería Geomática en la Universidad de Oviedo, Suárez es, ante todo, un amante de la naturaleza y sus tiempos, y un gran observador. Fue uno de los fundadores de la sociedad de pescadores Las Mestas del Narcea (y el que le puso el nombre al colectivo) y hace tan solo unos días representó al Ilustre Colegio Oficial de Ingeniería Geomática y Topográfica de España en la jornada internacional sobre ética profesional y deontología en el sector. Con la misma pasión que habla de unidades de medida relata el ciclo biológico de un salmón que, de hecho, descubrió hace unos años en un códice tremendamente curioso. 

“Los salmónidos en el río tienen un montón de peculiaridades. Detrás del salmón hay una magia especial. Nace aquí, pasa un año en el río, se va y recorre miles de kilómetros y vuelve convertido en una bala de plata al sitio donde nació. Mucha gente no lo sabe, pero en la época del monasterio de Cornellana este tiene una relación íntima con la abundancia de peces en los ríos. Estos monasterios se construyeron en zonas de vega fértiles y próximos al río no por casualidad”, explica. 

Es el caso del cenobio de Cornellana, en las inmediaciones del Narcea; el de Corias, en el Alto Narcea; el monasterio de Villanueva de Oscos, próximo al río Navia y el de San Pedro de Villanueva, en Cangas de Onís, en el río Sella. “En todos ellos, desde su fundación hasta la desamortización hay una relación íntima con la pesca de salmones y una serie de derechos que los monasterios ostentan sobre los lugareños en forma de arriendos. No hay mucha información. pero muy interesante”, añade el experto. 

Acostumbrados a imaginar un coto terrenal que pertenecía a las abadías, el apartado de los ríos no está tan estudiado, pero no era diferente. “Todos los monasterios ejercieron esos derechos. Los ríos en aquellos años eran de una abundancia pesquera tremenda. Y, aparte de tener muchísimo pescado, truchas, salmones, anguilas, lampreas, era fácil de pescar, mucho más que en el mar. Cientos de miles de salmones se capturaron. Y además, la propia figura del pez se relaciona directamente con la religión, con Jesucristo”, señala Suárez. 

Ríos llenos de peces a los pies de imponentes monasterios como el de Cornellana, peces en sí mismos como representación del “Hijo de Dios” (con el acrónimo griego, ichtus) y el salmón, el rey del río, representado en “el texto más antiguo en el que se propone a Santiago como patrón de España”. “Se trata del ‘O Dei Verbum’, un himno litúrgico en doce estrofas dedicado al Rey Mauregato (783-789). La representación más antigua de este códice toledano tiene unas letras capitulares a las que pude acceder, hace años, en el marco de una investigación que estaba realizando en Madrid, en la Biblioteca Nacional. La verdad es que me emocioné cuando lo vi. Porque todas evocan un contexto fluvial donde hay salmónidos, y varias de ellas representarían un vesiculado de salmón. Son la representación más antigua conocida del ciclo biológico de un salmónido. Fue hecho o copiado en un contexto fluvial similar al de Cornellana”, cuenta Suárez, con pasión. 

Sobre el monasterio salense, resalta: “Está muy bien orientado en dirección este-oeste. En Asturias, de hecho, no hay prácticamente ningún edificio que tenga una percepción orientativa tan grande como la que tiene el monasterio de Cornellana”. Un lugar, desde el que asevera, también, que la riqueza de los ríos “es recuperable”. “Es interesante transmitir la abundancia que había y la que todavía puede ser porque, podemos recuperar, en buena medida, estos cauces salmoneros. Para ello es importante que haya limpieza y cuidado del río y eliminación de vertidos. Es fundamental, si no hay agua de calidad es imposible, pero también las repoblaciones con ejemplares originarios son importantes y eficaces. En el caso del salmón y las truchas. Si todos trabajamos de la mano podemos recuperar parte de esta riqueza” asegura el profesor. 

Ante la pronta apertura de la temporada salmonera, hace recuento de las efemérides. Los mil años del monasterio de Cornellana, los treinta de las Mestas del Narcea y, este 2025, también los veinticinco de la Feria Asturpesca-Capenastur, escenario de la especial subasta del campanu de Asturias, que Suárez define así: “Es algo con un gran componente de libertad, el que pesca el campanu puede hacer lo que quiera: venderlo, devolverlo al río o regalárselo a un amigo. Frente a determinados principios de época antigua, cuando existen esos derechos religiosos de la pesca, es típico que el primer salmón que se pesca se entregue. Por eso, cuando se protocoliza la subasta pública del campanu, le asignamos un lema ‘De primicial señorial a símbolo ambiental’, que mantenemos hoy en día”, celebra el experto.