El curioso acuerdo de los vecinos de Casandresín (en 1940) para poner en marcha una minicentral eléctrica en el pueblo

La construcción de la instalación supuso el esfuerzo de los vecinos, que debían realizar un duro trayecto a diario para encender y apagar la dinamo

Vista del pueblo de Casandresín.

Vista del pueblo de Casandresín. / T. Díaz

Salas

"En el pueblo de Casandresín, término municipal de Salas, a 29 de marzo de 1940, se constituye un contrato o sociedad de común acuerdo entre todos los vecinos (...)". Así empieza un antiguo documento vecinal que reguló durante años el funcionamiento de una minicentral que llevó la luz a esta localidad salense. El texto da cuenta de la ubicación y gestión de la dinamo y también de normas singulares impuestas como el hecho de prohibir el uso de mantas y planchas eléctricas.

"La Planta", como la conocían los vecinos, se localizaba en un monte de castaños propiedad de dos vecinos. Ellos, como consta en el documento, cedieron gratuitamente el sitio para la instalación de esta central. El resto del vecindario no solo trabajó en su construcción, sino en su gestión diaria. No en vano, debían bajar cada día a encender y a apagar la instalación, lo que no era cuestión menor. "Había un camino cuesto y malo para llegar, había que hacer entre dos o tres kilómetros para echarla a andar por la tarde y apagarla por la mañana", cuenta Celestino Escalada, que tiene recuerdos de niño bajando con su abuelo a "La Planta".

El antiguo documento vecinal.

El antiguo documento vecinal. / R. T. C.

Este vecino nació en 1951 y calcula que la planta se paró sobre 1957 cuando Hidroeléctrica llevó la luz al pueblo y se puso fin a este precario sistema de gestión eléctrica. "Dejó de usarse y quedaban las paredes y poco más, aunque hace muchos años que no bajo", cuenta Escalada.

Con todo, señala Escalada que la infraestructura hizo mucho bien porque permitió disponer de luz en una época en la que aún había candiles en las casas como única iluminación. "Para aquellos tiempos era algo muy novedoso", apunta sobre una instalación que ya recuerdan pocos en Casandresín. "A mi me gustaba mucho ir con mi abuelo y eso que en la caída de la hoja daba problemas porque se tupía el canal y no funcionaba al no entrar agua suficiente, así que a veces llegabas arriba y había que volver a bajar", bromea.

Sobre el tedioso asunto de dar y quitar la luz a diario, el documento detalla que cada socio se comprometía a hacer esta tarea durante un mes "empezando por el socio de la parte de abaja del pueblo, siguiendo hasta terminar por el de arriba". Entre otros detalles, también indica que cada socio debía aportar 50 pesetas a la sociedad, así como madera para construir la planta en su momento.

Este documento apareció entre los papeles de José Manuel Díaz, vecino de la localidad recientemente fallecido y que fue durante décadas teniente alcalde del concejo y promotor de muchas obras. Su hijo, Tino Díaz, recuerda algunas anécdotas de la planta, como el hecho de que su padre, fanático del ciclismo, bajaba a arrancar la planta para saber cómo acababa la etapa del Tour de Francia. Otro dato que aporta Díaz, conocido por ser el responsable de la empresa Taxicamino, es el hecho de que la dinamo usada en Casandresín se sustituyó por otra y la antigua acabó en las casas de Los Americanos, en Las Rubias.

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