Las zonas rurales en Asturias, las más previsoras ante situaciones como la del apagón: "Antes se iba la luz cada poco"

Muchas casas de pequeñas localidades tienen generadores

Loli Cano, con su hijo Iker Álvarez, al lado del robot de ordeño. | D. ÁLVAREZ

Loli Cano, con su hijo Iker Álvarez, al lado del robot de ordeño. | D. ÁLVAREZ

Cueva (Salas)

En las zonas rurales de Asturias, el apagón del pasado lunes se vivió de manera muy diferente a las ciudades e incluso con cierta naturalidad, puesto que en muchos de ellos no hace falta retroceder demasiados años para recordar días sin suministro eléctrico debido a las inclemencias del tiempo, como pueden ser nevadas o tormentas. Esto hace que en muchas casas de pequeñas localidades de montaña cuenten con generadores eléctricos, un plan "B" para hacer frente a la falta de suministro.

"Viví muchos sin luz, sin agua corriente en casa, alumbrando con candiles", relata Jaime Nicanor Lorences, de 77 años, vecino de la localidad salense de Cueva. Pero no por ello deja de reconocer que, cuando falta la electricidad, se echa en falta. De hecho, en su casa todo depende de la electricidad, pero asegura que siempre tienen una bombona de gas como previsión.

Arriba, Marcos Martínez, con su hijo Lucas Aizpurúa, al lado de su barbacoa. Debajo, Jaime Nicanor Lorences.

Marcos Martínez, con su hijo Lucas Aizpurúa, al lado de su barbacoa. / LNE

Precisamente ser previsores es una característica de los vecinos de las zonas rurales. Lorences tuvo ganadería de producción de leche y para el funcionamiento del ordeño es necesaria la electricidad, por lo que acabó comprándose un generador. "Cuántos días oscurecía y estábamos sin luz aquí, así que acabamos comprando un generador para arreglarnos", explica este ganadero jubilado, que recuerda que el primer año que tuvo el aparato lo llevó a diferentes ganaderías de los alrededores para que pudieran ordeñar.

En la casa de Loli Cano también hubo luz el lunes. Hace dos años decidieron comprar un generador eléctrico por temor de un fallo en el sistema, puesto que cuentan desde hace cuatro años con un robot de ordeño para su ganadería de 111 vacas de producción de leche y lo estrenaron el lunes. "Tuvimos electricidad, pero justo se nos estropeó el robot, creemos que tuvo que ver el enganche al generador y sin teléfono fue difícil contactar con los técnicos", rememora, aunque finalmente todo pudo solucionarse.

A pesar de tener una alternativa para generar electricidad, Loli Cano reconoce que el lunes vio como "pasamos de tenerlo todo a que todo dejara de funcionar y es que sin electricidad no vivimos, para nuestra ganadería es imprescindible".

Las zonas rurales, las más previsoras

Jaime Nicanor Lorences. / LNE

Encender la parrilla fue la alternativa que encontró Marcos Martínez para tener una comida caliente el lunes a mediodía. En casa la cocina es eléctrica, así que tuvieron que arreglárselas en el exterior. A pesar de que es joven asegura que estar sin luz unas horas no se le hizo novedoso porque nació en Genestoso (Cangas del Narcea), un pueblo a casi 1.200 metros de altitud, en el que vivió jornadas enteras sin suministro mucho tiempo. "Aquí nos apañamos, pero es verdad que piensas mucho en la gente de las ciudades, en las que se vivieron situaciones muy complicadas", recuerda. Él trabaja en un almacén de piensos y cuenta que esa tarde poco trabajo pudieron avanzar, con las pérdidas que eso supone.

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