El experto José Llera enseña a mejorar la sidra casera de Salas: "Hay que apuntarlo todo; si algo te sale bien tienes que saber qué es"

El secreto de un producto está "en las variedades de manzana usadas y en la limpieza del proceso", apunta el colungués afincado en Piloña

Salas

El colungués afincado en Piloña José Llera llegó a Salas dispuesto a echar una mano a los elaboradores de sidra casera y con la meta puesta en mejorar el producto que sale de los llagares tradicionales del concejo. Llera, que se alzó a finales del año pasado en Villaviciosa con el título de mejor sidra casera de Asturias, tiene claro que lo esencial es elegir bien las variedades de manzana y ser muy pulcro en todo el proceso: "El secreto está en las variedades y en la limpieza".

Llera, que respondió a la llamada de la Asociación de sidra casera de Salas, enseñó a los elaboradores locales cómo mejorar el proceso de cata para detectar y corregir los posibles errores. "Es importante anotar todo lo que haces porque si algo te sale bien tienes que saber qué es", relata este hombre que aprendió de su padre y de su abuelo a elaborar sidra. "Toda la vida se hizo en casa", cuenta. Sin embargo, perfeccionó el proceso, se formó e introdujo cambios como la sustitución de los barriles de madera por unos de acero para mejorar un producto que ahora llama la atención en Asturias.

El de Colunga montó hace unos años un nuevo llagar en el barrio La Caneya de Coya, en Infiesto (Piloña), y allí produce 1.000 litros de sidra. Llera es curioso e inquieto, hace poco hizo un curso de sumiller y trata de asesorarse con los profesionales del sector: "Si te duele una muela vas al dentista ¿no?", bromea sobre la importancia de aprender con profesionales.

El colungués se impuso el mes pasado en el certamen gijonés "Primer sidre l'añu" y reinvidica el buen producto casero que se hace en Asturias. "Cada vez se hace mejor sidra casera y lo bueno es que son sidras que no tienen productos añadidos. Si sale bien, sale muy bien", subraya, al tiempo que reivindica el valor de estos productores que han mantenido la tradición durante décadas. "Ahora se nos valora más gracias a los concursos y a las asociaciones. Salas es un ejemplo, no hay llagares profesionales y mira la cultura que se guardó y eso lo aguantó la gente de los pueblos", defiende.

El portavoz de la Asociación de sidra casera de Salas, Alejandro Bermúdez, defendió el interés de los asociados, que ya superan el medio centenar. "La gente está muy animada. Aquí siempre se hizo sidra y hay mucha tradición. Ahora trabajamos para que no se pierda y haya relevo", relata. El colectivo se fundó el año pasado y, además de asumir el concurso de sidra casera de Salas, están apostando por la formación. El de este sábado fue su segundo curso dirigido a los socios.

Ya metidos en materia, Llera explicó infinidad de cuestiones como la importancia de que el lugar donde se cata la sidra esté libre de olores. "Al probador de sidra tiene que gustarle y debe saber que es un producto ácido. Para probar tiene que estar relajado, sin preocupaciones y concentrado", señaló, al tiempo que llamó la atención sobre la importancia de no echarse cremas o perfumes antes de la cata.

Otro aspecto importante, dijo, es la temperatura, pues para una prueba lo idóneo es que el producto esté a 13 grados. En esencia, explicó que es importante estar atento a todos los aspectos, empezando por el sonido que hace una sidra al abrirse y, una vez, comienza la cata hay que hacerlo lentamente, "bebiendo y oliendo, enjaguando bien la boca". Una veintena de salenses participaron en la cita y tomaron buena nota de los consejos de este experto y exitoso elaborador de sidra.

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