Así se crían las vacas campeonas en Salas: "Es un trabajo constante de todo el año"

La reconocida ganadería Casa Venturo, de Idarga, con 230 cabezas de ganado, selecciona a sus mejores ejemplares para competir en concursos, incluso internacionales: "Aportan prestigio"

Por la izquierda, Germán Fernández, Beatriz Fernández, Betty Rodríguez y José Carlos Fernández.

Por la izquierda, Germán Fernández, Beatriz Fernández, Betty Rodríguez y José Carlos Fernández. / D. Álvarez

Idarga (Salas)

La ganadería Casa Venturo de Idarga (Salas) tiene una larga trayectoria y prestigio en los concursos de la raza frisona. Desde que José Carlos Fernández tomó las riendas, a los 18 años, tuvo claro que quería apostar por la raza de producción de leche y hacer crecer la pequeña cabaña que llevaban sus padres, compuesta por una veintena de cabezas de ganado. Hoy en día cuenta con 230 animales, de los que 100 están en ordeño, para lo que la explotación dispone de dos robots.

Un crecimiento paulatino, ampliaciones y modernización han ido marcando la historia de esta ganadería, que por ahora tiene asegurada su continuidad con una nueva generación. José Carlos Fernández y su mujer Betty Rodríguez, no están solos con la empresa familiar, su hija Beatriz Fernández junto a su marido Germán Fernández, también decidieron apostar por el campo y entre los cuatro y con la ayuda de los más pequeños de la casa, Alejandro y Luca, crían a vacas productoras de leche y que también son estrellas en los concursos de la raza a los que asisten.

Estos son desde el local de Salas, recuperado este año y en el que triunfaron llevándose un buen número de reconocimientos, el del vecino concejo de Tineo, hasta el regional y el nacional de Gijón e incluso internacionales que los llevan hasta Italia. Sin ir más lejos, este mismo sábado participarán en Gijón, en la 45 edición del Concurso Regional de Asturias de la Raza Frisona, al que acuden con una docena de animales, siete terneras y novillas y cinco vacas. Llegan a él con buenas expectativas, después de llevarse el año pasado uno de los premios más destacados y ansiados el de Vaca Gran Campeona de Asturias con Venturo Hotjob Romilita.

Por la izquierda, Germán Fernández, Beatriz Fernández, José Carlos Fernández y Betty Rodríguez.

Por la izquierda, Germán Fernández, Beatriz Fernández, José Carlos Fernández y Betty Rodríguez. / D. Álvarez

Pero tener animales de pasarela requiere de “mucho trabajo previo y también de preparación en la recta final, sobre todo, ese día antes de llegar el concurso”, recalca José Carlos Fernández. Su hija insiste en que “es un trabajo constante de todo el año, no sirve solo dedicarles quince días antes del concurso”.

Cuentan que es a partir de los seis u ocho meses de vida cuando se empieza a ver si una ternera es candidata a participar en los concursos, en ese momento pasan a tener una alimentación especial, cama de paja y también comienza a practicarse con ellas el manejo, una actividad que, en los últimos años, corre a cargo de los más pequeños de la casa. “Los niños sacan a las terneras al pasillo con una cabezada y las pasean, porque lo que aprenden de pequeñas no se les olvida”, explica el abuelo.

Un esfuerzo que ha llevado a esta familia del concejo de Salas a tener entre sus animales una vaca Gran Campeona Nacional en dos ocasiones. También en la categoría de terneras y novillas, han ido teniendo campeonas, subcampeonas y menciones de honor a nivel nacional, aparte de los reconocimientos a nivel regional y local.

Aunque supone un esfuerzo extra a los quehaceres diarios en la explotación ganadera, la participación en concursos, que en su caso comenzó en 2002, entra dentro de la parte de disfrute vinculada a esta profesión. Reconocen que son espacios donde tienen la oportunidad de juntarse con otros compañeros, compartir impresiones y seguir aprendiendo sobre la raza. Aparte, cuando se llevan medallas a casa, la recompensa no es económica, sino “el prestigio que aportan, es un reconocimiento a la labor de selección genética y morfológica realizada durante toda la vida”.

Los hermanos Alejandro y Luca Fernández con dos teneras en el último concurso de Tineo.

Los hermanos Alejandro y Luca Fernández con dos teneras en el último concurso de Tineo. / R. D. Á.

En Casa Venturo son ganaderos por vocación y a pesar de que reconocen que dedicarse a este sector es muy exigente, que requiere de muchas horas y no permite tener días libres, no lo cambian. Las mejoras que han ido realizando a lo largo de los años, les han permitido conseguir que el día a día sea más llevadero y que no suponga tanto esfuerzo físico como antaño.

De hecho, Beatriz Fernández y Germán Fernández son un ejemplo de que la ganadería sigue enganchando a gente joven. En el caso de Beatriz comenzó a estudiar en Oviedo, pero ni le gustaba lo que estudiaba ni vivir en la capital, así que decidió volver a casa e incorporarse al negocio familiar mientras se seguía formando. Por su parte, su pareja Germán Fernández, natural de la vecina comunidad de Cantabria, tenía claro que su futuro tenía que estar en una ganadería. “Siempre tuve claro que, pudiendo, quería seguir con vacas, como mi familia, es un trabajo que tiene que gustarte mucho para verle la parte buena, porque cuando tienes pasión por lo que haces no ves lo malo”, subraya. 

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