Así volvió Láneo a encomendarse a San Antonio: procesión, comida y un recuerdo muy especial para Mariona

Por segundo año consecutivo la Asociación de cultura tradicional y desarrollo rural de la localidad festejó al santo como antaño

Un momento de la comida vecinal.

Un momento de la comida vecinal. / R. T. C.

Láneo (Salas)

En el año 1959 la localidad salense de Láneo (Lanio para los vecinos) quedó anegada por las aguas del río Narcea. Aquella riada que provocó infinidad de daños materiales hizo que los vecinos se encomendaran a San Antonio, buscando su protección y el cuidado del pueblo. Ahí nació una celebración recuperada del olvido el año pasado gracias a la recién creada Asociación de cultura tradicional y desarrollo rural Láneo. Por segundo año consecutivo, la localidad salense ha vuelto a celebrar al santo con una cita muy especial que llenó el pueblo de vida.

Cuenta Carmen Gómez que, aunque la fiesta por excelencia es la de San Lorenzo (el 10 de agosto), patrón del pueblo, los vecinos tienen un estrecho y especial vínculo con San Antonio. "Desde el año 59 y durante décadas la gente del pueblo se reunía para comer en un día como hoy (por el sábado). Desde la asociación se ha recuperado la tradición y unas 150 personas nos juntamos para pedir al Santo la protección en temas de salud y sobre todo protección ante el cambio climático y el miedo a la riada", resume Gómez.

El colectivo organizó con mucho mimo la cita, en la que no faltó misa y procesión. Antes de la comida popular se organizó un aperitivo a base de patés caseros y patatas y también sorprendieron a los más pequeños con una mesa de chucherías. En ella se podía leer un cartel con el nombre de Mariona. Es el gesto que tuvieron las organizadoras con una antigua vendedora que acudía siempre al pueblo durante los festejos. Los niños aguardaban su llegada y ayer disfrutaron recordando esta historia.

El puesto de homenaje a Mariona.

El puesto de homenaje a Mariona. / R. T. C.

"Esta señora venía antaño con el puesto de caramelos, juguetes, golosinas.... En aquella época, hablamos de los años setenta del siglo pasado, los niños y niñas esperaban con ansia el día de San Antonio para comprar alguna golosina, algún juguete y, sobre todo, petardos", cuenta Gómez. La jornada contó con música en directo y tres sorteos de unas madreñas, un viaje para una persona a la próxima excursión prevista y una carretilla con la compra de un mes.

Las organizadoras están satisfechas con la acogida de la cita, una reunión intergeneracional donde "la buena vecindad y la armonía brillaron en todo momento". Aseguran que están recibiendo muy buenas impresiones lo que las anima a seguir en esta apuesta por la recuperación de las tradiciones y con la vista puesta en generar actividad en el pequeño pueblo salense.

Un momento de la procesión de San Antonio.

Un momento de la procesión de San Antonio. / R. T. C.

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