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El poder mágico de la Feria Medieval de Salas: 11 ediciones y afluencia pese a la lluvia

La mala meteorología no empaña la undécima edición del certamen, que cada vez suma las fieles por estar "muy bien organizado"

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Salas

Ni la lluvia ni la amenaza de mal tiempo estropeó este sábado la fiesta en Salas. La capital de la villa celebró la undécima edición de esta cita "tan especial para los salenses" con algarabía y diversión pese a una meteorología que amenazó con sacar el paraguas toda la mañana.

En el centro de la capital del concejo se llenó con 66 puestos, muchos de ellos artesanos. Es la "esencia" de la jornada, algo que no quiere perder el Ayuntamiento de Salas, organizador de la cita. "Es verdad que hay mucho interés por participar con un stand, pero hacemos una selección", sostiene la concejala y directora de la feria, Ángeles Fernández. Y esta selección y todo el empeño que pone el Ayuntamiento en la decoración es, parece, uno de los grandes secretos del éxito.

El artesano de Palencia David López acude a esta cita salense desde hace años. Asegura que de Salas le gustan "muchas cosas", pero sobre todo, "el entorno y que es el Ayuntamiento quien organiza la feria, sin mediador", apunta. Cerca de este puesto pasea el matrimonio formado por Laura Castro y Noé Fernández, ambos salenses. "Nos encanta todo lo relacionado con el Medievo y por eso no nos perdemos nuestra feria. Además, está muy bien organizada y es la de casa", apuntan. Van vestidos de época, "una forma de trasladarse o intentarlo al pasado y de dar vida al pueblo".

La novedad, la forja

Este año, la novedad es el puesto con forja. Un herrero modelaba en directo el hierro ante la mirada atenta de muchos de los curiosos. Otro de los acicates es la cetrería. Francisco González está al frente de un rincón, cercano a la colegiata, donde descansan 12 aves. "Llaman mucho la atención y siempre recuerdan al pasado, a los condes y los reyes que tenían halconeras", dice.

El centro de la capital salense, durante la Feria Medieval.

El centro de la capital salense, durante la Feria Medieval. / Ana M. Serrano

Cerca del castillo, todo está preparado para que los más pequeños y las familias disfruten. Hay artilugios de la época que recuerdan a castigos y por la avenida pasean caballos. "Está todo muy trabajado", opina la tinetense Beatriz González, quien lleva a su ahijada, Aitana González, en brazos. Ambas van vestidas de época, con trajes que no dejan lugar a dudas. "Es una forma de colaborar", apunta.

Lourdes Santos despacha en un expositor de quesos y asegura que en Salas "la venta está asegurada". "Como hay otra feria de quesos ya tenemos clientes fieles", apunta. Vende quesos famosos de Asturias, también de Galicia y de Extremadura. Acostumbra como está a este tipo de jornadas, sobre la de Salas opina maravillas: "Hay que estar sí o sí".

Una cita "que 'suena'"

Sergio Uría y Lucía Ballesteros acuden por primera vez a la feria con su hijo, Leo. Lo que ven "nos gusta". "Es una pena que llueva, pero por lo demás hay mucho ambiente y la villa está muy bien decorada", sostiene la mujer. Ayara López, Pilar Rodríguez, Elena Villabrille y Delfina Calvo tienen el mismo origen, Gijón. Son amigas y hace tiempo que planearon este viaje "porque esta feria ‘suena’ mucho". Pese a la lluvia, "Salas está llena", dice la directora de la feria, quien notó interés "desde primera hora de la mañana".

Aparcar es complicado y una vez en el acceso a la villa cuelgan banderas confeccionadas por Tejedoras de Sueños del concejo. En Salas, se vuelve, por dos días, al pasado.

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