Opinión

Salas

La "cuesta" me presta

Sí, sí. Ya estamos a mediados de enero y la famosa "cuesta" forma parte de nuestras vidas durante este período como una realidad convertida en cierta de tantas veces repetida. En principio, la expresión se acuñó debido a la subida de precios que tiene lugar en este mes, coincidiendo con su revisión anual y con el inicio del calendario fiscal. Pero, de hecho, la formulación también se utiliza para justificar el desánimo, el cansancio, la hartura, la pereza o la sensación de vulnerabilidad que podemos sentir en estos días. ¿Acaso son estas sensaciones consecuencia de dicha indefensión? Quién sabe.

Probablemente podríamos, sin equivocarnos mucho, sentirnos algo culpables por los recientes excesos cometidos, o algo desamparadas/os ante la incertidumbre de un año que comienza. Los expertos y expertas en economía recomiendan hacer una reflexión consciente sobre nuestras finanzas, y planificar bien nuestros gastos, para no llevarnos sorpresas. Apretarnos el cinturón, vaya. Y pensar bien antes de actuar.

¿Pero, y en el plano emocional? De todas/os es sabido que ahorrar en emociones, contener la respiración y apretar los dientes aguantando que pase el sofoco no es buena herramienta de vida. ¿Podríamos, quizá, utilizar a su vez alguna estrategia para transitar este trecho de la forma más saludable posible? En este caso, los especialistas en este campo nos recomiendan tomar las cosas con calma, escuchar nuestros biorritmos y ajustar nuestras actividades a ellos, en la medida de lo posible. Prestar atención al autocuidado, desde las nociones más básicas: alimentación natural y equilibrada, sueño de calidad respetando las horas de descanso (aunque eso implique irse a la cama antes), hidratación adecuada, y todas aquellas pequeñas acciones que forman parte de nuestros propósitos de año nuevo.

Dichos propósitos se nos revelan ahora como por arte de magia, cuando nuestro inconsciente los hace emerger por fin, porque encuentra un espacio para que sean escuchados: Más actividad física, mejores relaciones sociales, paseos al aire libre, aprender a cocinar de forma tradicional utilizando los productos del mercado, disminuir la exigencia con uno/a mismo/a, jugar más con los/as pequeños/as de la casa, disfrutar de las cosas sencillas y dejarse arropar por ellas: una canción, un rayo de sol, una llamada de teléfono, una ducha caliente, el olor de los jazmines de invierno, un cielo estrellado, …

Son momentos efímeros y preciosos que se nos presentan todos los días. Si aprendemos a prestarles la atención que se merecen- mejor dicho, que NOS merecemos- llegaremos a transformar la dificultad en virtud, justamente por el cuidado que ponemos en ellos, y así, en nosotros y nosotras. Quizá ese sea el secreto para encontrar nuestra fortaleza en situaciones algo más exigentes, y nos sirva durante todo el año que acabamos de estrenar, dándonos una nueva oportunidad de parar, de reconocer, de reestructurar y de comprender con alivio que todo está bien.

Feliz año nuevo.

Tracking Pixel Contents