La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha emitido una alerta a través de su portal digital para denunciar el uso de dióxido de titanio en dulces, bollería industrial y golosinas. "El Dióxido de titanio (E171) es un aditivo alimentario peligroso. Desde OCU llevamos tiempo solicitando que se elimine de la lista de aditivos alimentarios autorizados en la Unión Europea. Ahora, tras un informe de EFSA que determina que "no es seguro", es de esperar que la Comisión Europea proponga su prohibición", expresan desde la OCU.

"La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) acaba de emitir un informe sobre los riesgos de la ingesta de dióxido de titanio, una sustancia que, entre otras cosas, se utiliza como colorante en alimentos (E171). Las conclusiones, muy elocuentes, indican que este aditivo no es seguro, pues no puede descartarse su genotoxicidad, por lo que no puede establecerse una ingesta diaria admisible (IDA). Tras este informe, pedimos a la Comisión Europea que proponga su prohibición en Europa. Desde OCU llevamos tiempo alertando sobre el riesgo de esta sustancia, un aditivo tan innecesario como peligroso. Y no somos los únicos, además de otras organizaciones de consumidores europeas, diversos prestigiosos organismos y la propia EFSA se habían pronunciado en el mismo sentido, manifestando sus sospechas sobre el dióxido de titanio", explican desde la Organización.

"El dióxido de titanio, E171, es un aditivo muy común en la industria alimentaria por sus propiedades de blanqueante y opacitante. Se utiliza sobre todo en golosinas, productos de chocolate, galletas y chicles, así como en complementos alimenticios. Además sabemos que está compuesto de micro y nanopartículas. Los aditivos se utilizan en la industria alimentaria para mejorar la conservación de los alimentos, facilitar su fabricación, mejorar el aspecto o la textura, o incluso el sabor de los alimentos. Algunos son necesarios, imprescindibles, pero otros claramente superfluos. Según establece la normativa europea, para poder utilizarse un aditivo alimentario debe ser seguro, estar justificado por necesidades tecnológicas y proporcionar ventajas al producto sin llevar a error al usuario", afirman desde la Organización de Consumidores y Usuarios.

La OCU sentencia que "tras nuestro estudio sobre nanopartículas en productos alimentarios, donde las detectamos en productos (chicles, golosinas y dulces) que incluían dióxido de titanio en su lista de ingredientes nos dirigimos a la AESAN pidiendo que defendiera ante la Comisión Europea la necesidad de prohibir el uso del aditivo alimentario E171, para proteger la salud de los consumidores europeos. Nuestros argumentos contra el dióxido de titanio eran claros:

  • No estaba probada su seguridad, distintos estudios de EFSA y ANSES nos llevaban a sospechar de la toxicidad potencial del E171 para los consumidores. En cualquier caso, había muchas incertidumbres sobre su seguridad, por lo que pedíamos que se aplicara el principio de precaución se eliminara E171 de la lista de aditivos alimentarios permitidos en la UE.
  • No existe una necesidad tecnológica convincente para el uso de E171, y muchos fabricantes ya habían dejado de usarlo.
  • El dióxido de titanio solo se utiliza con fines estéticos. No tiene valor nutricional, ni cumple ninguna función tecnológica beneficiosa en los alimentos (por ejemplo, prolongando la vida útil)"

Por todo ello, desde la organización recomiendan que la calve para ingerir menos aditivos está en priorizar los alimentos frescos, poco procesados, en nuestra dieta. Y dentro de los alimentos procesados, escoger aquellos que tienen una composición más equilibrada y saludable y no abusan de los aditivos innecesarios: muchos aditivos (espesantes, conservantes...) son imprescindibles, pero aun así el efecto suma es una realidad