Si buscas una crema solar para este verano que sea buena para la piel y se relación calidad-precio sea la óptima, la Organización de Consumidores (OCU) ha hecho un análisis de mercado para determinar qué protectores merecen la pena.

En general, todas las cremas solares analizadas cumplen con lo esperado en protección y gustan a los usuarios. Ofrecen alta protección, cuidan nuestra piel, pero no tanto el medio ambiente: deberían mejorar los envases y su composición, porque los consumidores queremos productos respetuosos con el entorno natural y sin riesgos para la salud. 

Las mejores cremas solares

La OCU ha analizado un total de 40 productos de diferentes marcas y factores de protección. Entre las lociones con una protección del 30 destacan estas:

  • En el grupo de lociones SPF 30: Biotherm Waterlover Sun milk. 
  • En el grupo de los espráis SPF 30: Nivea Sun Leche Protege & Broncea.

En ambos casos el precio supera los 15 euros (una cantidad bastante más elevada que algunas versiones de marca blanca que rondan los tres euros).

Además, el estudio se completa con varios protectores solares SPF 50/50+, especialmente pensados para la delicada piel de los niños. El mejor en esta categoría es Avène Lait Enfant 50+.

Las lociones más destacadas también destacan por su lista de ingredientes. Entre los numerosos compuestos la OCU no aprecia ninguno que perjudique la salud.

Impacto medioamiental de las cremas solares

El punto más crítico en este análisis viene del impacto ambiental de estos productos. Nos fijamos en distintos cosas para valorarlo.

El embalaje. Estos productos deben tener un diseño ligero, que aproveche el contenido al máximo y se pueda separar y reciclar fácilmente: no encontramos demasiados problemas en este aspecto.

La composición. Los componentes de estas cremas deberían tender a ser lo más respetuosos que sea posible con el entorno, pero lo cierto es que los protectores solares tienen un innegable impacto ambiental:

  • Por ejemplo por la presencia de filtros solares, como el homosalate y el butyl methoxydibenzoylmethane, muy habituales.
  • Por otros ingredientes que a diferencia de los filtros son fácilmente sustituibles (conservantes como el 2-bromo-2-nitropropane-1,3-diol, antioxidantes como el BHT, agentes quelantes como el EDTA o fragancias como limonene, hexyl cinnamal o benzyl salycilate).
  • Otro riesgo real es la presencia de microplasticos como  dimethiconecarbomer y los polímeros de acrilatos (acrylates polymers), bastante habituales en los protectores solares. 

Todos estos compuestos tienen un efecto negativo en los ecosistemas marinos: por su toxicidad, su falta de biodegradabilidad, su grado de acumulación en organismos vivos... pasan factura peces, algas y corales, y sigue siendo un reto pendiente de solucionar.