Puede que ahora, cuando está acabando el mes de enero, todavía no hayas cumplido uno de los objetivos que te marcaste para este año: el de bajar de peso. Pero aún estás a tiempo. No en vano todavía no ha acabado ni el primer mes del año. El problema es que ese objetivo muchas veces choca con la realidad y no tienes tiempo para nada. Si estás demasiadas horas en la oficina tienes que adaptar tus ejercicios a tu día a día. ¿Cómo puedes hacerlo? Pues hoy te vamos a dar varios trucos que tienes que combinar (como siempre) con intentar dar 15.000 pasos cada día y con una comida sana y equilibrada con productos siempre naturales.

Lo primero que puedes hacer es trabajar de pie. Sí, lo has leído bien. Trabajando de pie pierdes más grasa. El nutricionista Miquel Girones, uno de los más populares en redes sociales que acumula miles de seguidores en redes sociales, asegura que cuando estás de pie durante varias horas (ya sea trabajando o por cualquier otra circunstancia), tu metabolismo se activa. Tu cuerpo está trabajando más y por eso es más sencillo que pierdas grasa. Prueba a hacerlo durante algunas horas. Eleva el ordenador o el teléfono si estás en la oficina y trabaja varias horas de pie. Eso hará que tu cuerpo esté trabajando aunque no salgas del entorno de tu vida laboral. También estarás, además, cansándote y eso hará que por la noche duermas mejor. Y es que descansar siete u ocho horas seguidas y de calidad al día es fundamental para adelgazar. (También hay otros trucos como el ayuno intermitente, en este enlace te contamos todo lo que tienes que saber).

Pero ese no es el único truco. Gracias a las denominadas pulseras inteligentes (y también con un simple teléfono móvil) puedes conseguir que el dispositivo te avise cada hora y te “obligue” a moverte. Dar 100 pasos como poco cada 60 minutos evita el sedentarismo. Moverte es lo más importante que puedes hacer en el día. (En este artículo te contamos cuántos pasos tienes que dar al día para estar en forma).

Además si trabajas durante muchas horas seguidas lo más probable es que antes o después tengas hambre. Lo mejor en este caso es que siempre te lleves unas piezas de fruta en la mochila. Así con la excusa del hambre de media mañana o de media tarde acabarás comiendo fruta sí o sí. Eso contribuirá a lo más importante de todo: a que pierdas peso de una forma sana y saludable y a que no lo hagas de una manera tal radical que en poco tiempo ganes mucho más peso del que has perdido. Es lo que se conoce como el temido “efecto rebote”.