La cirugía estética facial es mucho más que una cuestión de belleza. Una conversación con el doctor Federico Rehberger, cirujano maxilofacial y cirujano estético, vinculado a la saga de los doctores Rehberger, implantados en Oviedo desde hace más de 100 años, aclara muchas cosas: “Mi primer objetivo es comprender qué quiere el paciente; nunca recomendaré una operación por capricho, sino aquellas que, con la menor intervención, repercutan en la calidad de vida de los pacientes”.

La innovación y la mayor accesibilidad ayudan a que cada vez más personas se animen a someterse a una operación estética. En este contexto, es importante que los profesionales no olviden ciertos principios. “Ahora mismo las cirugías estéticas faciales son notablemente más llevaderas y accesibles; pero esto no debe llevarnos, como profesionales, a renunciar a la reflexión”, señala Federico Rehberger. ¿Por qué hacerse una cirugía? ¿En qué medida ayudará al paciente?

Mínima intervención para lograr el mejor resultado

Bajo esta filosofía de buscar los efectos más positivos de acuerdo a las necesidades de cada paciente, existe una gran gama de tratamientos que pueden llevarse a cabo. Se trata de intervenciones poco invasivas y que, ofrecen altas tasas de éxito, siempre que se realicen con todas las garantías y por un equipo de profesionales de reputación probada.

El doctor Federico Rehberger. | CEDIDA A LNE

Un ejemplo de tratamiento que se ha beneficiado mucho de la innovación en los últimos años es la rinoplastia. Pasaron a la historia aquellas operaciones en que la nariz se moldeaba con martillo y cincel. La introducción del bisturí ultrasónico o del plasma para regenerar hueso facilitan mucho el tratamiento y redundan en el bienestar del paciente. Y lo mismo puede decirse de la mentoplastia, para corregir defectos estéticos de la barbilla.

No son las únicas. “Otro de los tratamientos que más nos demandan es la blefaroplastia, que con unas mínimas incisiones y el uso de láser de CO2, consigue corregir los efectos de la edad en los párpados”, apunta Rehberger. “Por su parte, la otoplastia, es decir, modelar las orejas del paciente, se aborda por la parte trasera del cartílago, de manera que no quedan cicatrices visibles, y en una sesión se pueden corregir defectos que provocan mucha inseguridad”, añade.

Además, muchas de estas intervenciones se ven beneficiadas por las nuevas técnicas anestésicas, como la sedación consciente.

La importancia del factor emocional

Sin embargo, a pesar de todas las innovaciones que se han incorporado a los tratamientos, lo más importante no ha cambiado: ser capaces de interpretar la voluntad del paciente para ofrecerle un resultado satisfactorio.

Para el doctor Rehberger, cuantas más implicaciones positivas pueda tener una cirugía, mejor. No se trata solo de modificar la apariencia de un paciente de acuerdo con los cánones de belleza. También hay que tratar de predecir si esto tendrá beneficios emocionales: “La preocupación por la apariencia no debe considerarse superficial. Hay pacientes que no aceptan lo que ven en el espejo, que no logran identificarse con su propia imagen, porque en ella encuentran algo que les perturba”, destaca el cirujano asturiano. “Esto mina su capacidad para actuar con confianza, y de disfrutar de los mejores momentos de la vida. Para estas personas, que se pueda corregir estos defectos fácilmente, sin necesidad de ingresar, con posoperatorios llevaderos y mucha discreción, no tiene nada de frívolo. Es una forma de mejorar significativamente sus vidas”, concluye.

Más información en la página web www.rehberger.es