Los hidratos de carbono no son los mejores aliados en una dieta de pérdida de peso. Hay que controlar muy bien la porción para que su consumo no arruine la dieta. Pero también hay que tener en cuenta la forma de cocinarnos. El punto de cocción es importante para el organismo.

Existe la creencia popular de que la pasta "al dente" engorda menos o aporta menos calorías. Sí y no. La pasta "al dente" -con un tiempo de cocción menor- tiene las mismas calorías que la pasta menos cocida. Sin embargo, en la pasta un poco dura las moléculas de almidón no están rotas y la digestión se hace más lenta y libera la energía de forma gradual. En cambio, la pasta muy cocida ofrece un almidón roto que se asimila muy rápido y dispara el índice glucémico y esto si puede provocar que engordes. Desde un punto de vista nutricional, siempre es mejor cocinar la pasta al dente para que mantener a raya el índice glucémico.

Eligiendo la cocción "al dente", la absorción de los hidratos complejos de la pasta es más pausada, y por tanto, tu glucemia será más constante y te sentirás más saciado.

Otro truco para consumir la pasta es lavarla antes de comerla. Según la Universidad de Surrey (Reino Unido), si se deja enfriar la pasta una vez que se ha cocido, su estructura se transforma en lo que se conoce como "almidón resistente", un tipo digerible por lo que, al comerlo, se absorbe muy lentamente, sin producir aumento de glucosa en sangre. Es decir, será más saciante y evitará que piques entre horas. (Te dejamos aquí algunos snacks saludables).

Algo similar ocurre con el arroz. Al ser un alimento rico en almidón (un hidrato de carbono complejo) es recomendable que no se cocine demasiado y lavarlo antes de consumirlo. (Estos son los alimentos que sí debes comer a diario en una dieta de adelgazamiento).