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La varicela, la enfermedad que (casi) ha desaparecido en Asturias

La campaña de vacunación infantil gratuita, iniciada en 2016, evita ya el 97% de los contagios en Asturias | "Muchos pediatras jóvenes jamás han visto un caso", destacan los profesionales

Ilustración: Pablo García

La varicela va camino de erradicarse casi en su totalidad en Asturias. La modificación del calendario de vacunación infantil, que introdujo dos dosis gratuitas para todos los niños en 2016, ha conseguido en este último lustro reducir a su mínima expresión una enfermedad que, hace no tanto, afectaba a casi todos los pequeños asturianos en algún momento de su infancia. Los pediatras asturianos llevaban años reclamando una vacunación general contra la varicela. "Ya antes de 2016 muchos recomendábamos a las familias vacunar a los niños, pagando las dosis. Que la vacuna se incluyese en el calendario ha marcado un antes y un después”" enfatiza Belén Aguirrezabalaga, pediatra del centro de salud Roces-Montevil (Gijón). "Antes veías varicelas a diario. Cuando te venías varias seguidas, intuías que había un brote y aquello era un no parar. Eran casos y casos. Había brotes en verano, brotes en invierno, la enfermedad era realmente muy contagiosa", rememora.

Ahora empieza a sonar lejano, pero, hasta hace no mucho, pasar la varicela se consideraba una etapa más de la infancia y muchos padres, de hecho, preferían que sus pequeños la cogiesen de pequeños para evitarse una posible infección en la edad adulta. "Muchos aún nos acordamos. Yo misma, que éramos cuatro hermanos, en cuanto la pasó uno, nuestros padres ya dieron por hecho que la cogeríamos todos. No nos separaban porque sabían que sería muy difícil evitarla", relata la pediatra, quien entiende que se llegó a confiar demasiado en la levedad de una patología que, en realidad, puede llegar a ser muy grave. "En su mayoría de casos va a presentarse de forma leve, sí, pero yo he visto a lactantes ingresados en la UCI. Y ha habido muertes. De leve y banal no tiene nada. Muchos niños se pasan una semana entera con 39 de fiebre, con picores constantes. En general es tolerable, pero lo mejor es simplemente no pasarla", asevera.

Sí es cierto, no obstante, que en la edad adulta la varicela puede complicarse. "Es más probable que, pasada la infancia la varicela implique una neumonía. Antes de 2016, en la revisión de los diez años, se intentaba vacunar a los niños si no la habían pasado aún para evitar que llegasen a la adolescencia sin anticuerpos. Pero eran muy pocos los que a esas alturas no la habían tenido aún". La varicela, sostiene la pediatra gijonesa, "nunca fue especialmente temida". En muchas farmacias no tenían vacunas contra ella por mera falta de demanda.

Los sanitarios urgen ahora financiar la protección frente al virus del papiloma en niños

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La campaña de vacunación se inició en 2016 con dos dosis, una a los quince meses y otra a los tres años. Y el cambio fue "radical". Ahora, que tras la pandemia el Sistema de Vigilancia Epidemiológica (SIVE) del Principado de Asturias ha podido retomar sus informes semanales de enfermedades de declaración obligatoria (EDO) en la región, la comparativa entre la campaña del año en curso y las de hace un lustro no dejan lugar a dudas. Hasta el pasado mes de julio, en Asturias se han declarado 69 casos de varicela. Antes de la crisis del coronavirus, en 2019, por estas mismas fechas la región sumaba ya 529. En 2017 eran 858. Y en estos años la vacuna ya se estaba notando. En años previos a la campaña la región superaba los 2.000 casos ya a mitad de año y en 2016, cuando el inicio de la campaña de vacunación coincidió con una epidemia especialmente grave del virus, se habían contado hasta julio más de 6.000 contagiados. La vacuna, por tanto, evita más del 97 por ciento de las infecciones.

Venancio Martínez, pediatra del centro de salud de El Llano (Gijón), explica que la eficacia de la vacuna, más allá de haber reducido a su mínima expresión el volumen de consultas y hospitalizaciones, también ha permitido un "ahorro de costes indirectos". "Es el caso de días de escolarización perdidos, absentismo de los padres y costes de tratamientos sintomáticos. No suelen tenerse en cuenta, pero son muy importantes y recaen directamente sobre las familias", señala. Su experiencia personal ejemplifica bien el cambio de este último lustro: "Ahora se han cumplido cuatro años desde que yo vi el último niño con varicela en la consulta, y antes se podían ver de 20 a 30 durante los meses de invierno y primavera y alguno más a lo largo de todo el año".

Los sanitarios que llevan varios años en activo sienten que las nuevas promociones ven la varicela como ellos habían visto en su día el sarampión, casi erradicado por las vacunas a partir de la década de los años 80. A lo largo de la década siguiente, los pediatras más veteranos les hablaban a los nuevos de aquella enfermedad tan común por entonces, conscientes de que los más jóvenes ya no sabrían ni identificar con seguridad a un infectado de un simple vistazo. Ahora sucede lo mismo. "Muchos médicos jóvenes no han visto ningún caso. El día que se encuentren con un paciente que padezca la enfermedad, van a dudar", advierte Martínez. "El sarampión, no obstante, también nos demuestra que no hay que confiarse y ser cumplidores con las vacunas. En los últimos años están volviendo a aparecer más casos", añade la pediatra de Roces-Montevil.

El calendario de vacunación pediátrica financiado por el sistema público, a juicio del gremio sanitario, debe ahora trabajar para ampliarse en varios frentes más. Los pediatras piden dosis financiadas contra el meningococo B y de la variante ACWY, y otra contra el rotavirus. "En lactantes, cada vacuna, por dosis, cuesta entre 50 y 80 euros. Una familia que quiera poner todas las vacunas no financiadas que le recomendamos los pediatras tienen aún que gastarse unos 300 euros en el primer año de vida del niño", lamenta Aguirrezabalaga, quien urge también financiar la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) en varones.

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