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El enfermero "influencer" que ha vuelto viral la diabetes

Adrián Díaz, conocido como "Don Sacarino", resume en su primer libro sus últimos seis años de divulgación en redes: "A día de hoy, se puede convivir con la enfermedad"

Adrián Díaz, en la playa de San Lorenzo. Marcos León

El gijonés Adrián Díaz se llama Adrián Díaz pero en internet se le conoce como "Don Sacarino". Tiene más de 84.000 seguidores en Instagram, más de 7.000 suscriptores en Youtube y un blog –donsacarino.com– que creó hace seis años y con el que empezó a darse a conocer en el mundo digital. Y tiene, también, diabetes de tipo 1. Convive con ella desde hace 16 años y ahora, a sus 32, este enfermero pediátrico del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) acaba de anunciar el que será su primer libro, "¡A por esos controles perfectos!". En él, recopila las decenas de infografías con las que en estos seis años ha tratado de explicar al público general, con especial mimo para el más juvenil, los consejos sanitarios básicos para mantener a raya su enfermedad. "A día de hoy, es posible llevar una vida casi absolutamente normal", asegura.

Lo que busca el gijonés con "Don Sacarino", más allá de difundir conocimientos básicos sobre educación sanitaria, es visibilizar la enfermedad en positivo. "Con los dispositivos de control que existen, la diabetes no te puede condicionar a nada. Yo realmente creo que la enfermedad no me ha impedido coger el camino que quise", defiende, aunque también reconoce que su afirmación tiene puntualizaciones. "Lo que sí hace la diabetes es que te quema mucho. Porque no te mata como un cáncer, pero te gasta a diario. Tienes que estar siempre pendiente y eso a muchas personas acaba por saturarlas", señala. Por eso, añade, "a la diabetes se vinculan riesgos de patologías relacionadas con la psiquiatría y problemas de ansiedad", sobre todo en pacientes más jóvenes.

Quedan lejos los años de tratamientos a golpe de pinchazo varias veces al día. Ahora, y así lo explica "Don Sacarino" en sus publicaciones, los diabéticos tienen a su disposición dos instrumentos que, bien empleados, permiten convivir con la enfermedad sin apenas preocupaciones. Los más conocidos son las llamadas bombas de insulina. Díaz adopta el tono de enfermero y explica: "Son microinfusores que administran programadamente la insulina que el cuerpo necesita. Imitan, básicamente, la función del páncreas. Te permiten tener un control mucho mayor, y la calidad de vida de no tener que pincharte cinco veces al día, sobre todo para los niños, es impagable". El otro instrumento, del que reconoce que le "cambió la vida", son los monitores de glucosa. "Son sistemas que miden tus niveles de glucosa en tiempo real. Aprendes muchas cosas sobre tu cuerpo". "Para la diabetes tipo 2 también ha habido avances, pero quizás habría que hacer más hincapié en ayudar a estos enfermos. No necesitan bombas, pero ¿por qué no pueden acceder también ellos a sistemas de monitorización?", se pregunta.

Adrián Díaz, con su libro Marcos León

Como enfermero, entiende Díaz que la gran carencia en Asturias es implantar la figura de la enfermera escolar. Reconoce entre risas que, hoy por hoy, con una escasez general de su perfil profesional, la idea no es viable. "Pero tendríamos que debatir la necesidad de crearla a medio plazo. Para mí es una figura muy necesaria, por ejemplo, para los niños diabéticos en la escuela", explica. "Al profesor se le pueden pedir ciertos básicos, como mucho, pero en general la enfermedad de estos pequeños trastoca a la familia a nivel social, económico y laboral. Muchas familias tienen que salir del trabajo o pedir excedencias para poder atender al niño en horario de clase", añade.

También considera que, "en general", la sociedad sabe qué es la diabetes, pero desconoce realmente qué implica y cómo funciona. "Más allá de los pacientes y sus familias, la formación en esta materia es muy escasa. En ese sentido, la función de las enfermeras educadoras y de la atención primaria es fundamental. Todos deberíamos saber más sobre esto y, en general, sobre nutrición. No le damos la importancia que merece", concluye.

En "¡A por esos controles perfectos!", actualmente en fase de preventa, Díaz busca recopilar gran parte del trabajo realizado hasta ahora y suplir, de paso, una demanda que llevaba tiempo recibiendo en redes sociales. "Hay gente que, como yo, prefiere el formato papel para poder volver a leer ciertas cosas. Pero el contenido, como creo que cierto tipo de información debe ser gratuita, sigue disponible en mis perfiles. Esto viene a ser un plus en una edición muy cuidada y que viene con varios extras", explica. De momento, asume encargos por internet, aunque actuará como punto de venta físico la tienda especializada "Diabétika", de Gijón. Díaz se pondrá pronto a buscar posibles librerías interesadas en sumarse al proyecto.

La publicación del libro coincide con lo que el asturiano reconoce que está siendo su "mejor momento" en cuanto a visibilidad. Las infografías funcionaban bien, pero recientemente cedió al formato de los vídeos cortos, muy difundidos en los "reels" de Instagram y en Tik-Tok. ¿La idea? Resumir los productos estrella y los no tan recomendados para diabéticos en conocidas cadenas de supermercados. "No esperaba que se fuesen a viralizar de esa manera. El primer vídeo de productos ‘caca’, como yo digo, se ha visto unas tres millones de veces en dos meses. Pasé de 27.000 a 84.000 seguidores en Instagram", enfatiza. Con estos números, el enfermero sabe que, si la tendencia se mantiene, en algún momento tendrá que decidir si quiere vivir de la sanidad o de la vida de "influencer". "De momento, puedo con todo, y a día de hoy no me quiero desligar de mi profesión, pero no sé qué podrá pasar más adelante. Lo que sí sé es que me gusta mi trabajo en el HUCA porque me encanta trabajar con niños. Ya se verá", concluye.

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