Ya se llame siesta, siestecita o cabezada, dormir después de comer siempre ha sido el centro de acaloradas diatribas. Hay quienes afirman que engorda, quienes creen que aumenta la productividad y quienes creen que aumenta la capacidad de memoria.

La investigación y los estudios universitarios han arrojado resultados a menudo contradictorios. Un estudio reciente ha encontrado incluso una correlación entre la siesta y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. En este artículo, trataremos de entender qué efectos tendría en nuestro organismo la querida siesta posterior a la comida.

Dormir después de comer es bueno o malo: los últimos estudios

Según investigadores chinos del Hospital Xiangya de la Universidad Central del Sur, dormir una siesta postprandial afecta incluso al riesgo de hipertensión e ictus. El estudio publicado el pasado mes de julio no hará felices a los aficionados a la siesta. Los científicos seleccionaron una muestra de nada menos que 358.451 personas sin hipertensión ni ictus según los datos recogidos entre 2006 y 2010 en el Biobanco del Reino Unido. Esta última es una base de datos británica que recoge información genética sanitaria sensible de unos 500.000 participantes.

Pues bien, los investigadores chinos descubrieron que quienes tenían el hábito de dormir la siesta tenían un 12% más de probabilidades de padecer hipertensión arterial. Además, las personas que dormían la siesta tenían un 24% más de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular. La incidencia sería entonces mayor entre los individuos menores de 60 años.

De opinión exactamente opuesta a la investigación china, serían los investigadores suizos que, en un estudio publicado en 2019 en la revista 'Heart', demostraron los beneficios de la siesta.

Los científicos de la Universidad de Lausana seleccionaron una muestra de 3.462 ciudadanos suizos sin antecedentes de enfermedad cardiovascular. En este estudio, no sólo se tuvo en cuenta la frecuencia de la siesta de la tarde, sino también su duración.

Pues bien, el estudio descubrió que quienes dormían la siesta entre 1 y 2 veces por semana tenían un 48 % menos de probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares. ¿Buenas noticias entonces? Sí, pero no del todo. Los científicos suizos no encontraron ninguna disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares en aquellos que dormían siestas con más frecuencia. Así que, para resumir: siesta sí, pero sólo una o dos veces por semana. Se podría argumentar que, por ejemplo, los que caen en los brazos de Morfeo el fin de semana después de una abundante comida destierran el fantasma de las enfermedades cardiovasculares.

La siesta ayuda y mejora la memoria

La Universidad alemana de Saarland también estudió el "fenómeno de la siesta" centrándose en los efectos sobre la capacidad de memorización. Los 40 participantes en el estudio fueron sometidos a una prueba mnemotécnica. Es decir, tenían que intentar memorizar palabras sueltas o en asociación y, tras un periodo de tiempo, intentar recordarlas. Mientras tanto, a un grupo se le permitió echar una siesta mientras al otro se le enseñaba un DVD.

Se dice que el grupo de la siesta ha mostrado una capacidad de recordar incluso cinco veces mayor que el segundo grupo. Sin embargo, hay que tener cuidado con el tiempo: la siesta no debe superar los 45 minutos.

¿Cuánto debe durar la siesta de la tarde?

Tampoco en este punto hay consenso. De hecho, muchos expertos indican un tiempo mínimo de 10 minutos hasta un máximo de 30. Esto se debe a que el primer ciclo de sueño dura unos 15-20 minutos y sería mejor despertarse antes de entrar en la fase más profunda, la fase REM. La interrupción de esta fase provocaría dolores de cabeza y mareos.

¿Dormir la siesta después de comer engorda?

Un lugar común querría culpar a la siesta después del almuerzo por el efecto del aumento de peso. En realidad, no hay ningún estudio que demuestre tal correlación. Por el contrario, dormir una siesta inmediatamente después de la comida podría provocar una digestión lenta y deficiente. Pueden aparecer problemas de hinchazón y flatulencia.

En conclusión, podemos decir que la siesta de la tarde no debe sustituir al sueño nocturno. De hecho, podemos incluso realizar una pequeña prueba para saber si estamos privados de sueño.

Además, los expertos aconsejan seguir una higiene del sueño adecuada. Recuerda que la temperatura del dormitorio no debe ser demasiado alta y que debes mantener unos hábitos saludables. Por ejemplo, no debemos ir a la cama con el pelo mojado.

Dormir después de comer es bueno, pero con moderación y no todos los días, según los estudios científicos sobre el tema.