Los primeros fríos no sólo ponen a prueba nuestra resistencia a las enfermedades, sino que también afectan a nuestro aspecto.

En primer lugar, la piel de la cara y de las manos se reseca y se agrieta. Pero incluso las uñas pueden ser más frágiles y necesitar urgentemente un refuerzo con productos de farmacia o tratamientos de bricolaje.

También el cabello se ve afectado por los cambios de tiempo, pero el clima no es la única razón por la que perdemos más pelo o estamos más indómitos. De hecho, debemos prestar atención a cómo nos lavamos el pelo porque cualquier fragilidad en nuestro cabello comienza con la forma incorrecta de lavarlo.

Esto puede parecer una exageración porque nada parece más banal que este gesto casi cotidiano.

En realidad, incluso sin darnos cuenta, cometemos pequeñas imprecisiones que hacen que la limpieza sea menos eficaz y, a la larga, hacen que nuestro cabello sea más frágil.

Las reglas del lavado perfecto

En primer lugar, empecemos por el prelavado, un momento que muy a menudo se pasa por alto erróneamente.

En realidad, cepillar el cabello antes de lavarlo es una acción esencial, sobre todo si tendemos a acumular demasiados nudos. Si son especialmente difíciles de desenredar, nada nos impide utilizar también un spray desenredante.

Estos pasos son esenciales para evitar que el cabello se rompa en la siguiente fase, es decir, el lavado. A este respecto, hay que decir que mientras algunos son muy cuidadosos en la elección del champú, otros no se entretienen con las distintas etiquetas.

Error, porque debemos preferir un producto dirigido al tipo de cuero cabelludo y al problema a resolver, desde el champú anticaspa hasta el voluminizador.

Además, recuerda no exagerar con la cantidad de champú: una cantidad del tamaño de una nuez es suficiente, también porque de lo contrario el cabello fino saldría lastrado. Ten cuidado con el lavado de tu cabello porque algunos errores muy triviales podrían dañarlo

También es importante la fase de distribución del champú, que no debe verterse al azar sobre la cabeza, sino que debe aplicarse en tres lugares concretos. Después de colocarlo en los lados de la nuca y en la parte superior de la cabeza, comience a masajear suavemente con las yemas de los dedos sin rascar con las uñas.

Pasemos a levantar las raíces: al hacerlo, no sólo la limpieza será más eficaz, sino que también deberíamos poder estimular el crecimiento del cabello. Para obtener buenos resultados, la operación debe durar 2-3 minutos en total.

A continuación, es el momento del acondicionador, que sólo debe aplicarse después de dar unos toques al cabello para eliminar el exceso de humedad.

Otros errores comunes: no debe extenderse por todo el cuero cabelludo, sino que se reserva para los largos y no es necesario dejarlo actuar para que haga efecto. Además, a la hora de aclarar, sería mejor utilizar agua fría, ya que así el pelo tendría más brillo.

En efecto, el agua caliente que tanto nos gusta en invierno tiene el defecto de dejar el cabello más apagado y, en algunos casos, más graso. Por último, veamos cómo concluir correctamente la rutina de belleza al secarse.

Para eliminar el agua y la humedad, hay que empezar por las raíces, para que se sequen antes y empiecen a ganar volumen. Evitamos forzar el cabello para que esté envuelto en una toalla durante mucho tiempo, unos 10 minutos son suficientes, sobre todo si es un paño de microfibra.

El cepillo debe usarse sólo después del primer indicio de secado y debe ser preferiblemente redondo y con cerdas naturales antiencrespamiento.