"Cuando lo vi latir me pareció un milagro": se cumplen 25 años del primer trasplante de corazón en Asturias

"Fue como una reválida que superamos y que permitió al HUCA saldar una deuda histórica que venía de la época del Hospital General", destaca el cirujano jefe, José María Valle

25 años del primer trasplante de corazón en Asturias: "Cuando lo vi latir me pareció un milagro"

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VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Luisma Murias

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

"Espectacular".

"Tremendo".

"Impresionante".

El paso del tiempo no atenúa la nitidez del recuerdo ni la valoración de las emociones. Se cumplen 25 años del primer trasplante de corazón realizado en Asturias. Un cuarto de siglo después, los protagonistas guardan aquel momento en el cajón de la memoria reservado a las vivencias más satisfactorias de su trayectoria profesional. Casi todos los médicos y enfermeras que participaron en aquella intervención pionera están jubilados; otros, han fallecido. Pero queda un legado del que se sienten muy orgullosos. Y quedan, sobre todo, muchos años de vida regalados a las personas que recibieron un órgano nuevo, una prórroga por la que están inmensamente agradecidos:

–No podía caminar porque el corazón no funcionaba bien. Decidieron hacerme un trasplante. Cuesta trabajo tomar la decisión, porque pensar que otra persona tiene que morir para intentar salvar la tuya te marca un poco, al menos a mí –explica Margarita Alonso Vallina, quien cumplió 85 años el pasado mes de agosto y que, si todo va bien, el próximo 18 de octubre celebrará las bodas de plata de su trasplante cardiaco.

El tiempo ha demostrado a esta mujer noreñense, madre de tres hijos varones, que su decisión fue la correcta:

–La operación salió bien y aquí estamos. Muy agradecida a todo el equipo que hizo el trabajo. Y por la atención que me dan desde entonces no tengo más que agradecimiento para todos. Cumplo al pie de la letra todo lo que me dicen los médicos porque tengo un marido que es un ángel para cuidarme.

Repasemos los datos históricos. El 1 de febrero de 1998, domingo, a las diez menos cuarto de la noche, el coordinador autonómico de trasplantes, Jesús Otero, recibe una llamada de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT): un valenciano de 51 años ha fallecido a causa de una hemorragia cerebral en el Hospital Clínico de la capital del Turia. Su corazón parece aprovechable. Hacia Valencia parten en avión los cirujanos cardiacos Juan Carlos Llosa y Francisco Gosálbez. Doce horas más tarde, ese corazón ya latía en el cuerpo de José Luis Fernández Suárez, de 56 años, minero jubilado de Laspra (Morcín). Aquella intervención pionera en Asturias le concedió casi siete años de vida adicionales: falleció el 8 de diciembre de 2004, con 63 años.

"Tomo dos botellas de sidra todos los días; no las perdono, me sientan bien"

Luis Villa Nosti -

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LA NUEVA ESPAÑA ha reunido a algunos de los actores principales de aquel momento. El punto de encuentro ha sido el Hospital General de Asturias, escenario de la intervención quirúrgica. Un recinto cerrado, como el conjunto del HUCA, desde mediados de 2014, fecha del traslado al actual edificio de La Cadellada (también en Oviedo).

Eran los tiempos de los primeros teléfonos móviles. Aquella llamada de Valencia abría una nueva etapa en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

–Es una de esas cosas que vives intensamente, la disfrutas y solo te trae buenas sensaciones. Hicimos lo que teníamos que hacer, cumplimos con nuestra obligación. Tanto nosotros como el conjunto del HUCA estábamos cualificados para hacerlo, aunque había mucha gente que lo dudaba. Fue como si pasásemos una reválida. Y la superamos. Fue una satisfacción para muchísima gente, y para el Hospital un paso adelante, como saldar una deuda histórica que provenía de la época de Alonso Lej, que falleció hace poco. Nosotros recogimos un poco el testigo del Hospital General de Asturias, que tanto significó para la medicina asturiana y española. Es un orgullo haber formado parte de la plantilla del Hospital General –relata José María Valle Castro, por entonces jefe del servicio de Cirugía Cardíaca, quien realizó el implante del corazón en su nuevo propietario con la ayuda de su colega, el doctor Naya.

El doctor Valle llevó a cabo en toda su carrera cerca de 200 trasplantes de corazón:

–Lo importante no es el número, sino hacerlo bien y lo que ello significa para los pacientes y para el conjunto del hospital. Con frecuencia me encuentro a pacientes trasplantados. Te da una alegría enorme: verles la expresión de la cara es la mejor recompensa que puedes recibir .

"Cuesta trabajo asumir que otra persona tiene que morir para intentar salvar tu vida"

Margarita Alonso Vallina -

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Y uno de esos pacientes es Luis Villa Nosti. Vecino de Pola de Siero, fue el quinto trasplantado de corazón en Asturias. En año bisiesto, sucedió el 29 de febrero de 1998. Tenía 48 años y una insuficiencia cardiaca:

–El donante fue un chavalín de Madrid que se mató en un accidente de moto. Eso no se olvida nunca. Ahora tomo dos botellas de sidra todos los días. No las perdono. Me sientan bien. Y los fines de semana algo más porque estás con amigos y gente conocida. Es lo que hay. Como bien y de todo, eso sí, sin grasa; no me duele nada. Y aquí seguimos un año más. Mi calidad de vida es muy buena, excelente.

El cardiólogo José Luis Lambert ha sido, desde el HUCA, uno de los pioneros a nivel nacional en la puesta en marcha de unidades multidisciplinares de insuficiencia cardiaca y en la inclusión de enfermeras en el cuidado de los pacientes:

–El inicio de los trasplantes fue espectacular. Llevábamos mucho tiempo esperándolo. Era una época en la que había muchos donantes y se trasplantaba muchísimo. Fue una subida de adrenalina, una noche interminable y la culminación de un proceso muy largo. En realidad, el trabajo había empezado cinco o seis años antes, y había implicado a muchísima gente que no sale en las fotos. Y cuando ocurre de verdad parece increíble.

María José Bernardo Rodríguez fue una de esas primeras enfermeras en el ámbito de la insuficiencia cardiaca:

–Terminé la carrera y estuve trabajando veinte años en coronarias, muy contenta. Luego, el doctor Lambert me ofreció comenzar con él en esta etapa. Tuve que estudiar, formarme fuera... Estoy orgullosísima de haber estado en toda la evolución de la insuficiencia cardiaca hasta cerrar el círculo con la asistencia ventricular. Ves que todo tu trabajo produce un beneficio muy grande a los pacientes.

María José Bernardo vivió muy en primera línea el estreno del trasplante cardiaco:

–Fue tremendo. Empezó el nerviosismo cuando comenzamos con los simulacros. Mi primer teléfono móvil fue en esa época. El primer trasplante fue apoteósico. Lo vivimos con una intensidad brutal.

Como se ha indicado, Juan Carlos Llosa fue uno de los cirujanos que realizó la extracción y trajo el corazón desde Valencia en un pequeño avión "Falcon 2000" privado. Es el único de los actores principales que continúa en activo:

–Recuerdo con cariño e ilusión aquella etapa, que además dinamizó y potenció tremendamente la cardiología, la cirugía cardíaca y al conjunto del HUCA. Subimos un escalón del que ya no hemos vuelto a bajar. Pocos proyectos obtienen tanto beneficio global. A día de hoy, 25 años después, el trasplante sigue siendo la mejor opción en insuficiencia cardíaca avanzada. El problema es el mismo: un stock de donantes limitado.

Juana Cautado Bernardo ejerció durante muchos años como enfermera instrumentista y especialista en bomba de perfusión. En su currículum figuran muchos trasplantes cardiacos:

–Aunque va pasando el tiempo y participas en muchos trasplantes, lo que te sigue impresionando y emocionando es cuando llega el corazón, lo ves encima de la mesa, a continuación cortan el del enfermo, queda aquel hueco en el tórax, colocan el corazón nuevo y vuelve a latir. Eso, por muchas veces que lo veas, es una sensación que te parece milagrosa. No la vives con el impacto del primer día, que fue tremendo, pero siempre sigue siendo impresionante.

José Luis Naya Cárdenas, jubilado desde hace siete años, fue el coautor del implante de aquel primer corazón:

–Es un gran orgullo y una gran satisfacción haber estado en aquellos momentos con el equipo. Fue muy emocionante por el logro y por el esfuerzo que supuso. Lo vivimos con una gran ilusión. Intentamos hacer 25 trasplantes de cerdo en la Facultad de Medicina. Veíamos que funcionaba bien y estábamos esperando como agua de mayo que llegara el primero en humanos. Fueron muy rodados porque teníamos acumulada una gran preparación. Ahora echas en falta a los que no están.

Y los que faltan, porque han fallecido, son el coordinador autonómico de trasplantes, Jesús Otero; el cirujano Francisco Gosálbez; el perfusionista Gerardo Collantes; y el fotógrafo de LA NUEVA ESPAÑA Jesús Farpón, autor de unas instantáneas magníficas, exclusivas e históricas.

Los tiempos han cambiado, a juicio del doctor Lambert:

–El trasplante es muy espectacular, sales en los medios y te dan premios y reconocimientos. Pero es una parte pequeña de la insuficiencia cardiaca, que es la enfermedad más prevalente en la población occidental de más de 60 años y para la que hay una multitud de tratamientos y estrategias. Muchas de las personas trasplantadas hace años, ahora no necesitarían trasplante: los medicamentos se lo hubieran evitado. Se seguirán haciendo trasplantes, pero será una opción marginal, porque no hace falta y porque hay menos donantes.

José María Valle también otea el horizonte de los trasplantes, y concluye:

–El trasplante de corazón proveniente de un animal es una ambición que viene de hace tiempo, pero hay que tener cuidado de utilizar órganos que abran puertas a otras patologías. Hay que avanzar paso a paso y con seguridad, lo mismo que con los corazones artificiales. De momento, tenemos el trasplante de corazón de donante cadáver con buenos resultados a largo plazo.

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