Psicología

Ante la adolescencia, padres que ejerzan como tales

A los jóvenes de hoy no les pasa nada que no ocurriese hace 30 años, solo que los síntomas permutan y cambian de apariencia

Ante la adolescencia, padres que ejerzan como tales

Ante la adolescencia, padres que ejerzan como tales / Esther Blanco y Andrés Calvo

Esther Blanco y Andrés Calvo

Covid, pandemia, contagio, epidemia, salud mental, alarma, desbordamiento, suicidios, trastornos de la conducta y de la alimentación, profesionales impactados y una serie de medidas económicas calmantes para un pueblo más que asustado. Esta es nuestra historia más reciente.

Nuestros hijos pequeños aún se encuentran al calor del hogar y los problemas de los más jóvenes resultan manejables para las familias que consultan a los profesionales, sobremanera por asuntos relacionados con el aprendizaje y el neurodesarrollo. Los problemas ansiosos o depresivos en niños pequeños no suelen llegar a cifras significativas y los problemas conductuales, de haberlos, suponen intervenciones familiares más sencillas donde los padres es fácil que colaboren y estén dispuestos a una participación activa del proceso terapéutico.

Pero cuando los niños abandonan la infancia y ello cada vez ocurre con más premura, los padres comienzan a sentirse desorientados, inquietos y asustados: ¿Y si deja de comer?, ¿y si se autolesiona?, ¿y si quiere suicidarse?, ¿y si quiere cambiarse de sexo? Ningún padre está preparado para responder a esas preguntas porque esas no son las preguntas. ¿Qué hacer como padres con un linfoma de Hodgkin? La respuesta está clara.

Anthony Downs, uno de los economistas políticos más importantes del siglo XX afirmaba que "la historia de los problemas sociales es la historia de su ciclo de atención". Y eso que en 1972 aún no había nacido el fenómeno internet.

La Psiquiatría vivió un glorioso 1987 con el fenómeno Prozac y la explosión de la depresión. El sufrimiento mental se medicalizó y aún hoy sigue viva esa tendencia. Pero hay disidentes y valientes dispuestos a ejercer una crítica de la propia Psiquiatría en beneficio de sus pacientes. Hoy la Psiquiatría está dispuesta a desglorificarse, bajarse de un pedestal donde un día se posicionó.

En pleno 2023 la explosión de problemas de salud mental ha de ser de nuevo cuestionada. Nosotros, desde la Clínica Persum, siempre lo hemos hecho. Los datos estadísticos si se estudian longitudinalmente nos dan la razón. Pero la memoria es corta y "a río revuelto, ganancia de pescadores".

La gestión de las emociones hoy descansa en los psicólogos. Las pautas y consejos se ofrecen por doquier. No hay sistema, ni público ni privado, con capacidad de sostener la educación emocional de nuestros hijos. Hoy parece necesaria la figura del psicólogo, incluso en cada familia.

Da la impresión de que hoy los padres son los psicólogos y los padres biológicos se han convertido en unos "ignorantes" frente a un grupo de expertos armados con toda una serie de "herramientas" y "pautas" al servicio del cliente. Una comercialización de la salud mental con tantas soluciones como problemas planteados.

Queridos padres, no lo apuesten todo a la Psicología. La Psicología aún sigue buscando factores comunes entre escuelas teóricas y cómo integrarlas para ofrecer una mejor atención. O si lo hacen, no se lancen raudos a ello. Y si ya es tarde, pregúntense si su terapeuta está pudiendo acompañarles a una observación lenta, cuidadosa y serena donde cada participante adquiera la capacidad de pensar sobre su funcionamiento individual y familiar.

Sí, pero entonces: ¿qué les ocurre a nuestros adolescentes?

Nada que no ocurriese hace 30 años sólo que los síntomas permutan y cambian de apariencia. Los padres hoy están siendo asustados, deslegitimizados en sus funciones paternas, retirados de la capacidad de regulación y contención emocional de sus hijos.

Los padres no siempre hemos hecho lo mejor para nuestros hijos, eso es obvio. Aún con las mejores intenciones. Y con esa misma intención los padres hoy buscamos ayuda. Vivimos la mejor época en términos de recursos accesibles. Pero tómese su tiempo y reflexione sobre el tipo de relación terapéutica que le ofrecen desde una psicoterapia: no hay sabio y aprendiz, no tenemos consejos, recetas, herramientas, ni pautas. Tampoco permita que el encuentro con su terapeuta se trasforme en una charla amistosa: usted no tiene por qué saber nada de la vida de su terapeuta. Un psicólogo no es alguien sólo "con sentido común", nos ha de caracterizar una sólida formación: pregúntenos por ella. Espere de nosotros una clara articulación de qué podemos hacer por usted y qué no. No siempre es posible el acuerdo. Han de estar claros los objetivos porque serán éstos los que dirijan en última instancia nuestra intervención. Y espere por delante un duro camino de reflexión personal donde padres e hijos participen de ello.

En última instancia, deberán ser intervenciones que fomenten la autonomía basada en su capacidad de reflexión. Usted es un padre inteligente, válido y capaz. No necesita que pensemos por usted. Espere de su terapeuta que éste le legitime, como nunca hasta ahora, para poder pensar por usted mismo y así acompañar a sus hijos en la transición hacia la madurez.

Tracking Pixel Contents