Ni el cirujano con mejor pulso de la región puede hacerle sombra a un Da Vinci bien entrenado. Los dos nuevos robots -bautizados como “Leo” y “Nardo” en honor al inventor y artistas que da nombre a su modelo, Da Vinci- adquiridos por el Principado, por más de 13 millones de euros, para el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y Cabueñes marcarán desde hoy, viernes, un antes y un después en la sanidad asturiana. El modelo elegido, el Da Vinci Xi, es el último disponible en el mercado y permitirá realizar cirugías de alta precisión con un menor nivel de sangrado del paciente, un tiempo de recuperación más ágil y menos días de estancia hospitalaria. Estos dos fichajes, cuyo uso se priorizará para extirpar próstatas, trozos de colon y úteros, darán servicio a pacientes de todas las áreas sanitarias y pondrán al día a una región cuyos profesionales de la medicina veían quedarse atrás en su salto tecnológico respecto a otros territorios. Existen más de 120 Da Vinci funcionando en otros quirófanos del país. En Asturias, en el Centro Médico, de titularidad privada, funciona desde 2019 otro modelo de la misma marca.
El robot
La Consejería de Salud ha comprado dos aparatos de la serie Da Vinci Xi, el último modelo de la ya conocida marca de cirugía robótica. Tras sendas intervenciones de inauguración, hoy viernes, dará paso a una fase de formación del personal quirúrgico, ya que para operar por su cuenta los profesionales deben acreditarse en el manejo de ciertas técnicas concretas. Los implicados auguran aún un par de meses de rodaje antes de poder operar a un ritmo normal.
Cada robot incorpora, en esencia, tres piezas. La primera, una consola quirúrgica, con pedales y mandos manuales de control, como en un juego de simulación. Con práctica, el aparato estudia a escala los movimientos de las manos del cirujano y permite jugar con los planos de las imágenes, lo que posibilita un nivel de precisión en los cortes que el talento humano por sí mismo no puede lograr. La segunda pieza es el llamado carro del paciente, con los cuatro brazos quirúrgicos que operan al usuario y cuyos movimientos el cirujano controla desde la consola. Estos brazos pueden equiparse con cualquier instrumento quirúrgico conocido y su colocación y manejo corre a cargo de enfermeras. El tercer componente es la torre de visión, que funciona como la centralita de toda la instalación. A la larga, en el HUCA y Cabueñes cada cirujano tendrá su "perfil" guardado en esta torre con las cirugías que ha realizado y sus preferencias técnicas archivadas. La torre, además, lleva una pantalla para que el personal sanitario que no esté manejando la consola pueda ver la evolución de la cirugía.
Cortes precisos, mejores pronósticos
Los robots Da Vinci están concebidos para realizar cirugías delicadas. Las más sencillas, al menos con la tecnología actual, son más fáciles de realizar con una operación convencional. Pero el robot se vuelve aliado cuando las cosas se complican por varios motivos. El primero, el campo de visión, mucho más nítido. En Cabueñes, el personal explica que operar con estos aparatos se asemeja a "estar dentro del abdomen".
Mejora también la precisión de los movimientos: el robot detecta y elimina pequeños temblores. Un cirujano entrenado tiene muy buen pulso, pero esa capacidad se deteriora en cirugías muy largas sin descansos, y con el robot también puede realizar giros que no puede hacer con su muñeca. La mano gira 180 grados. Los brazos del Da Vinci, 360. Los procesos de suturas y anastomosis son más sencillos y más seguros con el robot. Todo esto hace que el paciente sangre menos y que, tras la cirugía, se recupere en general más rápido y con un menor riesgo de complicaciones. El proceso pasa también menos factura física al cirujano.
Las cirugías de ahora y las que vendrán
La cirugía robótica se estrena hoy en la sanidad pública de Asturias con dos prostatectomías, una intervención urológica para extirpar la glándula prostática. Es una de las operaciones más seguras y contrastadas para un Da Vinci. Pronto comenzarán a realizarse, capitaneadas por los servicios de Cirugía General de ambos hospitales, colectomías –extirpaciones de colon– y resecciones de recto que, al igual que las prostatectomías, exigen un alto nivel de precisión para reducir el riesgo de incontinencia en sus pacientes. Ginecología realizará después extirpaciones de útero y fibromas uterinos, procedimientos también muy habituales en cirugías robóticas.
Cuando el personal sanitario tenga más experiencia con las máquinas, lo previsible es que la hoja de ruta incorpore cirugías algo menos habituales con un Da Vinci, pero cuyas técnicas ya han sido también estudiadas. En otros hospitales, por ejemplo, es ya habitual usar robots para extirpar trozos de riñón o riñones enteros, y también para resecciones de hígado o cirugías de esófago.
Los hospitales con más años de rodaje a sus espaldas con estos robots han comenzado también a extirpar páncreas, vejigas y ganglios linfáticos, aunque Asturias, que hasta ahora se había quedado atrás en la cirugía robótica, aún tendrá que esperar un tiempo para exprimir todas las posibilidades de este gran avance tecnológico.