A los 18 años, la vida de Sandra López Paredes dio un giro de 180 grados al serle diagnosticada una esclerosis múltiple. "El primer brote no dejaba lugar a dudas, tenía todos los síntomas de la enfermedad, no me podía mover, era incapaz de llevarme una cuchara a la boca", cuenta la joven de 37 años, residente en Villalegre (Avilés).
Ese fatídico 2005 tuvo que poner rumbo a Valladolid, junto a su familia, ante las pocas esperanzas que le ofrecían en Asturias. "Estaba increíblemente mal, tetrapléjica, no hablaba, no era una persona, era alguien que se estaba muriendo", recuerda López.
En la comunidad castellana encontró a su "salvador", su médico, y empezó un lento proceso de recuperación que la llevó a estar diez años en silla de ruedas. Poco a poco, fue recobrando la movilidad de las manos, tuvo que aprender de nuevo a hablar, a escribir y a caminar partiendo de una motricidad casi nula. "Fue una recuperación muy dura hasta conseguir avanzar. He recibido mucha rehabilitación y muchísimos medicamentos. Llevo ya siete tratamientos diferentes", relata la joven.
"Me da cariño y seguridad, está siempre que lo necesito"
Con casi un 90 por ciento de discapacidad, la vida de Sandra López se compone de días "buenos, perores y malísimos". "Me cuesta mucho caminar, pero intento hacer una vida normal, dentro de lo que cabe", puntualiza.
Sus rutinas han cambiado por completo desde que apareció "Zen" en su vida, un border collie de 19 meses que llegó a ella "porque un ángel bajó del cielo y me lo trajo". Desde entonces, Zen está en formación para ser perro de asistencia, un apoyo con el que pueden contar enfermos de esclerosis múltiple y que muchos desconocen. "No sabía que una persona con mi enfermedad podía tener un perro para discapacitados. Como la mayoría de la gente, pensaba que era solo para invidentes". Fue gracias a una de sus sobrinas como descubrió que podía optar a un perro de asistencia. "Su hermana cría border collies y me dijo que tenía el perro perfecto para mí. Antes de que Zen llegara a casa, ya lo quería", indica.
Un amor a primera vista en el que ha tenido mucho que ver Raquel González, instructora y fundadora de la asociación sin ánimo de lucro "Achucho, perros de asistencia", dedicada a acercar este tipo de canes a las personas con discapacidad. "Es una raza de perro muy orientado a su guía, como cuando pastorean. Es una habilidad innata en él que favorece a la hora de entrenarlo. Siempre está pendiente de Sandra, es una cualidad espontánea. Esto hace que el vínculo sea un éxito", apunta la instructora.
Esta condición convierte a Zen en el apoyo perfecto cuando Sandra López se desmaya y sufre una crisis de ausencia. "Él está superpendiente y acude al rescate", dice González.
Traer el neceser de las medicinas: ahí está Zen. Encender y apagar interruptores: ahí está Zen. Colaborar poniendo la colada: ahí está Zen. Ayudar a su dueña a desatarse y quitarse las zapatillas... Éstas y otras son tareas que está aprendiendo a ejecutar, aunque sin duda es la ayuda psicológica la que más agradece la joven. "Me aporta cariño, seguridad, tranquilidad... Siempre está ahí para mí. Sabe cuándo estoy mal con solo mirarnos. Eso hace que cuando mi marido se marcha a trabajar yo nunca me sienta sola", indica la paciente avilesina sin quitar los ojos de Zen. Esta autonomía permite a la joven salir a la calle a pasear con la seguridad de que ante un desmayo o una crisis convulsiva el perro sabrá cómo actuar.
Asturias ya reconoce la figura del perro de asistencia
Sandra López se considera afortunada al tener al cachorro en su vida. Sin embargo, recalca lo poco extendida que está la figura del perro de asistencia para enfermos de esclerosis: "Es muy importante que se sepa, porque muchos podrían beneficiarse de ello. La gente no llega a ser consciente de todo lo bueno que aporta un perro así a tu vida".
Ataviado con un peto en el que puede leerse "Perro de asistencia en formación", Zen es uno de los canes reconocido con esta categoría por el Principado de Asturias, una condición que lo hace apto para acompañar a Sandra López a cualquier espacio público, como transporte, cines, restaurantes, centros hospitalarios, hoteles... En todos los lugares de acceso público, excepto quirófanos, lugares de manipulación de alimentos y agua de piscinas. "Había una ley en vigor, pero no se sabía cómo se iba a poner en práctica", señala Raquel González.
Gracias a ello, Zen no se despegó de Sandra López durante su último ingreso hospitalario, en el que el cachorro se ganó a enfermeros y médicos del Hospital San Agustín. "Venían más a verlo a él que a mí", ríe Sandra.
Zen sigue con atención toda orden que le da la joven, sin dejar ni un minuto de estar pendiente de ella. Un compañero de vida que la hace reír, pasear y llevar con mejor ánimo los días más duros a causa de la esclerosis múltiple. "Junto con mi familia y mi marido, Zen es un ángel para mí", confiesa Sandra López Paredes.
Así actúa «Zen» ante una crisis de su dueña
1. Estado de alerta
El perro, siempre pendiente de Sandra López, acude rápidamente cuando ésta se desvanece en el sofá al sufrir una crisis de consciencia.
2. Avisa y atiende
"Zen" ayuda a la joven a volver en sí con lametazos, un método menos invasivo de como se procedería en un hospital, golpeando el rostro de la paciente.
3. Misión cumplida
El perro también emplea su cuerpo para ayudar a su dueña a recuperar la consciencia.