Entrevista | Roberto García Braña Protagonista de una pionera cirugía en asturias que supuso integrarle una prótesis en el fémur

El relato de un gijonés con una prótesis pionera en la pierna: "Nunca olvidaré lo que sentí cuando me pusieron de pie"

"He tenido que aprender a andar porque ahora uso los músculos que no había trabajado en 43 años", relata Roberto García Braña

Roberto García Braña, caminando por el puerto deportivo gijonés; arriba, dos detalles del implante integrado.

Roberto García Braña, caminando por el puerto deportivo gijonés; arriba, dos detalles del implante integrado. / Á. González

Roberto García Braña (Grandas de Salime, 1981) ha iniciado el 2025 con el firme objetivo de adaptarse plenamente a la prótesis que los profesionales del servicio de Traumatología y la sección de Prótesis del servicio de Medicina Física y Rehabilitación del HUCA le integraron en su fémur el pasado 22 de mayo. Este vecino de Gijón, al que una malformación congénita le privó de parte de una pierna, no titubea al afirmar que esta cirugía pionera en Asturias, y que solo se había practicado antes en otro hospital español, supuso "el inicio de una nueva vida" como amputado. Llega a la sede de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón sonriente y apoyándose en su bastón, del que espera desprenderse en unos meses.

Más de medio año con nueva prótesis. ¿Valoración ?

La prótesis convencional que me acompañaba desde hace tiempo me estaba dando problemas. Sufría infecciones, roces en la piel por los encajes y me salían unos bultos que se iban hinchando hasta que reventaban y salía incluso sangre. Todo eso está arreglado completamente. Lo único que todavía tengo son muchas molestias musculares. Así que la valoración es buena aunque de momento no pueda decir que sea la solución perfecta. Lo mío es algo más complicado que otras amputaciones porque es un problema de nacimiento y mi cadera y mi cuerpo no estaban acostumbrados a ese peso corporal que ahora están soportando. Entonces, claro, va más lento. El chico siguiente al que operaron, con el que tengo mucho trato, se está recuperando muchísimo mejor. Yo estoy satisfecho, ha merecido la pena y confío en que todo va a ser mucho mejor que antes, ya que en poco tiempo he notado progreso.

¿Cómo explicaría qué le ha supuesto esta novedosa cirugía?

Ha supuesto que se abriera todo un campo de oportunidades y una nueva vida para mí porque tuve que aprender a andar. La manera anterior que tenía de caminar, con el encaje clásico, no tenía nada que ver con lo que tengo que hacer ahora. Antes, al dar el paso hacía el movimiento con la cadera. Ahora lo hago con los músculos de la pierna, que requiere mucho menos esfuerzo. Eso sí, estos músculos nunca habían trabajado eso hasta los 43 años. De ahí que me esté costando poder estar al 100%.

"Nunca olvidaré lo que sentí cuando me pusieron de pie"

Detalle del implante integrado. / Á. González

¿Y algo más?

Siento las cosas que piso. Es decir, me permite ir andando por la calle de forma más natural y sabiendo si piso por baldosas, por hormigón o por prao. Si golpeo algo con la puntera ahora ya lo noto arriba, en el hueso. Son beneficios secundarios porque el principal problema era que me salieran esos bultos, que eran muy dolorosos y que hacían que por las mañanas casi no pudiera ponerme el montaje.

¿Cómo recibió la noticia de saber que podía contar con esta solución pionera en el HUCA?

Tuve que leer mucho de qué iba todo este tema, hablar con gente... Hasta que me convencí de que podía ser la mejor opción que tenía me causaba bastante respeto porque no dejaba de pensar que me iban a poner un hierro que iba a salir de la piel para afuera. Y eso, mucho gusto no da. Pero ya me acostumbré.

¿Cuándo comenzaron a hacerse notar los problemas de su prótesis convencional de anclaje?

Entre 2018 y 2019 empecé a tener molestias con las infecciones y los bultos. Hasta esa fecha podía hacer vida normal. Pero con esos problemas, por ejemplo, mi día a día como operario cambió. Al principio trabajaba en un taller de soldadura y después cambiamos a las máquinas plegadoras. Los problemas que sufría se convirtieron en un impedimento porque había días en los que no aguantaba de pie.

¿Cómo ha llevado el proceso de rehabilitación?

Al principio di pasos de gigante y fue emocionante. Salí del hospital un sábado y el lunes ya empecé la rehabilitación, todos los días de lunes a viernes en dos sesiones. Me levantaba a las seis de la mañana y llegaba a casa a las cuatro o las cinco de la tarde durante seis semanas. Reconozco que fue muy duro.

"Nunca olvidaré lo que sentí cuando me pusieron de pie"

Detalle del implante integrado. / Á. gonzález

¿En qué consistían las sesiones?

Se trataba de ir haciendo carga en el hierro. Me ponían una báscula, me colocaba de pie y tenía que ir subiendo el peso cada semana. Empecé con cinco kilos, después 10, 15… Y así, hasta alcanzar la mitad de mi peso corporal, a las seis semanas. Ahí ya fue cuando me pusieron de pie. Nunca lo olvidaré. Además de los dolores que tenía por lo nervioso que estaba, notar cómo se hundía la zapatilla debajo de mí, que era algo que nunca jamás había sentido, fue increíble. Flipé. Todavía me emociono al recordarlo. Durante todo ese tiempo, la fisio Raquel Sánchez estuvo apoyándome. Me ayudó mucho mentalmente.

Eso, mentalmente. ¿Cómo ha sido?

Muy jodido. Sobre todo al principio, por los dolores y las molestias. Las primeras semanas tras ponerme de pie hubo un momento en el que dije: "Uf. Igual esto no era lo mejor y no puedo volver a andar en la vida". En agosto ya parecía que había dado un salto grande de mejoría; luego volvió a estancarse y después hubo otro arreón. Va así. Progreso a saltos.

¿Cuánto camina ahora?

Creo que ahora igual aguantaba a bajar desde mi casa, que está en Contrueces, hasta el puerto deportivo. Aunque por ahora voy con el bastón. Parece que si voy sin él todavía me falla un poco la pierna.

¿Y tiene margen de mejora?

Ese margen es que se quiten todas las molestias y poder andar sin bastón. Esperemos que en un par de meses ya pueda estar sin él. He acabado la rehabilitación y para acelerar el proceso sigo yendo al gimnasio. Al HUCA voy una vez al trimestre, pero para que me revisen que todo va bien en la zona del fémur.

¿Cómo lo está viviendo su familia y su entorno?

Para mi mujer, Sandra Allonca, fue duro. Tania, mi hija de 16 años, lo lleva bien. Para ella soy un ejemplo de superación y no hay nada más grande que un hijo te vea como lo mejor. Ahora, por suerte, puedo ir a todos los sitios que van ellas.

¿Cuándo volverá a trabajar?

Me acaban de enviar del INSS la notificación de que debo volver a trabajar después de estar dos años de baja. Me parece una pasada porque no estoy para estar de pie ni para coger peso. Creo que cuando se me quiten las molestias sería la fecha ideal. Dicen que suelen tardar un año en desaparecer, cosa que yo no veo muy clara aún. Con dolores y con bastón no sé muy bien qué voy a hacer porque yo necesito las manos para moverme por el taller. No quiro caer y tener un retroceso. Un golpe ahora mismo en el implante no creo que sea bueno, así que tendré que presentar un recurso para ver si logro tener un poco más de tiempo de recuperación.

 ¿Y si algún aspirante a este tipo de prótesis le pregunta qué tal?

La semana pasada me llamó un chico para preguntarme si lo volvería a hacer. Le dije que sí. La fase de recuperación es chunga, pero volvería a pasar por ello.

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