Qué es la dieta flexitariana y por qué puede ser beneficiosa para tu salud
Combina los vegetales con el consumo de carne en menor medida

Qué es la dieta flexitariana y por qué puede ser beneficiosa para tu salud
Miriam Ordóñez
La dieta flexitariana es una dieta saludable y sostenible con el medio ambiente que promueve una mayor ingesta de alimentos de origen vegetal, siendo al mismo tiempo flexible al incluir, aunque en menor medida, alimentos de origen animal. Además, es una forma para que aquellos que siguen una alimentación vegetariana no prescindan de los nutrientes que aportan de manera natural algunos alimentos como la carne.
Es importante, para poder seguir esta dieta, pasar los alimentos cárnicos y del mar a un segundo plano para hacer de los vegetales los protagonistas de tu alimentación. Esta forma de comer, más allá de ser una dieta, es considerada como "estilo de vida", pues responde a las preocupaciones ideológicas como puede ser el bienestar de los animales o la sostenibilidad del planeta.
Asimismo, esta dieta puede ser una aliada para adelgazar, ya que servirá para aprender a comer más limpio, más nutritivo y más natural. Para poder seguirla, debemos basar nuestra alimentación en el consumo de fruta, verdura, cereales y legumbres, de tal forma que no sería veganismo pues se permite comer lácteos, huevos y miel.
El consumo de las carnes y el pescado sería de manera muy puntual, de tal forma que se permite la ingesta de proteína animal que el cuerpo necesita para su correcto funcionamiento sin utilizar ningún tipo de sustituto alimenticio. Este tipo de dieta incluye evitar los atracones, favoreciendo la digestión con cinco comidas.
Beneficios de esta dieta
Uno de los principales beneficios de este estilo de vida es la mejora de la salud cardiovascular, ya que promueve un mayor consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, reduciendo la ingesta de grasas saturadas presentes en las carnes rojas. Como resultado, los niveles de colesterol tienden a bajar, disminuyendo el riesgo de enfermedades cardíacas.
Otro beneficio destacado es el control del peso corporal. Al basarse en alimentos de origen vegetal, que suelen ser bajos en calorías y ricos en fibra, la dieta flexitariana favorece la sensación de saciedad, lo que ayuda a evitar el exceso de comida y el aumento de peso. Diversos estudios han mostrado que quienes siguen dietas predominantemente vegetarianas suelen tener un índice de masa corporal más bajo en comparación con quienes consumen carne regularmente.
Además, esta dieta puede contribuir a la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. La inclusión de alimentos vegetales variados y mínimamente procesados aporta una gran cantidad de antioxidantes, vitaminas y minerales que fortalecen el sistema inmunológico y combaten la inflamación.
Desde una perspectiva ambiental, la dieta flexitariana también tiene un impacto positivo. Reducir el consumo de productos animales ayuda a disminuir la huella de carbono, el uso de agua y la degradación del suelo asociada con la ganadería intensiva. Finalmente, esta dieta es más sostenible social y económicamente, ya que no requiere cambios drásticos en los hábitos alimenticios y permite mayor adaptabilidad cultural y personal, lo que facilita su mantenimiento a largo plazo y promueve una relación más consciente con la alimentación.
Otras dietas beneficiosas
La dieta mediterránea es una de las más recomendadas; se basa en frutas, verduras, aceite de oliva, pescado y cereales integrales. Es rica en antioxidantes y grasas saludables, lo que favorece la salud cardiovascular.
La dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) fue diseñada para reducir la presión arterial. Es baja en sodio y rica en potasio, calcio y magnesio, presentes en frutas, verduras, lácteos bajos en grasa y granos integrales.
La dieta cetogénica (o keto), que se basa en una ingesta alta de grasas saludables, moderada en proteínas y muy baja en carbohidratos. Este enfoque lleva al cuerpo a un estado de cetosis, en el que utiliza grasa como fuente principal de energía. Puede ser útil para perder peso, controlar la glucosa en personas con diabetes tipo 2 y mejorar la concentración, aunque requiere supervisión médica a largo plazo.
La dieta paleo, inspirada en la alimentación de los ancestros cazadores-recolectores, se centra en alimentos naturales como carnes magras, frutas, verduras, nueces y semillas, excluyendo productos procesados, lácteos, legumbres y granos. Promueve el consumo de alimentos sin aditivos, lo que puede mejorar la digestión y reducir la inflamación en algunas personas.
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