Los dos asturianos que devuelven la vista en África a quienes nunca pierden la sonrisa: una gran historia de solidaridad

El oftalmólogo Jorge Lorenzo y la enfermera Eva González devuelven la vista a los que nunca pierden la sonrisa: "Allí descubres el valor de las pequeñas cosas"

VÍDEO: Jorge Lorenzo y Eva González, los héroes sin capa que curan la ceguera en África

J.A.

Oviedo

Hoy quizás haga un día muy bonito, pero ellos no podrán verlo. Tendrán dificultades para ir a la escuela o al trabajo, cruzar la calle o salir de casa porque "no es lo mismo ser ciego en África que ser ciego aquí". Allí, toda la familia tiene que cuidar de la persona enferma, no hay semáforos y muchos niños, por ejemplo, no van al colegio por cuidar a un familiar ciego. "Si tú operas a ese familiar, ese niño puede escolarizarse". Su vida, la vida de ellos, está limitada por una ceguera total. "Ellos" son los pacientes a los que los asturianos Jorge Lorenzo, oftalmólogo, y Eva González, enfermera, ayudan no sólo a que puedan volver a ver, sino a llevar una vida "normal".

"Recuerdo a un chico en Guinea, era ciego total, no podía ver absolutamente nada. Le operamos y en mi mente quedó grabada su reacción al ver a su madre por primera vez. No sé explicar su cara, solo sé que nos echamos a llorar", comenta González.

En África todo es diferente. "Allí tú vas a ayudar y la gente se muere de hambre", apunta Lorenzo. Y añade: "Cuando vas por primera vez, te das cuenta de la suerte que tenemos. Aquí, una cirugía puede solucionar en cinco minutos un problema que allí, por falta de oportunidades, te deja ciego".

Arriba, los sanitarios asturianos. Debajo, durante una cirugía en un quirófano improvisado que sufre un apagón. | f. rodríguez |  LNE

Los sanitarios durante una cirugía en un quirófano improvisado que sufre un apagón. / LNE

En 2007, Jorge Lorenzo comienza su andadura en el mundo de la cooperación internacional, trabajando como voluntario en países como Vietnam, Guinea o Etiopía. Años más tarde conoce a Eva González, enfermera, quien decide acompañarle a África como voluntaria, con la ONG Stop Ceguera, en la que ostentan los cargos de presidente y vocal, respectivamente. "Realizamos campañas quirúrgicas de dos semanas, sensibilizamos a la población y damos formación al personal de allí. Operamos a personas con ceguera total, sobre todo con cataratas", apunta Lorenzo.

En África, los recursos son muy limitados. "No hay hospital como tal, nosotros lo que necesitamos es una habitación que tenga una camilla, porque el material quirúrgico lo llevamos nosotros desde España". Gracias a Stop Ceguera, que lleva más de veinte años en activo, han conseguido que dentro de poco tiempo puedan abrir una clínica en Etiopía con la idea de realizar al año "una o dos campañas fijas". Lo más complicado en estos países es la burocracia. "Nuestro objetivo es que la gente conozca la ONG, porque todas las campañas quirúrgicas necesitan financiación, además de apoyo y colaboración de todo tipo", señala Eva González. La parte buena de la historia es que "con una mínima ayuda se puede hacer muchísimo".

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Pacientes de la consulta africana de Eva González y Jorge Lorenzo. / LNE

Trabajar allí es todo un reto, pero, aunque pueda resultar sorprendente, África da a estos sanitarios una satisfacción que en Occidente no encuentran: "Están todo el día sonriendo, los niños juegan con otros niños, la gente se saluda y habla por las calles, es como retroceder en el tiempo", subraya la enfermera. Y precisa: "Muchas veces no tenemos cobertura; de hecho, allí es normal estar tres días sin luz, y nosotros hemos operado sin luz. En España, ha habido un apagón y la gente casi se vuelve loca".

En un momento de la entrevista, el doctor Lorenzo reflexiona:

–¿Sabes qué hay en África que no tenemos aquí? Tiempo.

El oftalmólogo abunda en su pensamiento:

–Cuando regreso a España tras volver de una campaña en África, siento que voy corriendo a todos lados. A veces pienso que soy más feliz allí que aquí.

Su compañera escucha con gesto de complicidad y puntualiza:

–No nos cuesta adaptarnos a África. Lo que nos cuesta es regresar a casa.

Y es que, una vez que se descubre lo que significa ser ciego en África, lo que cabe plantearse es si la mayor ceguera es la de quienes lo tienen prácticamente todo y no valoran casi nada. Concluye Lorenzo: "Allí descubre el valor de las pequeñas cosas".

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