¿Cuánto influye el diseño de las viviendas en la salud de las personas?

El diseño de las viviendas ha de ser fruto de una deliberación abierta, democrática y colaborativa

La relevancia del hábitat en la salud de las personas

La relevancia del hábitat en la salud de las personas / LNE

Manuel García Rubio

Manuel García Rubio

Manuel García Rubio es patrono de Fundación Inclínica - Salud y Hábitat. También firman este artículo los patronos de dicha fundación Jesús Sanmartín Mariñas (presidente), Armando Adeba García (vicepresidente) y Enrique Fernández Bustillo (vocal); Covadonga Santianes Álvarez (secretaria), y los miembros del consejo asesor Daniel Martínez Fernández (presidente), Mario Bango, Pedro Cervilla Martínez, José María González Gancedo y Andrés López y López

Existen evidencias científicas de la trascendencia del hábitat de las personas en su salud, en un doble sentido: por un lado, porque es escenario y causa de numerosas enfermedades, hasta el punto de que se ha llegado a decir que el código postal condiciona la calidad de vida de los individuos; por otro lado, porque la necesaria coordinación e integración de las políticas públicas sanitarias, asistenciales y sociales requiere de ciudades, edificios y viviendas sostenibles y promotoras de salud y de sociabilidad, pero que, además, faciliten la labor de los profesionales del cuidado, de modo que la atención y la hospitalización domiciliarias, o la telemedicina, por poner dos ejemplos, puedan ser ejercidas de manera óptima, sin obstáculos físicos, sin dificultades logísticas, sin pérdidas de tiempo y sin mayores riesgos.

En este contexto, las enseñanzas de la experiencia humanitaria más dramática del último siglo, la del covid-19, no han hecho sino confirmar en la práctica lo que en el terreno teórico ya se había expresado rotundamente. La conclusión es clara: no tenemos por qué aceptar que los edificios "colmena", con barreras arquitectónicas y sin espacios de socialización, situados en ámbitos sin servicios de proximidad, sean el único modelo posible para la rehabilitación y el crecimiento de nuestras ciudades.

El análisis de esta realidad ha sido abordado desde diferentes ángulos. Ahora bien, no basta con un enfoque especializado de cada uno de los elementos que inciden en la problemática señalada, sino que es preciso un tratamiento holístico del conjunto, en permanente discusión y revisión.

Para ello, se impone el diálogo y la colaboración de toda clase de agentes públicos y privados, ya sean de ámbito local, autonómico, estatal o incluso europeo. Además, por lo que se refiere a nuestra comunidad autónoma, debería incidirse de manera especial en el rasgo más preocupante de su perfil demográfico: el del envejecimiento.

Consecuentemente, proponemos un debate que no puede limitarse a los ámbitos tradicionales del urbanismo, la arquitectura y la ingeniería, sino que también ha de abarcar los campos medioambiental, sanitario, asistencial, jurídico, económico, financiero, fiscal y tecnológico. En todos ellos existen resabios y respuestas del pasado que podrían lastrar las soluciones más eficaces y eficientes.

Dicho de modo esquemático, entendemos como prioritario el análisis crítico de los actuales entornos jurídico, económico y técnico en los campos de la edificación y del urbanismo, con el fin de detectar inercias improductivas y proponer nuevos criterios de diseño y construcción de edificios y viviendas (ampliación de los conceptos de vivienda protegida y de equipamientos dotacionales, mayores exigencias de accesibilidad, búsqueda de la flexibilidad en la división horizontal de ciertos inmuebles, propuestas de normativas edificatorias y urbanísticas más específicas, etcétera).

También, en los ámbitos asistencial y sanitario, para una mejor definición de los límites de ambos, favoreciendo, entre otros objetivos, la asistencia médica ambulatoria, optimizando los recursos de asistencia primaria y hospitalaria y facilitando una mayor flexibilidad a la asistencia social, incluida la teleasistencia.

Igualmente, en el campo económico y financiero, para examinar todos los aspectos que afectan a la vivienda, así como la función social que deben cumplir determinados fondos de inversión colectiva.

Por supuesto, en el campo fiscal, para discriminar positivamente las viviendas "para toda la vida" (lifetime homes, en la terminología anglosajona), así como para no penalizar la utilización de recursos propios en la atención de determinadas situaciones (particularmente, las de fragilidad y dependencia).

Por fin, en los campos del seguro, para la definición de la mejor póliza de dependencia, y tecnológico, para la aplicación actualizada de los avances en la materia.

En línea con lo anterior, creemos que los colectivos profesionales afectados deberían participar activamente en la fase de información pública de toda clase de planeamientos urbanísticos y de ordenación del territorio, para lo cual es precisa su implicación previa en el análisis de los problemas planteados.

En definitiva, el diseño de nuestro hábitat ha de ser fruto de una deliberación abierta, democrática y colaborativa, y no de la pereza mental o de la inercia burocrática.

Es cuestión de salud.

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