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Doctora Porro Fernández, cardióloga: "El Inclisirán puede transformar la forma de controlar el colesterol"

La cardióloga Rosa Porro Fernández explica cómo funciona este tratamiento y por qué supone un avance para la prevención cardiovascular.

Inclisirán: el “nuevo” frente al colesterol elevado que podría marcar un punto de inflexión

Inclisirán: el “nuevo” frente al colesterol elevado que podría marcar un punto de inflexión / Freepik

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España y están detrás de 1 de cada 4 defunciones. Por ello, controlar uno de los factores protagonistas —el colesterol LDL— es clave. “Existe evidencia científica que permite confirmar que la exposición al colesterol LDL es un factor causal de enfermedad cardiovascular”, explica la cardióloga Rosa Porro Fernández. Cada vez que se reduce en 1 mmol/l (39 mg/dl) el LDL se asocia a una caída del 20 % en eventos cardiovasculares.

Sin embargo, en la práctica clínica hay un problema: entre los pacientes de “muy alto riesgo” (por ejemplo, aquellos con cardiopatía isquémica) solo un 15 % consigue niveles de LDL por debajo de 70 mg/dl y apenas un 3% alcanza objetivos de menos de 55 mg/dl. Este desfase es lo que abre la necesidad de nuevos tratamientos. Y entre ellos ha emergido, según el criterio de la doctora Porro, expresado en un documento compartido en su web personal, el Inclisirán.

Los argumentos de la cardióloga

Según la doctora Porro Fernández, “Inclisirán es un medicamento innovador en el tratamiento de la hipercolesterolemia, particularmente en pacientes que presentan un riesgo elevado de enfermedades cardiovasculares”. Su mecanismo se sustenta en la tecnología de ARN interferente: “Permite una reducción significativa de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) al interaccionar dentro del hepatocito con el complejo RISC intracelular para evitar la producción de la proteína PCSK9, permitiendo mayor presencia de receptores LDL que capten el LDL circulante de la sangre”.

Gracias a esa actuación, “se facilita la eliminación de estas partículas del torrente sanguíneo, lo que resulta en un descenso significativo de sus niveles”. Esta mejora en el perfil lipídico implica “también (…) importantes implicaciones en la prevención de enfermedades cardiovasculares”.

Otro aspecto clave que destaca la cardióloga es la frecuencia de administración: “Permite una administración menos frecuente y este aspecto es fundamental, ya que la adherencia a largo plazo es uno de los mayores desafíos en el tratamiento de la hipercolesterolemia”.

En efecto, el calendario terapéutico es mucho más cómodo que muchas terapias clásicas: “Consiste en una inyección inicial, otra dosis a los 3 meses y posteriormente una dosis de mantenimiento cada 6 meses”. Esto beneficia al paciente que, por ritmo de vida o por complejidad de tratamiento, abandona las terapias convencionales.

Buena tolerancia

En cuanto a tolerabilidad, la doctora Porro Fernández apunta que “generalmente es bien tolerado pero como cualquier medicamento, puede presentar algunos efectos secundarios”. Los más frecuentes que menciona incluyen “reacciones en el lugar de la inyección” —como enrojecimiento, dolor, inflamación o picazón— y “dolor en articulaciones”. A su vez, destaca que “no presenta interacción clínica significativa con otros medicamentos ni requiere reajuste de dosis por edad, patología renal o hepática”.

Este perfil más sencillo de manejo puede marcar la diferencia en pacientes con múltiples comorbilidades o tratamientos complejos. Finalmente, la cardióloga resume, en un documento compartido en su página web, lo que para ella supone el avance: “Podemos resumir que la capacidad de Inclisirán para disminuir los niveles de LDL proporciona una opción adicional para aquellos que no responden adecuadamente a las terapias convencionales. Por lo tanto, representa un avance significativo en la farmacoterapia, con el potencial de transformar la forma en que se controlan los niveles de colesterol y, en consecuencia, la salud cardiovascular general”. En cualquier caso, como es lógico, lo fundamental es consultar siempre en cuestiones de tratamiento al médico de cabecera o cardiólogo que esté tratándonos y seguir a rajatabla sus indicaciones.

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